Читать книгу Así veo yo el tenis - Arturo Núñez del Prado D. - Страница 9
ОглавлениеNo les creas, Garín
(05-11-18)
Durante tus vacaciones, Christian, de seguro mucha gente te va a palmotear la espalda, por tu espectacular rendimiento de fin de temporada.
Te dirán, convencidos, que ahora tu derecho hace mucho daño, y que tu juego de pies ha mejorado una enormidad.
Afirmarán, con mucho entusiasmo, que has madurado mucho, y alabarán tu alto nivel de concentración y garra, para dar vuelta partidos que parecían perdidos.
No les creas, Garín. Por favor, no les creas.
Otros, te dirán que jamás dudaron de tu potencial, que explotaras era solo cosa de tiempo, que solo había que ordenar tu juego y darle un patrón, para que subieras como la espuma en el ranking ATP.
Más de alguno intentará aconsejarte, sobre qué hacer de aquí en adelante en cuánto al calendario, o qué detalles técnicos corregir para dar el salto al top 50.
No les creas. Por favor, no les creas, Christian.
¿Por qué?
Porque los halagos marean.
Y porque hoy los pronuncian casi los mismos que hasta hace muy poco te criticaban, cuándo los resultados no llegaban.
Son los que pusieron el grito al cielo cuándo decidiste dejarlo todo y radicarte en España, para entrenar en la Academia de Rafael Nadal. Son también los que fruncieron el ceño ante tus reiterados cambios de entrenador, cuando parecía que no encontrabas el rumbo.
Son casi los mismos que afirmaban que a tu carácter le faltaba aplomo, para jugar los puntos decisivos, o para las series de Copa Davis.
Decían que tu cuarto de hora ya había pasado, y que todo lo que prometías se había quedado solo en eso, en una promesa, en nada más que palabras.
¡No les creíste, e hiciste muy bien!
Seguiste en lo tuyo, en silencio, confiando en tus medios, de acuerdo a tus tiempos, enfocado en tu objetivo.
Fuiste fiel a ti mismo y eso vale mucho. Hoy, más que nunca.
Tomaste el que te pareció el mejor camino para ti, y el tiempo te dio la razón.
Sigue así. Esa es la clave.
Escuchándote a ti mismo nunca te perderás, porque ahí está la verdad.
¿Qué te puedo decir yo, Christian?
Siempre he pensado, que la preparación de tu revés es demasiado corta.
Pero tampoco me creas a mí. Por favor, no me creas.