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El liderazgo de Massú

(14-02-19)

Chile derrotó a Austria en Copa Davis.

Pero también se podría decir que fue el equipo de Nicolás Massú, el que se quedó con el histórico triunfo.

Y es que, con el tiempo, la figura de este capitán se ha ido agigantando.

¿Por qué?

El viñamarino cumple con el perfil básico que se requiere para el cargo: ex jugador profesional de buen ranking, con experiencia como jugador de Copa Davis y conocedor del circuito ATP.

Pero en su caso, se suman otras virtudes.

Para empezar, es un estudioso de la táctica y la estrategia, junto a las fortalezas y debilidades de los adversarios. Sabe bien cómo hacerles daño.

Pero lo más relevante, es que existe una habilidad blanda que maneja como ninguno: el liderazgo. Ahí es donde marca notorias diferencias.

Un líder no es aquél que imparte órdenes. Ése es un capataz. Un verdadero líder convence. Y el doble medallista olímpico logra eso: se nota que los jugadores le creen ciegamente.

El ex número 9 del mundo ha conseguido algo bastante difícil, que consiste en ser percibido como cercano por los deportistas, pero a la vez inspirar su respeto. Se nota que ha sido empático y ha trabajado el vínculo con cada uno de sus dirigidos, tarea no menor pues las personas son distintas y, para sacarles el máximo rendimiento, todas requieren un trato diferente.

Massú escucha, y toma en cuenta, las sugerencias de los miembros del equipo. También delega tareas. Con eso, consigue alinear a todos en torno al objetivo común, que es ganar.

También es un gran motivador. Siempre muy involucrado y activo durante el desarrollo de los partidos, ha logrado traspasarles a sus pupilos su mentalidad ganadora, junto a la garra que derrochaba cuando representaba a Chile. Con el viñamarino, no hay lugar para la pasividad, ni la abulia.

La prueba de su influencia es que Christian Garín entró a disputar el quinto punto contra Austria, con la polera de su capitán. Nadie sabe con exactitud cuál habrá sido el diálogo previo entre ambos, pero queda claro que tuvo efectos significativos: el segundo singlista nacional jugó punto a punto, lo que hizo que estuviera más relajado y liberara todo su potencial tenístico, que fluyó mejor que nunca en Copa Davis.

El doble medallista en Atenas también ha sacado lecciones. Esta vez no consideró a Nicolás Jarry en el doble, reservándolo para que entrara fresco a disputar el cuarto punto, y depositó su confianza en Tomás Barrios.

Con esa decisión hizo crecer al equipo chileno, porque el chillanejo demostró que es una alternativa válida.

Con Nicolás Massú al mando, nadie es más importante que el grupo y todos tienen marcada a fuego la impronta de su capitán: darlo todo en la cancha.

Pero para que eso ocurra, se deben dominar múltiples herramientas. No basta con ser un gran jugador de tenis retirado.

Hay que ser un auténtico líder.

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