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6. LA TRANSMISIÓN DEL TEXTO
ОглавлениеEl mejor y más antiguo de los manuscritos de Ateneo es el Venetus Marcianus 477 (A), del s. X 103 . Se trata de un códice en pergamino, que en algún momento perdió sus primeros cincuenta folios; en el libro XI hay así mismo dos lagunas 104 , y los últimos tres folios están muy deteriorados. En consecuencia, aparte de lagunas menores, le faltan los dos primeros libros completos, así como el comienzo del libro III; el texto conservado empieza en III 74 A. El manuscrito ya estaba mutilado cuando llegó a Italia desde Oriente en el año 1423, traído por Giovanni Aurispa. A finales del siglo XV lo compra para su biblioteca el cardenal Bessarion.
El Marcianus es, a su vez, copia de un manuscrito perdido en uncial, de entre los ss. V y VI, en scriptio continua , y que carecía de acentos, espíritus, indicación de las intervenciones de los personajes, etc. 105 . Sabemos que se trataba de un códice porque sólo este formato puede dar cuenta del desplazamiento del texto comprendido entre 177 A y 182 B, que en la versión original se insertaba en el actual 187 B. Este códice en uncial era, a su vez, transcripción de un texto más antiguo, contenido en varios volumina o rollos.
El manuscrito A transmite el Banquete de los eruditos en los quince libros que conocemos. Ahora bien, como ya hemos tenido ocasión de indicar, en sus márgenes aparecen una serie de anotaciones en mayúscula, obra de la primera mano, que parecen aludir a una división anterior de la obra en treinta, lo que ha llevado a muchos autores a concluir que el Marcianus sólo contiene un resumen, y no la obra original de Ateneo. Dichas anotaciones, traducidas, son las siguientes:
— Libro III (96 D) fol. 14v (margen dcho.):
De los treinta, final del V, comienzo del VI.
— Fin del libro III, comienzo del libro IV (128 A), fol. 29v (en el texto, col. a):
De los treinta, comienzo del VII.
— Libro IV (154 A), fol. 43r (margen central):
De los treinta, final del VII, comienzo del VIII.
— Fin del libro IV, comienzo del V (185 A), fol. 57v (en el texto, col. a):
De los treinta del Banquete de los eruditos de Ateneo de Náucratis, final del VIII, comienzo del IX.
— Libro V (201 B), fol. 65v (margen dcho.):
De los treinta, final del IX, comienzo del X.
— Fin del libro V, comienzo del VI (222 A), fol. 76v (en el texto, col. b):
De los treinta, comienzo del XI; VI.
— Fin del libro VI, comienzo del VII (275 B), fol. 101v (en el texto, col. a):
De los treinta, comienzo del XIII; VII.
— Libro VII (297 C), fol. 111v (margen dcho.):
De los treinta, final del XIII, comienzo del XIV.
— Final del libro VII, comienzo del VIII (330 C), fol. 128r (en el texto, col. a):
De los treinta del Banquete de los eruditos de Ateneo de Náucratis, comienzo del XV; VIII.
— Final del libro VIII, comienzo del IX (366 A), fol. 149r (en el texto, col. a):
De los treinta, principio del XVI; IX.
— Final del libro IX, comienzo del X (411 A), fol. 178r (en el texto, col. a):
De los treinta, comienzo del XVII; X.
— Final del libro X, comienzo del XI (459 C), fol. 210r (en el texto, col. a-b):
Del Banquete de los eruditos de Ateneo de Náucratis, 〈final del〉 X, 〈comienzo del〉 XI.
— Final del libro XI, comienzo del XII (510 A), fol. 245v (en el texto, col. a):
De Ateneo, 〈final del〉 XI, 〈comienzo del〉 XII.
— Final del libro XII, comienzo del XIII (555 A), fol. 278v (en el texto, col. a-b):
Final del XII, comienzo del XIII.
— Final del libro XIII, comienzo del XIV (612 F-613 A), fol. 315v (en el texto, col. b):
Del Banquete de los eruditos de Ateneo de Náucratis, 〈final del libro〉 XIII, Sobre las mujeres, 〈comienzo del libro〉 XIV.
— Final del libro XIV, comienzo del XV (665 A), fol. 348-349 (en el texto):
〈Final del〉 XIV, (comienzo del) XV.
— Final del libro XV (702 C), fol. 372v (en el texto, col. b):
Del Banquete de los eruditos de Ateneo de Náucratis, 〈final del〉 XV.
Como puede verse, hasta el libro IX las anotaciones, que coinciden unas veces en interior de libro, y otras en la transición de un libro a otro, apuntan a que el modelo del que se copia tiene treinta unidades. El hecho de que en el libro X desaparezcan las referencias a la anterior división en treinta se explica, según Desrousseaux 106 , por una pérdida de celo del autor de las anotaciones, que es normal en comentaristas, epitomadores, etc., a medida que avanza su labor en una obra de gran longitud.
Sin embargo, estas anotaciones del Marcianus admiten una interpretación distinta a la que tradicionalmente se les ha dado, y que ha sido convincentemente defendida por J. Letrouit 107 , quien ofrece la siguiente explicación: la obra de Ateneo constó siempre de los quince libros que testimonia nuestra tradición manuscrita. Ahora bien, el copista del modelo de A, encargado de trasliterar la obra del formato del rollo al del códice, se la encontró contenida en treinta Volumina o rollos, numerados de I a XXX. El contenido de cada rollo no se correspondía con las divisiones internas de la obra, de manera que algunos libros, como el VIII y el IX, estaban contenidos en un solo volumen , pero la mayoría se repartía en más de uno. En un principio, el copista iba anotando concienzudamente al margen cada vez que cambiaba de rollo, sin hacer referencia, en cambio, al número de libro (que constaba en el texto, en los encabezamientos). Sin embargo, al comenzar el rollo núm. 11, señala por primera vez el libro al que corresponde, el VI. A partir de este momento, el copista empieza a dar una numeración doble: una, correlativa con la que venía utilizando hasta entonces, y que indica el número de rollo; y otra nueva, que indica el libro. Finalmente, desde el comienzo del libro XI abandona la indicación del número de rollo, convencido de que éste carece de trascendencia, y pasa ya a notar exclusivamente el de libro, ciñéndose a la división real de la obra.
Por tanto, esta nueva explicación de las anotaciones marginales de A, combinada con el análisis interno de la obra, nos llevan a concluir que, dejando a un lado algunas lagunas y las hojas perdidas en el Marcianus , la versión que hoy conocemos del Banquete de los eruditos es, en lo sustancial, la misma que salió de la pluma de su autor.
Los restantes manuscritos que contienen la obra de Ateneo en su versión completa derivan de A, dado que todos ellos carecen de las partes que faltan en el Marcianus . Los dos más importantes son el Laurentianus LX 1 (B), obra de Demetrio Damilas, de finales del s. XV , y el Palatinus (Heidelbergensis ) 47 (P), copiado en Venecia en 1505-1506 por Paolo de Canale. No proceden directamente de A, sino de una copia de mediados del s. XV , hoy perdida, que se hizo con posterioridad a la mutilación del Marcianus , y que a su vez sirvió de base a Musurus para la edición aldina de 1514 108 .
Las partes que faltan en A pueden suplirse parcialmente gracias a un epítome que resume la obra con bastante fidelidad, aunque de un modo un tanto ecléctico. Unas veces el epitomador, un hombre indudablemente docto, parafrasea el texto empleando sus propias palabras; otras, cita literalmente trozos más o menos extensos, que a veces se reducen a pequeñas pinceladas; en ocasiones, se limita a destacar una expresión o palabra que llaman su atención, etc. Sabemos que este resumen fue utilizado por Eustacio de Salónica en el año 1175, y se discute si él mismo promovió su confección, o si incluso lo elaboró personalmente.
Este resumen ha llegado hasta nosotros a través de cuatro manuscritos principales 109 : el Laurentianus LX 1 (B), ya mencionado, que completa el texto del Marcianus con el del Epítome; el Parisinus Suppl. Gr . 841 (C), obra, como el anterior, de la mano de Demetrio Damilas; y, finalmente, el Laurentianus LX 2 (E), del que deriva el Erbacensis 4 (R), ambos copiados en Roma hacia 1490 por Jacob Questenberg. Los tres primeros (B, C, E) son copias directas de un mismo modelo perdido. A ellos hay que añadir el manuscrito Hoeschel (B. M. Bibl. Regia 16 D. X.), escrito por Miguel Damasceno en la primera mitad del s. XVI , y al que le faltan las páginas iniciales hasta III 82 F.
Los estudiosos del texto de Ateneo han mantenido tradicionalmente dos posturas enfrentadas respecto a la filiación de este epítome. Mientras algunos, entre los que se incluyen G. Kaibel 110 , S. P. Peppink 111 y A. M. Desrousseaux 112 , defienden que el Epítome procede de una tradición independiente de A, otros, entre los que se hallan por ejemplo Cobet y Hemmerdinger 113 , sostienen que el Marcianus es también la fuente del epítome. El más reciente defensor de esta última postura, J. Letrouit 114 , aporta cuatro argumentos, en parte originales, que nos convencen de que, en efecto, el epitomador realizó su trabajo a partir del manuscrito A. Se trata, en resumen, de los siguientes:
1) El Marcianus (y con él todos los restantes manuscritos que contienen la obra completa) presenta, como ya se ha dicho anteriormente, una transposición del texto comprendido entre 177 B y 182 B. En el modelo de A, varias hojas correspondientes al libro V, que por su contenido deducimos que originariamente se insertaban en el actual 187 B, fueron inadvertidamente desplazadas de lugar, y pasaron al libro IV. Los editores, desde Casaubon, las restituyen a su lugar originario. Pues bien, dicho desplazamiento ha afectado igualmente al Epítome .
2) En XII 525 C el Marcianus presenta un escolio de segunda mano que coincide literalmente con el que el epitomador copia de su modelo en este mismo punto.
3) Se señalan sesenta pasajes, procedentes de toda la obra, en los que el epitomador comete errores que se explican, a su vez, por faltas existentes en A.
4) En VII 283 A, el epítome presenta la lectura Krátēs , frente a Pankrátēs en el Marcianus , error que se explica precisamente por el modo en que la palabra aparece escrita en el manuscrito A: la primera sílaba de la palabra (Pan- ) aparece a final de línea, y el resto (krátēs) inicia la línea siguiente; este hecho, unido a que en el Marcianus la k- aparece escrita en un tamaño algo mayor que el resto de los caracteres de la palabra, da indudablemente cuenta de cómo se produjo el error. Este decisivo argumento ya había sido señalado por Cobet.
A ellos añade Letrouit 115 el argumento «negativo» apuntado por P. Maas; según el cual no hay ninguna buena lectura del epítome que no haya podido realizarse por conjetura a partir del Marcianus 116 .
Por tanto, parece probado que el Epítome , al igual que el resto de la tradición manuscrita conservada de Ateneo, se confeccionó a partir del manuscrito A, aunque en un momento en que éste aún conservaba las páginas que hoy le faltan.