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Introducción

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Ya no hay otro nuevo horizonte Tenemos que establecerlo aquí

THE EAGLES

Un tórrido día de agosto de 1971, cinco hombres desnudos están sentados en una sauna en Laurel Canyon, en Los Ángeles. Cuatro de ellos son músicos, y tres están a punto de alcanzar un éxito inimaginable. Dos son de fuera de la ciudad, y han venido al soleado sur de California en busca de fama, gloria y chicas. Todos son altos, delgados y atractivos; «como Jesucristo después de pasarse un mes en Palm Springs», en palabras de su amiga Eve Babitz.

El quinto hombre desnudo es el propietario de la sauna: un agente bajito y flacucho que se ha mudado de Nueva York a Los Ángeles, donde se ha establecido como representante artístico de temible reputación. Entre sus clientes figuran Joni Mitchell y Crosby, Stills, Nash & Young. Mientras las gotas de sudor van brotando de sus bronceadas extremidades, David Geffen les cuenta a los cuatro músicos —Glenn Frey, Don Henley, Jackson Browne y Ned Doheny— sus planes para su sello discográfico. «Quiero que Asylum sea siempre muy pequeño», afirma. «Nunca tendré más artistas de los que me quepan en esta sauna.»

Veinte años después, Geffen venderá su segundo sello —al que modestamente ha bautizado con su nombre— por la friolera de quinientos cincuenta millones de dólares. Al mismo tiempo, Greatest Hits, el primer álbum de grandes éxitos de los Eagles —el grupo creado por Glenn Frey y Don Henley— será calificado oficialmente como el álbum más vendido de todos los tiempos. «David se hizo con la flor y nata de aquella escena musical», comenta Eve Babitz, «y los fichaba basándose en lo monos que eran.» No está nada mal para una tarde de miradas lujuriosas en la sauna.

Hotel California traza con detalle el increíble viaje desde los albores de la era de los cantautores a mediados de los sesenta hasta el punto álgido del éxito de los Eagles a finales de los setenta. Es la historia de una época y un lugar sin parangón, la primera crónica exhaustiva de la escena —«la genealogía míticamente enmarañada», en palabras del crítico musical John Rockwell— que giraba en torno a unos narcisistas enfundados en prendas vaqueras y unos millonarios que lucían muselina en los cañones de Los Ángeles.

En un momento en que las influencias de Crosby, Stills, Nash & Young, Joni Mitchell, James Taylor, Jackson Browne y los Eagles son más omnipresentes que nunca, ha llegado la hora de volver a valorar a este notable grupo de artistas y de hacer, también, otro tanto con los poderosos impulsores y agitadores que forjaron sus carreras: hombres como Geffen, el agente convertido en magnate que creó un grupo de artistas en L.A. con una influencia sin precedentes; su socio Elliot Roberts, mánager de Young y Mitchell, e Irving Azoff, que hizo multimillonarios a los Eagles.

Hotel California es un relato épico de canciones y sol, drogas y prendas vaqueras, genio y avaricia. El escenario es el Olimpo de los melenudos de Laurel Canyon y los cañones adyacentes. Trata del genio veleidoso de Joni Mitchell, de los cambios radicales de Neil Young comparables a las dos caras de Jano y del desmoronamiento de David Crosby, Gram Parsons, Judee Sill y otros como consecuencia de las drogas. Trata también de las innumerables relaciones, profesionales y personales, entre estos artistas y las canciones que compusieron; de los amoríos entre Joni y Graham Nash, Joni y James Taylor, Joni y Jackson Browne, Stephen Stills y Judy Collins, Linda Ronstadt y J.D. Souther. Es por encima de todo una narración del auge y la caída: de pasar de «Take It Easy» [tómatelo con calma] a «Take It to the Limit» [llévalo al límite], de la inocencia inicial de aquellos chicos y chicas armados con guitarras acústicas en las hootenannies* al superestrellato farlopero del rock de estadio de mediados de los setenta.

Inevitablemente, los recuerdos de los personajes de la historia están teñidos por sus memorias a veces selectivas, por no hablar de sus propias prioridades. Como dice Tom Waits, que empezó su carrera en el sello Asylum de Geffen: «El problema que tiene la historia es que la gente que realmente sabe lo que pasó no quiere hablar y los que no tienen ni idea… bueno, pues a esos no hay quien los haga callar».

Sea cual sea la verdad definitiva, a lo largo de la última década he obtenido recuerdos inestimables de los siguientes artistas, mánagers, ejecutivos, productores, músicos de sesión, periodistas, fotógrafos y personajes de la escena musical: Lou Adler, David Anderle, Peter Asher, Eve Babitz, Walter Becker, Joel Bernstein, Rodney Bingenheimer, Dan Bourgoise, Joe Boyd, Jackson Browne, Denny Bruce, Allison Caine, Gretchen Carpenter, Cher, Ry Cooder, Stan Cornyn, Chester Crill, Chris Darrow, John Delgatto, Pamela Des Barres, Henry Diltz, Dave DiMartino, Tony Dimitriades, Craig Doerge, Ned Doheny, Denny Doherty, Micky Dolenz, Donald Fagen, Danny Fields, Bill Flanagan, Ben Fong-Torres, Kim Fowley, David Gates, David Geffen, Fred Goodman, Carl Gottlieb, Barry Hansen, Richie Hayward, Jan Henderson, Judy Henske, Chris Hillman, Suzi Jane Hokom, Jac Holzman, Bones Howe, Danny Hutton, Jonh Ingham, David Jackson, Billy James, Judy James, Rickie Lee Jones, Phil Kaufman, Nick Kent, Martin Kibbee, Sneaky Pete Kleinow, Russ Kunkel, Bruce Langhorne, Bernie Leadon, Arthur Lee, Steve Lester, Mark Leviton, Nils Lofgren, Roger McGuinn, Robert Marchese, Ted Markland, Frank Mazzola, Bob Merlis, Joni Mitchell, Essra Mohawk, Frazier Mohawk, Graham Nash, Randy Newman, Tom Nolan, Michael Ochs, Anita Pallenberg, Van Dyke Parks, Billy Payne, Robert Plant, Mel Posner, Neal Preston, Domenic Priore, Nancy Retchin, Keith Richards, Perry Richardson, Elliot Roberts, Jill Robinson, Linda Ronstadt, Ed Sanders, Bud Scoppa, el ya desaparecido Greg Shaw, Joe Smith, J.D. Souther, Ron Stone, Bill Straw, Matthew Sweet, el ya desaparecido Derek Taylor, Ted Templeman, Russ Titelman, el ya desaparecido Nik Venet, Joe Vitale, Mark Volman, Waddy Wachtel, Kurt Wagner, Tom Waits, June Walters, Lenny Waronker, Jimmy Webb, Jerry Wexler, Ian Whitcomb, Nurit Wilde, Tom Wilkes, Jerry Yester y John York. Les agradezco a todos ellos su tiempo y su voluntad de volver al pasado (a veces doloroso).

Tengo una gran deuda con dos personas en particular: mi editor Matthew Hamilton y Hannah Griffiths, que fue mi agente por un breve periodo de tiempo antes de dar un giro a su carrera profesional para convertirse ella también en editora. Ellos fueron los primeros en concebir el libro, así como una doble fuente de inspiración y apoyo. Quisiera expresar mi agradecimiento también a Nicholas Pearson de Fourth Estate, y a Nick Davies, que supervisó el proyecto a lo largo de las etapas clave posteriores. Gracias también a Merlin Cox por una corrección ejemplar. Tom Miller de Wiley & Sons estuvo muy involucrado en la gestación del libro. Gracias a Euan Thorneycroft de la agencia literaria Curtis Brown, que pasó a ocupar el puesto de Hannah Griffiths de manera impecable, y a Sarah Lazin y Paula Balzer de la agencia Sarah Lazin Books de Nueva York.

Mi agradecimiento a las siguientes personas por su ayuda y asesoramiento, que a menudo iban mucho más allá de lo que les había pedido: el infatigable Harvey Kubernik; Henry Diltz y Nurit Wilde, por sus imágenes evocadoras y atemporales; Debbie Kruger, por bucear en los grandes archivos de Henry y desenterrar tesoros nunca vistos; Eve Kakassy, por hacerme llegar esas imágenes y tantas otras; Jim McCrary; Dede de Redfern’s Picture Agency; Johnny Black, el apreciado custodio de Rocksource Archive; Billy James, que corrigió errores de contenido y aportó gran cantidad de comentarios valiosos; Roger Burrows, que tuvo la generosidad de grabarme varios CD; Eddi Fiegel, Barry Miles, Matthew Greenwald, John Einarson, Richard Bosworth, Paul Scanlon, Kevin Kennedy, Richard Cromelin, Steven Rosen, Marc Weingarten, Susan Compo, Carrie Steers, Jonh Ingham, Neil Scaplehorn, Richard Wootton, Rob Partridge, Val Brown, Oscar Thompson, Annene Kaye, Diedre Duewel, Tony Keys, Mark Pringle, Martin Colyer, William Higham, Paul Lester, Allan Jones, Ted Alvy, Dale Carter, Rod Tootell, Mick Houghton, Davitt Sigerson, Brendan Mullen, Andy Schwartz, Mick Brown, Nic de Grunwald, Erik James, Catherine Heaney, Silvia Crompton, Julian Humphries, Michelle Kort, Jon Savage, Johnny Marr, Ian MacArthur, John Tobler y Pete Frame. Por ultimo, un agradecimiento especial a Simon McGuire, el tío más molón de Glendale.

Hotel California

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