Читать книгу Por qué volvías cada verano - Belén López Peiró - Страница 11
ОглавлениеEscuchame, tengo que decirte algo. No, no estoy con otra mina. Nada que ver. Dejate de joder con esas boludeces. Esto tiene que ver con tu hija.
El padre no estaba tan equivocado con Claudio. Tenía motivos para no querer dejarla a solas con él. No, pará, no me interrumpas. El otro día, cuando cenamos en tu casa todos juntos, me di cuenta. Él no la mira con ojos de tío. ¡No! ¡Escuchame! Él la mira con deseo, con calentura. Sí, con la misma calentura que un viejo pajero puede mirar a una pendeja de quince.
Sí. Es así. Aprovechó cada minuto para mirarle el culo y pude ver cómo se babeaba cuando ella se puso el pijama y saludó antes de irse a dormir. Lo vi en sus ojos y terminé de confirmarlo cuando él se dio cuenta de que yo lo veía y me evitó el resto de la noche.
No llores. No quiero que te angusties, pero me correspondía decirlo. Después ves qué hacer con tu hija, eso ya no es asunto mío. Pero repito: es mi deber decírtelo. Además, cumple con todos los requisitos, es un psicópata de manual. Y vos lo sabés. Compró a toda tu familia y también a vos. Te manipuló, te convenció de su benevolencia, se volvió incuestionable. Impuso su autoridad con el consentimiento de todos. Incluso el de su mujer y el de su hija, Florencia.
Pensalo y después hablamos.