Читать книгу Por qué volvías cada verano - Belén López Peiró - Страница 9
ОглавлениеSeguro que nunca pudiste jugar a las escondidas, mucho menos tener amigos varones. Uy, ahora que lo pienso, seguro que tampoco podés coger. Porque cada vez que un hombre te mira vos agachás la cabeza. Porque cada vez que un pibe se acerca se te pone la piel de gallina. Porque cada vez que te tocan el culo o te acarician las tetas vos no querés chupársela, ni tampoco hacerle una paja. Debés tener terror de tocarlos y de que te toquen. Terror de que se te acerquen y te apoyen. Seguro que nunca más podés acabar, disfrutar de un buen polvo. Vas a ser una frígida por el resto de tu vida. Y eso lo tenés claro. Seguro ves a tus amigas, esas putas divinas, y te encantaría ser como ellas. Las mirás con esas polleras cortas, con el pelo atado, moviendo el orto, y pensás que nunca vas a poder. Nunca vas a ser como ellas. Porque cada vez que te ponés un short te pasás horas frente al espejo pensando que otros tipos podrían mirarte. Y ese deseo es el que te aterra, y esas piernas que fueron manoseadas ya no te pertenecen. Piernas de pendeja, de pendeja bien yegua, de yegua castrada.