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PROVINCIA DE BUENOS AIRES

PODER JUDICIAL

MINISTERIO PÚBLICO

DECLARACIÓN TESTIMONIAL

En la ciudad de San Pedro, provincia de Buenos Aires, comparece ante esta Fiscalía un testigo previamente citado a los fines de recibirle declaración testimonial, que impuesto de las penas con que la ley reprime a quien incurriera en delito de falso testimonio, manifiesta que jura decir la verdad en todo cuanto supiere o le fuera preguntado mediante la fórmula "lo juro".

Preguntada acerca del vínculo de parentesco e interés que posee con las partes, dice: sí, yo mantuve una relación de pareja con la madre de la víctima durante un lapso de aproximadamente seis años, relación que a la fecha se encuentra interrumpida. En función de dicha relación es que conozco a su cuñado, y que no obstante ello seré veraz en mis dichos.

Seguidamente de conformidad con lo normado por el art. 101 el testigo MANIFIESTA: yo llegué a la casa de mi pareja en Buenos Aires, era de tarde, y al entrar me encontré con él, quien se encontraba descansando en la habitación de mi pareja, debido a un problema de cadera que él padecía, y que ese día había concurrido a una consulta médica y que la fatiga que experimentó hizo que debiera recostarse en la cama. A mi llegada me puse a charlar con él y tomamos unos mates. Luego la hija de mi pareja llegó a la casa y pasó por la pieza donde estábamos y ahí vi cómo él le miró la cola y dirigiéndose hacia mí realizó una expresión poco feliz y nada agradable en referencia clara a la cola de su sobrina. Lo cual me sorprendió y me dejó estupefacto porque no esperaba tamaño comentario o gesto por parte de él. No obstante mi enorme malestar por lo sucedido, tardé un par de días en decidirme y tras lo cual y tal cual sucedió se lo comenté a mi pareja. Mi demora en contarlo obedeció a que no sabía si contarlo o no, si era grave o no, y por temor a generar un problema familiar interno. Luego de habérselo contado a mi pareja, ella fue y se lo preguntó a su hija y tras un breve diálogo su hija quebró en llanto y relató todo lo que había sufrido de chica cuando viajaba a la localidad de Santa Lucía y que nunca contó nada por temor a generar conflicto familiar.

Luego de eso no pregunté nada más y me sentí al menos confortado de haberlo contado ya que a raíz de ello la hija de mi pareja pudo animarse a contar lo que había padecido en los veranos que concurría a Santa Lucía.

Preguntado sobre otro dato de interés para la continuidad de la presente investigación, contestó: no tengo nada más que agregar.

Por qué volvías cada verano

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