Читать книгу Por qué volvías cada verano - Belén López Peiró - Страница 14

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Hola, mucho gusto. Me presento. Mi nombre es Juan. Me alegro de conocerte, sos mucho más alta en persona. Tu mamá me estuvo contando un poco. Sos muy valiente, ¿sabés? Ese hijo de puta va a ir preso. ¿Cómo te va a cagar la vida así? Mirá como estás, hecha un trapo. No te preocupes que va a pagar.

Vení, sentate. Contame un poco. ¿Cómo empezó? Tu vieja me dijo que a los trece, pero conviene que digamos a los once. Así es la ley, viste, hay que exagerar un poco, total los efectos son los mismos, ¿no? ¿Qué cambia un año más o un año menos? Si te violó igual. Ah, no. Cierto que no te había violado. Entonces, ¿Por qué estás acá? ¿Cómo era tu nombre? Ah, cierto. Fue casi una violación. Faltaron cinco para el peso. Qué cagada. Hubiese sido mejor, así estamos jodidos. Los jueces son contundentes con las violadas, más si son chicas. Pero por unos dedos o una tocada dudo que le den más que una probation. Pero bueno, algo vamos a conseguir.

¿Estás segura de que no entró? Sí, me acuerdo que me contaste. Si tu papá no hubiese llegado quizás hoy estaríamos hablando de otra cosa. Pero bueno, acá estamos. Como te comenté por mail, voy a necesitar que seas más precisa. Fecha, hora, lugar. Todo más exacto. Sí, ya sé que hay imágenes borrosas. A todas les pasa lo mismo. Pero los jueces necesitan hechos y no sueños. No los convence cualquier fantasía pelotuda. Mirá, hagamos una cosa. Andate a tu casa y cuando llegues sentate a escribir. Sí, hagamos eso. Mejor escribí vos la denuncia. Tranquila, con tus palabras, escribí lo que te pasó. Y sí, pedí justicia, porque nadie más la va a pedir por vos. Ni siquiera yo.

Por qué volvías cada verano

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