Читать книгу Amarillo - Blanca Alexander - Страница 34
*** Cuando terminó la canción que muchos de los invitados bailaban, resonó el golpe de un cubierto contra una copa, producido por el presidente Aurelio Buenas Casas para indicar que empezarían los breves anuncios. Hombres y mujeres regresaron a sus respectivas mesas, mientras el primer mandatario agradecía la presencia de los asistentes, destacando la presencia de la delegación del reino y el resto de los señores del país. Después invitó a escuchar el sermón que el Abba pronunciaría al día siguiente en el templo de Río Dulce, y bromeó al aconsejar no beber tanto esa noche para ser puntuales. Seguido de esto, mencionó la nueva medida tomada por el gobierno para reclutar menores de dieciocho años de cualquier clase social, y mintió al decir que el objetivo era ofrecer a todo joven zunés la oportunidad de servir a su país y gozar de educación subsidiada en la escuela militar. Esta declaración le valió profusos aplausos. Al culminar las felicitaciones, llegaron los anuncios que a Rodrigo le interesaba que Marcus escuchara.
Оглавление—Hablando de servir a la nación, mi nieto Rodrigo me ha solicitado partir junto a estos nuevos reclutas hacia la Academia Militar. No quiere gozar de privilegios, desea ganarse a pulso su lugar en el Ejército. Cierto día me dijo: “Abuelo, quiero dar el ejemplo para que muchos jóvenes del país se entusiasmen y se animen a servir”. Sentí gran orgullo al darme cuenta de que mi nieto deja de ser un jovencito para convertirse en hombre.
Los aplausos no se hicieron esperar. En cuanto se apaciguaron, el presidente continuó:
—Otra muestra de que ya no es un niño es la segunda decisión que tomó…
—Esa no es… —susurró Marky al otro lado del salón, con los ojos abiertos de par en par.
Marcus no podía creer lo que veía. Liliana estaba de pie junto a Rodrigo en el estrado de la familia presidencial, llevaba un vestido amarillo acuarela con flores también amarillas en el rizado cabello castaño. Lucía avergonzada, ya que tocaba sus manos y bajaba la mirada con insistencia.
—Les presento a Liliana Reiss, prometida en matrimonio con mi nieto Rodrigo… Liliana era novicia por orden, pero ¿quién puede contra la fuerza del amor? Rodrigo, como todo un hombre, dio la cara ante el Abba para pedir la mano de esta hermosa joven; el santísimo Abba, conmovido, accedió a su petición. Se casarán en menos de dos semanas, pero no habrá celebración, ya que mi nieto desea donar el dinero de la fiesta a los más necesitados.
En medio de ensordecedores aplausos, los invitados se acercaron para felicitar a los futuros esposos.
Cruz detuvo a Marcus, quien avanzaba furioso hacia Rodrigo.
—¡Es mejor que te vayas antes de que hagas una locura! La gente se dará cuenta, Marcus. Sé que es difícil, yo también quisiera romperle la cara a ese idiota, pero debes pensar. Puedes ir preso si lo atacas, eso es lo que quiere.
En medio de la algarabía, Marcus tenía los puños apretados y estaba rojo de furia. Apartó con brusquedad a Cruz para abrirse paso entre la gente, salió de la Casa Amarilla, tomó uno de los caballos del carruaje de sus padres y abandonó la fiesta a toda prisa.