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Оглавление6 de enero
Hombre de la montaña
“¡Esforzaos y cobrad ánimo! No temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová, tu Dios, es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará” (Deuteronomio 31:6, RVR 95).
En un día como este de 1798, nació uno de los exploradores más audaces de la historia norteamericana temprana. Jedediah Smith fue cazador, trampero, vendedor de piles, explorador y montañero sin igual. Durante su corta vida, exploró una enorme zona del Lejano Oeste. Luchó contra nativos hostiles, se enfrentó a ventiscas imposibles y se abrió paso a duras penas por precipicios montañosos escarpados. Perdió una oreja y estuvo a punto de perder la vida en repetidas ocasiones. Una vez, un oso pardo de las Black Hills lo vio, se abalanzó sobre él y le clavó sus enormes garras en el cuerpo. Para cuando Jedediah tenía treinta años, ya se había salvado, por un pelo, como una decenas de veces en sus viajes de ida y vuelta por el oeste.
Pero Jedediah hizo algo más que sobrevivir los increíbles riesgos de su vida extrema. Entre los nuevos norteamericanos y la costa occidental de su continente, se alzaba la majestuosidad de las Montañas Rocosas [Rocky Mountains]. Elevándose por encima de los colonos que buscaban oro, aventuras o un nuevo hogar, sus escarpados y aparentemente infranqueables picos nevados perforaban la cúpula azul que se arqueaba sobre el joven continente. Jedediah superó las tensas relaciones entre los colonos y los nativos, y consiguió un mapa hecho sobre piel de ciervo y arena, de los indios Crow. Con el mapa y la ayuda de sus nuevos amigos, descubrió el Paso Sur [South Pass], una especie de camino a través de las montañas, que se convirtió en una supercarretera para los colonos del siglo XIX, pues los llevaba a la última frontera.
En 1830, Jedediah decidió finalmente jubilarse de su peligroso oficio y se dedicó a la venta de productos secos y otras mercaderías. Pero su nueva actividad resultó ser más peligrosa que su arriesgada vida anterior como explorador. En 1831, mientras lideraba una caravana de comerciantes a lo largo del Camino de Santa Fe, fue asesinado por los indios comanches. Tenía solo 32 años.
Aunque la misión de Dios para ti no incluya atravesar tormentas de nieve o ser atacado por osos pardos, ante ti se presenta la oportunidad de una aventura, como las Montañas Rocosas se presentaron ante Jedediah Smith. Tu misión puede estar en un país del tercer mundo, o puede estar donde sea que te encuentres. Lo importante no es el lugar, sino el corazón. Así que toma ese mosquete, ponte las raquetas de nieve y adéntrate en la ventisca. Encontrarás a tu lado al Creador de las Montañas Rocosas, para ayudarte.