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11 de enero

El primer tratamiento con insulina

“¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritude Dios habita en ustedes?” (1 Corintios 3:16, NVI).

Imagina que sientes un dolor terrible en uno de los dedos del pie. No puedes dormir y te resulta difícil concentrarte debido al dolor punzante. Entonces, el dedo cambia de color y se vuelve negro. El médico anuncia que tienes diabetes y, en poco tiempo, tu familia está vestida de negro, reunida en torno a tu ataúd.

La diabetes lleva mucho tiempo afectando a los seres humanos. Uno de los primeros médicos de la historia en mencionar esta enfermedad fue el egipcio Hesy-Ra. Otro fue Aretaeus, un médico griego que describió la enfermedad como una que derrite la carne humana, una definición que parece ser acertada. A lo largo de los milenios, desde la antigua Grecia hasta la década de 1920, la diabetes significó la muerte para el paciente.

Y entonces, llegó el 11 de enero de 1922 cuando, por primera vez, la insulina se utilizó con éxito para tratar la diabetes. El paciente fue Leonard ­Thompson, del Hospital General de Toronto, Canadá. Aunque hoy ya no es mortal, en los últimos veinte años se ha producido, en los Estados Unidos, un gran aumento del número de personas que sufren de diabetes. Algunos dicen que se trata de una anomalía genética; pero otros piensan que, en gran medida, se debe a nuestra alimentación.

Funciona así: Cuando consumes mucho azúcar (cosas dulces), el cuerpo debe esforzarse para reducir el nivel de glucosa (azúcar en sangre) pues un exceso puede dañar las células (incluso puede matarlas) y hacer que los procesos metabólicos del cuerpo se trastornen. Frente al exceso de glucosa, el páncreas (órgano que produce la insulina necesaria para equilibrar la cantidad de azúcar en sangre) debe trabajar de más a fin de producir suficiente insulina y neutralizar los efectos del azúcar. Este trabajo extra (sobre todo si muere cierta cantidad de sus células debido al exceso de glucosa) puede llevar a que el páncreas se apague y deje de producir la insulina necesaria. Entonces, tu cuerpo puede entrar en shock metabólico, que es como si te tragaras una botella de veneno.

Dios quiere que estés sano y seas feliz, y el camino hacia la salud y la felicidad pasa por respetar las leyes de salud que él nos ha dado. En su misericordia, ha inspirado a los humanos a desarrollar métodos de tratamiento para algunas enfermedades mortales, como la diabetes; pero lo mejor es prevenir. Sabemos que un vehículo funciona mejor y dura más cuando se cuida consistentemente el motor; ¿por qué debería ser diferente el cuerpo?

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