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Оглавление10 de enero
Iglesia y Estado
“Después vi que de la tierra subía otra bestia. [...] Se lepermitió infundir vida a la imagen de la primerabestia...” (Apocalipsis 13:11, 15, NVI).
El Vaticano es una ciudad-estado que también es un país, el más pequeño de su clase en el mundo. Tiene un tamaño de apenas 44,5 hectáreas; y cuenta con aproximadamente 800 habitantes, incluyendo al Papa, 58 cardenales, unos 250 sacerdotes y más de 100 miembros de la guardia de palacio. No tiene aeropuertos ni carreteras. Sin embargo, un tren lleva a los turistas a sus puertas, y la ciudad cuenta con un helipuerto para las personalidades importantes. En el Vaticano, se encuentran algunos de los monumentos religiosos más famosos del mundo, por ejemplo: la Capilla Sixtina, con su célebre cuadro La última cena, de Leonardo da Vinchi, y el interior de su cúpula pintado por Miguel Ángel; y la Basílica de San Pedro, la segunda catedral católica más grande del mundo.
Un día como este, en 1984, Estados Unidos volvió a establecer relaciones diplomáticas plenas con la Ciudad del Vaticano. La nueva alianza se produjo tras 117 años de ausencia de relaciones políticas entre ambas potencias. El presidente Ronald Reagan fue considerado un actor central en este logro político. Muchos líderes religiosos creen ahora que esta relación fue el comienzo de algo que se convertirá en una amenaza para las libertades que tanto apreciamos. Durante siglos, el sistema católico romano persiguió a quienes no reconocían su autoridad religiosa y política hasta que, en 1798, el Papa fue llevado cautivo y enviado al exilio religioso. No fue sino hasta 1929 que el Vaticano volvió a ser la residencia oficial del Papa.
En 1984, Estados Unidos marcó una nueva era en el culto religioso al prometer su apoyo al Vaticano y a su alto líder. Finalmente, según el libro de Apocalipsis, el Papa volverá a reclamar el pleno poder religioso en el mundo. Aunque una vez fue cautivo de Napoleón de Francia, irrumpirá en el escenario mundial con una influencia desenfrenada. Parecerá que todas las masas agitadas del mundo lo seguirán, declarándose en acuerdo con cada una de sus palabras. Esto indicará que las grandes puertas de este mundo se cierran, y el fin estará sobre nosotros.
Pero, no todo el mundo estará en esa multitud humana, obedeciendo servilmente cada declaración engañosa, inclinándose a los pies de las mentiras. Habrá otro grupo: un grupo mucho más pequeño de creyentes con los ojos bien abiertos, que se niegan a ser guiados “ciegamente”. Perseguidos y maltratados, amenazados y burlados, ellos se aferrarán a las promesas de su alto Líder, y a sus fieles promesas de seguridad y recompensa eternas.