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7 de enero

El cable transatlántico

“Él me invocará, y yo le responderé” (Salmo 91:15, NVI).

No hay teléfonos celulares. No hay llamadas ilimitadas. No hay modo de vibración. El teléfono se ha inventado recientemente, pero todos y cada uno vienen con cables. Las compañías telefónicas cuelgan cables en los postes telefónicos de toda la ciudad. Bienvenidos a la década de 1920.

Si cada teléfono requiere un cable eléctrico, ¿qué se hace si se quiere hablar con alguien en Europa? Pregúntele al hombre de la compañía telefónica y se acariciará el bigote, fruncirá el ceño, mirará a su alrededor con nerviosismo y se aclarará la garganta. ¿Será posible llamar a alguien de otro continente? No se puede poner una hilera de postes telefónicos que cruce el océano ni tender un cable en el agua, ¿o sí?

En realidad, eso es exactamente lo que terminó haciendo el hombre del teléfono. Pero, fue una verdadera tarea. El cable tenía más de 5.000 kilómetros de longitud y debía tener varios centímetros de grosor porque las aguas profundas lo rompían una y otra vez. El 7 de enero de 1927, se inauguró con éxito el primer cable transatlántico con servicio telefónico entre Nueva York y Londres. Ese primer día, se realizaron 31 llamadas con un costo de 75 dólares por una conversación de tres minutos. Eso era mucho dinero en aquella época: unos 1.500 dólares en la economía actual.

Adiós a la década de 1920. Vivimos en un mundo que se libera de los cables. Los teléfonos móviles vibran y reproducen como tonos de llamada de la música de nuestros programas favoritos mientras enviamos mensajes a nuestros amigos. Internet inalámbrica nos conecta a una superautopista mundial de información. En cuestión de segundos, podemos investigar para un examen desde la sala de nuestra casa y en pijama, ver películas en nuestros teléfonos, y llamar a nuestros amigos; todo sin ningún cable a la vista.

El estilo de comunicación con cables de la década de 1920 casi ha desaparecido en nuestro mundo moderno, y podemos pensar que vivimos en la vanguardia de la tecnología de la comunicación. Pero, si miramos al cielo, vemos a un Dios que inventó un sistema de comunicación mucho más eficiente que la tecnología inalámbrica, la velocidad de la luz o incluso el ángel más rápido. ¡Nos ha prometido una manera de llamar a Alguien en el cielo usando la velocidad del pensamiento! Pregúntale al hombre de la compañía telefónica si puede hacer eso... y él acariciará su bigote, fruncirá el ceño...

Un viaje en el tiempo

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