Читать книгу El cuidado de las plantas de interior - Carles Herrera - Страница 12
ОглавлениеLa poda
No es imprescindible podar las plantas de interior. Sin embargo, en la mayoría de los casos es necesaria, bien por motivos sanitarios, para favorecer el crecimiento de la planta o por razones estéticas.
Todas las plantas admiten la poda; lo más importante es cortar por el sitio adecuado y en el momento adecuado. La mejor época para realizar la poda es durante los meses de marzo y abril, si bien en cualquier momento podemos cortar una rama o cierta cantidad de hojas —sin llegar a superar el 20% del volumen de la planta—, si es necesario. De mediados de julio a mediados de agosto también podemos proceder a la poda, siempre y cuando no sea drástica (dejaremos siempre hojas o brotes en la planta). Es importante evitar los meses fríos, durante los cuales la planta está semialetargada y no responde al estímulo de la poda.
La poda sanitaria
Se trata de una poda drástica que debemos realizar en aquellas plantas que están muy enfermas o en mal estado, sobre todo en plantas que han perdido todas sus hojas, que presentan una buen parte de las ramas secas o bien que solo poseen hojas en las puntas de las ramas o del tronco. Si bien es preferible realizar esta poda al principio de la primavera (marzo y hasta mediados de abril), si la situación es grave, atacaremos de inmediato.
La poda debe realizarse lo más próximo posible a la parte seca de la planta, y debemos practicar un corte limpio. Tras esta operación, desinfectaremos las tijeras con lejía o con alcohol antes de cortar otra planta, para no propagar su infección.
Debemos acompañar esta poda de un trasplante, y cortar como mínimo una tercera parte de sus raíces —hasta un máximo de dos terceras partes—, ya que si la planta tenía muy mal aspecto, seguramente estas estarán podridas. Asimismo aprovecharemos el trasplante para incorporar un nuevo sustrato.
La poda para favorecer el crecimiento
Este tipo de poda la debemos realizar cuando la planta ha crecido en exceso, puesto que a veces crece con las ramas desgarbadas y dirigidas en cualquier dirección y la planta acaba perdiendo su estética. Además, un crecimiento caótico y excesivo es perjudicial para la planta, ya que sus ramas se pueden quebrar. Con cada corte, procuraremos formar en la planta la estructura adecuada para que cada rama soporte bien su propio peso.
Con esta poda también favoreceremos la adecuada distribución de las ramas para garantizar que el aire y la luz del sol alcancen el interior de la planta y permitir, así, que se desarrolle mejor.
Esta poda está indicada especialmente en las plantas que han crecido mucho en altura; por ejemplo, las plantas que rápidamente tocan el techo de los interiores: drácenas, ficus, dieffembachia… Debemos tener en cuenta que por allá donde cortemos, crecerán, como mínimo, tres brotes nuevos, y que cuanto más abajo cortemos, con más fuerza brotará la planta —aunque, evidentemente, también tardará más en alcanzar de nuevo el techo.
Este tipo de labor se suele aprovechar para crear nuevos ejemplares, ya que los restos de la poda son un estupendo material reproductivo (ver el capítulo «La reproducción», pág. 53).
La poda por motivos estéticos
Esta poda se suele aplicar para mejorar la forma de la planta y adaptarla así a nuestros gustos y necesidades. Consiste en cortar las puntas de la planta para que su crecimiento sea más compacto, en dejar únicamente un brote para que la planta vaya tomando la forma de un árbol, o bien, simplemente, en cortar a nuestro gusto aquella rama que no nos parezca equilibrada.
Podemos practicar este tipo de poda poco radical en cualquier época del año; en los casos del ficus benjamina y del potus, se suelen cortar sus puntas entre tres y cinco veces al año para controlarlos y mantenerlos más compactos.
La poda según el tipo de plantas
Dentro de las plantas de interior existen cuatro grupos bien diferenciados en cuanto a sus necesidades de poda:
a. Plantas que tienen facilidad para brotar por los lados y cuyos anillos o nudos son bastante visibles. Admiten podas drásticas, es más: es necesario que así sea para obtener buenos resultados; bastará con cortar por encima del segundo nudo o anillo para que su brotadura sea excelente y en poco tiempo podremos disfrutar de una planta exuberante. A este grupo pertenecen: la dieffembachia, la schefflera, el croton y las drácenas.
b. Plantas cuyas hojas brotan directamente de la tierra y en solitario. Admiten una poda drástica, pero debemos realizar el corte a diez centímetros de la base. Se trata de los helechos, la aspidistra y la sansevieria.
c. Plantas cuyas hojas en conjunto brotan directamente de la tierra y no se ramifican. Las cortaremos lo más abajo posible, pero respetando una altura de quince centímetros de planta desde su base. Son plantas como el espatifilo o la orquídea cymbidium. También reciben esta poda palmeras como la kentya, la caryota o la chamaedorea, a las que debemos cortar las hojas, pero jamás cortaremos el tronco o brote principal (ápice), pues si lo hacemos, la planta moriría con toda seguridad.
d. Plantas que crecen en forma de árbol y que no suelen brotar por los lados. Nos limitaremos a cortar todas las ramas laterales y las puntas de las ramas terminales para mantener su copa, y solo en caso de necesidad. Son plantas como los ficus y la pachira.
Antes de podar las plantas, es necesario observar las necesidades específicas de algunas variedades (las detallamos una a una en el capítulo «Las plantas más resistentes», pág. 59), puesto que una poda mal realizada puede ser mortal.
RECUERDE QUE…
Siempre cortaremos la planta justo por encima de un nudo o anilla o por encima del brote terminal. Cuanto más abajo cortemos la planta, con más fuerza brotará de nuevo y más exuberante crecerá.