Читать книгу Vivir sin nervios - Carmela París - Страница 11

Оглавление

CONVERSACIONES INTERNAS

Conozco, y con notables sentimientos, que no está el bien en la corona de oro sino en tener en paz los pensamientos.

F. LOPE DE VEGA

La segunda gran herramienta natural de la que dispone para disfrutar más de la vida y no vivir agobiado por las tensiones se encuentra también en el interior de uno mismo: son los propios pensamientos, fuente principal de todo tipo de tensiones y, a la vez, solución infalible para eliminar casi todos los estados nerviosos negativos. Los pensamientos que se alimentan cuando la realidad no satisface nuestros deseos suelen ser pensamientos destructores, que menoscaban nuestra autoestima, en vez de ser constructivos y servir para analizar si nuestros deseos eran confusos o poco realistas, si hemos empleado nuestros esfuerzos de forma adecuada para conseguir nuestros objetivos o si hemos malgastado nuestra energía en preocupaciones y la ansiedad ha obstaculizado el logro de los resultados perseguidos.

Para eliminar las frustraciones y las tensiones que provocan los deseos insatisfechos hay que comenzar por analizar esos deseos, así como nuestro sistema de creencias, nuestras opiniones y saber si nos pedimos a nosotros mismos más de lo que en un momento dado podemos hacer y, sobre todo, si pretendemos lograr lo que sea de forma mágica, sin contar con los medios adecuados para conseguirlo. También hay que observar si la frustración se debe a que nos pedimos demasiado poco, si nos infravaloramos y, al menoscabar la autoestima, toda nuestra «empresa vital» se resiente.

Los diálogos que mantenemos con nosotros mismos, esas conversaciones internas en las que expresamos nuestros deseos, nuestras creencias o las decisiones que necesitamos tomar, pueden ser negativas, pesimistas y, en consecuencia, sumamente estresantes. Por ejemplo, si una persona, varios días antes de acudir a una entrevista de trabajo, se dice a sí misma: «No sabré expresarme y no conseguiré dar una buena impresión» comienza a temer la entrevista mucho antes de que tenga lugar; su cerebro –que no distingue entre si el peligro temido es real o imaginario– dará las órdenes necesarias para preparar la respuesta del organismo ante lo que se percibe como amenazante, y el estrés está servido.

Hay que prestar mucha atención a estos pensamientos, a estas conversaciones internas destructoras y esforzarnos por transformarlas en constructivas, de modo que aumenten la confianza en uno mismo y no generen tensión.

Para lograr que estos cambios se produzcan con más facilidad, es muy útil coger papel y lápiz, y dedicar unos minutos al día a recordar algunas situaciones en las que se experimentó mucha tensión. Cuando realice este ejercicio, esfuércese por recordar lo que pensaba en esos momentos y qué era lo que sentía. Analice esos pensamientos e identifique las emociones que experimentaba; tome conciencia de que es responsabilidad suya reaccionar así, porque otra persona en su lugar reaccionaría de otra manera. Después, piense y escriba nuevos pensamientos más positivos y útiles y propóngase recordarlos en la próxima ocasión. Elija las situaciones que le ocurren con frecuencia y le provocan tensión, y practique este ejercicio con cada una de ellas. Veamos un par de ejemplos de cómo hacerlo.

CÓMO MODIFICAR LAS CONVERSACIONES INTERNAS

Primer ejemplo

¿QUÉ ME OCURRIÓ? = Llegaba tarde al trabajo, y el coche se paró en medio de la calle.

¿QUÉ ME DIJE? = ¡Qué desgraciado soy! Esto sólo me pasa a mí.

¡Qué mala suerte tengo!

¿QUÉ SENTÍ? = Ante esta situación YO reaccioné con angustia y desconcierto.

SI ME OCURRE OTRA VEZ PENSARÉ = Tranquilo, estas cosas le pasan un día u otro a todo el que tiene coche. En vez de angustiarme y de decirme cosas ilógicas –que no sirven para nada– voy a pensar sólo en lo que puedo hacer, por ejemplo, telefonear al trabajo para avisar de lo que me ocurre, y al seguro o a un guardia para que vengan a recoger el coche.

Segundo ejemplo

¿QUÉ ME OCURRIÓ? = Mi jefe me ha dicho que tiene que hablar conmigo.

¿QUÉ ME DIJE? = ¿Qué habré hecho? Seguro que me va a dar una bronca. ¿Y si me despiden?

¿QUÉ SENTÍ? = Ante esta situación YO reaccioné con miedo, y me sentí como si yo no valiese nada.

SI ME OCURRE OTRA VEZ PENSARÉ = Serénate y no te adelantes a los acontecimientos. Pongo interés en lo que realizo y hago bien mi trabajo, de modo que no tengo motivos para preocuparme. Voy a hacer unas respiraciones profundas y voy a pensar en cosas agradables para distraer la atención hasta que hable con él.

Vivir sin nervios

Подняться наверх