Читать книгу Estrés y paz interior - Cesáreo Amezcua Viedma - Страница 11
Algunas observaciones curiosas a propósito del cambio
ОглавлениеConsiderando los cambios que hemos presenciado los nacidos antes de 1945, hemos de reconocer que somos unos supervivientes. Por ejemplo, nacimos antes de la televisión, la vacuna contra la polio, la comida congelada, las fotocopiadoras, el plástico, las lentes de contacto. Antes de los frisbis y la píldora; antes del radar, las tarjetas de crédito, la desintegración del átomo, el rayo láser y el bolígrafo. Nacimos antes de los pantimedias, el lavaplatos, la lavadora y la secadora; antes de las mantas eléctricas, del aire acondicionado y la limpieza en seco. Nacimos antes de que el hombre caminara por la luna.
Primero nos casábamos y después vivíamos juntos. Somos seres extraños. Antes de 1945 los armarios eran para la ropa, no para «caminar por ellos».
Antes de 1945 pensábamos que la «comida rápida» era lo que se comía durante la cuaresma. Entonces no existía el esposo «ama de casa», ni derechos de los gais, ni citas online. No existían matrimonios trabajando y viajando los dos, cada uno por su lado. Nacimos antes de las guarderías infantiles, la terapia de grupo y las residencias para la tercera edad. Nunca habíamos oído radio FM, ni música en streaming, no existían ordenadores personales, ni corazones artificiales, ni el yogur, ni hombres con pendientes. Un chip era un trozo de madera o una patata frita. El hardware era la ferretería, y el software no era siquiera una palabra. No sabíamos nada de inteligencia artificial, ni de robótica, ni de redes sociales, ni de ingeniería genética.
En aquellos tiempos, «made in Japan» significaba producto basura. Las pizzas, las hamburguesas y el café instantáneo no se conocían. Vinimos al mundo cuando había tiendas donde por 5 o 10 céntimos se podía comprar algún producto. Por un céntimo nos podíamos regalar varios refrescos. Tener una bicicleta era un lujo de poca gente. Ver un avión volar se nos antojaba la venida del Anticristo. Ya existía la gasolina, pero no teníamos coches. Nacimos antes del CD, la videocámara, la videoconferencia y el Internet. Éramos una generación tan antigua que pensábamos que para tener un hijo había que tener un marido.
No es de extrañar que andemos confusos. Sin embargo, tenemos motivos para celebrar: ¡¡¡SOMOS SUPERVIVIENTES!!!