Читать книгу Estrés y paz interior - Cesáreo Amezcua Viedma - Страница 21
No todos los estresores son iguales
ОглавлениеRecibir una notificación de Hacienda sobre una próxima auditoría de nuestras cuentas puede ser terriblemente estresante. Pero esto sucede muy pocas veces a una persona. Sin embargo, que el perro de tu vecino te esté molestando con sus ladridos todos los días se puede cobrar un alto precio en tu estado anímico y físico.
Existen tres grandes categorías de estresores:
1. Los que no podemos y los que podemos cambiar.
2. Los estresores crónicos frente a los transitorios.
3. Los estresores que entrañan gente frente a los estresores solitarios.
Los estresores que no podemos cambiar frente a los que podemos cambiar.
Los que no podemos cambiar:
• la declaración de Hacienda;
• el mal carácter del suegro;
• la mala salud de los padres;
• las horas punta del tráfico;
• el IVA.
Los que podemos cambiar:
• el ruido de la puerta;
• los niños del vecino que pisan tu jardín;
• una entrega que tenías que hacer en el trabajo;
• el cerro de facturas que te llegan cada mes.
Los estresores crónicos frente a los transitorios.
Los crónicos
• El vecino de al lado que todos los fines de semana organiza fiestas ruidosas hasta altas horas de la madrugada.
• Un conflicto de pareja que se perpetúa sin darse una salida saludable.
• Un clima laboral irrespirable por las malas relaciones con compañeros, jefes o subordinados.
Los transitorios
• Una multa de tráfico.
• Una discusión con el jefe.
• Un enfado con la pareja.
• Un despido laboral.
Los estresores crónicos son los más nocivos para la salud por mantenerse en el tiempo.
Los estresores que entrañan gente frente a estresores solitarios.
Los que entrañan gente:
• un dependiente que habla con su compañero mientras olvida atenderte cuando además llevas prisa;
• un compañero de trabajo que es irritable y poco cooperador;
• un jefe que siempre está exigiendo y nunca está satisfecho;
• el esposo/a que no coopera con las labores del hogar equitativamente;
• un amigo que se aprovecha desconsideradamente de tu tiempo.
Los estresores solitarios:
• tus propias actitudes personales: «yo nunca podré salir adelante»;
• tus emociones: «siento que no valgo para nada»;
• tus expectativas: te marcas metas irrealistas que, al no poder lograrlas, te frustran aún más.