Читать книгу El dinero en la pareja - Clara Coria - Страница 7
Prólogo de Clara Coria a la primera edición
ОглавлениеEl dinero sigue siendo un tema tabú. Pero en la relación de pareja adquiere un grado de intensidad que supera lo imaginable. Profundamente conflictivo y tradicionalmente omitido, expone y encubre a la vez la trama de relaciones que subyace. Es ineludible y refleja con nitidez aplastante los complejos matices del poder. Reproduce en el microespacio de la relación de dos los condicionamientos económicos, políticos y culturales del macroespacio social. En ese sentido, la pareja no es receptora ingenua y tampoco transmisora inocua. Ello me tentó a indagar en esa intimidad que trasciende lo privado.
Luego de haber publicado El sexo oculto del dinero8 en 1986, y tras un breve descanso, puse en marcha un proyecto de investigación con ese objetivo. Convoqué a hombres y a mujeres a participar en grupos de reflexión.9
Coordiné los grupos, separados por género10, durante los años 1987 y 1988 en poblaciones de distinto poder adquisitivo. La elaboración del proyecto de investigación, su ajuste, el trabajo de campo, la grabación y registro de las reuniones así como la desgrabación, análisis y elaboración del material fue una tarea muy ardua, cansadora y excitante al mismo tiempo. La llevé a cabo sin otra compañía que mi tenaz curiosidad. El proyecto contó con el auspicio de la Subsecretaria de la Mujer, del Ministerio de Bienestar y Acción Social de Argentina y con mi propio financiamiento. Muchas horas semanales dediqué durante dos años consecutivos a la investigación propiamente dicha. No fue fácil. Tropecé con no pocos obstáculos, pero también conté con el estímulo de colegas y amigos. Sigue siendo mi principal interés rastrear en las profundidades a partir de los hechos cotidianos, para retornar finalmente a ellos. Pretendo así tender un puente entre la supuesta naturalidad de lo obvio y sus determinaciones indiscutiblemente culturales e ideológicas.
Por eso es que en este libro abordo temas concretos y familiares. Entre ellos, las diversas tácticas de poder con que, a través del dinero, las parejas plasman su concepción del amor, de la autonomía, de la protección. Rescato encubrimientos complacientes, como por ejemplo el dinero que esconden las mujeres y algunos de sus significados.
Incluyo ciertas vicisitudes por las que atraviesan algunas mujeres que delegan los lugares de poder económico en sus maridos, cuando los incorporan a las empresas que ellas iniciaron y llevaron adelante con éxito. En un acto de arrojo, me animé a plantear lo que llamé «temas malditos», que incluyen, entre otras cosas, algunos aspectos de los contratos implícitos en las parejas, las facturas encubiertas, los espacios que delimitan la disponibilidad de dinero, el presupuesto y algunas de sus implicancias, como así también la valoración económica de lo doméstico y los frecuentes desequilibrios en la disponibilidad de los beneficios económicos.
Como hablar del dinero es hablar del poder, consideré importante incluir un capítulo en el que incursiono en algunos de aquellos aspectos psicosociales que condicionan la marginación de las mujeres respecto del poder público. Analizo el llamado «poder oculto» de las mujeres y dos de sus tácticas más tradicionales: seducir y generar culpa. Finalmente, incluyo la transcripción literal de dos reuniones de grupos de reflexión (una de hombres y otra de mujeres) para satisfacer la curiosidad de aquellos que no están familiarizados con los grupos de reflexión o de aquellos que desean indagar en la metodología que allí se plantea.
Este libro debe ser considerado como una continuación del anterior11. Los sustentos teóricos provienen de las mismas fuentes que alimentaron a aquel: mi formación psicoanalítica, los conocimientos teórico-técnicos de los grupos de reflexión según la teoría de Pichon-Rivière y los aportes de los Estudios de la Mujer12.
Afortunadamente, esta obra está incompleta, porque, como dice mi editor, ello sirve de estímulo para una nueva. Hay aspectos que no han sido aún contemplados como, por ejemplo, que el dinero también puede ser un recurso de amor y no sólo de poder o sometimiento. Es posible que para llegar al amor, en relación al dinero, haya que desandar resentimientos y rescatar el placer solidario por encima del placer del poder. Otro aspecto no desarrollado suficientemente es el que hace a la problemática del varón. Si bien he tomado en cuenta al hombre, no le he brindado la misma dedicación que a las mujeres. Tengo algunas razones que lo justifican. En primer lugar, creo que ambas problemáticas remiten a una situación común, que es el modelo de relación en que están insertos unas y otros. Modelo autoritario y jerárquico que promueve el predominio del poder y, por ende, la sumisión. En ese modelo se insertan los hombres y las mujeres, padeciendo sus consecuencias y jugando cada uno su juego, con los recursos que le son propicios. Mi trayectoria en la indagación de la problemática femenina me posibilitó mejores recursos para desentrañar, en la compleja trama vincular de la pareja, las vicisitudes por las que atraviesan las mujeres. La problemática masculina no es menos importante y debe ser tratada con toda la profundidad y solvencia que se merece. Que yo haya focalizado de modo predominante la perspectiva de las mujeres no se debe a que discrimine al hombre. Se debe a que el varón también requiere un abordaje exhaustivo que excede en la actualidad mis posibilidades. Pero hay además otra razón. Estoy totalmente convencida de que son los hombres quienes deben ocuparse de los hombres, porque son los que están en mejores condiciones para comprender vivencialmente, y no sólo intelectualmente, la problemática masculina.
Sangran por las mismas heridas y sufren las mismas incertidumbres. De hecho, ya hay profesionales varones que se están ocupando de ello, en nuestro país y en el extranjero. En este sentido, considero importante no repetir la soberbia histórica que se ejerció sobre las mujeres, quienes durante siglos fueron exclusivamente estudiadas y «comprendidas» por los hombres. Ellos explicaban, con fuerza de verdad, lo que alcanzaban a percibir, y colocaban bajo el rubro de «misterio femenino» aquello que se les escapaba. En parte por falta de resonancia y en parte porque se tomaban como referentes. Todo lo que excedía el propio modelo entraba en un cono de sombra. Aprovechemos de los errores históricos para no repetir con los hombres el doloroso esquematismo que sufrieron las mujeres y evitar la tentación de caracterizar como «misterio masculino» todo aquello que podría exceder la comprensión de las mujeres.
Por último, deseo hacer mención que al finalizar este libro la Argentina atravesaba una de las peores crisis económicas de su historia, con estallidos sociales, incertidumbre política e imposibilidad de previsión futura. No fue fácil seguir trabajando acosada por vivencias tan angustiantes. En medio de una crisis de tal magnitud más de una vez me pregunté sobre la pertinencia de editar un libro con este tema ya que —pensaba— para cuando estuviera en la calle, el tema podría llegar a ser muy oportuno o totalmente irrelevante, aplastado por mayores urgencias. Decidí llevar adelante la empresa, convencida de que en momentos como este, la continuidad en el trabajo y el empecinamiento en producir son los mejores sustentos. Además, la historia muestra reiteradamente que las crisis no son sólo desestructuración y riesgo. Son también posibilidad de cambio. En relación al tema que nos ocupa, la oportunidad reside en implementar nuevas alternativas en la relación entre los sexos, que no desaparezcan cuando la crisis pase y abran las puertas a un modelo de relación más solidario. Un modelo donde el deseo de poder no asfixie al poder del amor.
Clara Coria
Buenos Aires, 1989