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LO IMAGINARIO EN LA EXPERIENCIA PSICOANALÍTICA

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Cuando la estructura del lenguaje y la palabra constituyan el eje de la experiencia y el análisis tome una dirección hacia el Otro con mayúscula, el orden imaginario será considerado el registro que obstaculiza el despliegue de lo simbólico, desde el que se espera la llegada de una palabra reveladora. (2) Sin embargo, muy tempranamente Lacan se percata de la presencia de lo imaginario en el dispositivo psicoanalítico y de la importancia en saber maniobrar con él. En el texto “Más allá del principio de realidad” Lacan explica que en el análisis el sujeto se dirige al oyente en condición de interlocutor. Convoca al analista a mantener la situación en los términos de una conversación, pero este último se rehúsa. Ahora bien, en los casos en los que el paciente continúa el relato, es posible percibir que el sujeto, lejos de dirigirse a quien está presente, se dirige “a algún otro, imaginario, pero más real: al fantasma del recuerdo, al testigo de la soledad, a la estatua del deber, al mensajero del destino”. (3)

El sujeto habitualmente habla con su yo y, a medida que lo hace, no solo manifiesta a ese otro con quien habla, al mismo tiempo revela el lugar desde el cual se expresa. De esta forma deja ver la imagen o las imágenes que lo sustituyen a él mismo, pues no es unívoco. Lacan explica “Con su imploración, con sus imprecaciones, con sus insinuaciones, con sus provocaciones, y sus ardides, con las fluctuaciones de la intención que le dirige y que el analista registra, inmóvil, pero no impasible, comunica a éste el dibujo de esta imagen”. (4) Lacan recuerda que fue Freud quien, primero, supo hacer un uso genial de la noción de imagen. Este último mostró esa función al descubrir en la experiencia el proceso de la identificación. Un hombre puede desarrollar, por ejemplo, una identificación parental y, así, transmitir en su conducta no solo los rasgos que dan cuenta de la forma particular de sus relaciones humanas sino también la situación actual en la que se hallaba en ese momento el progenitor con quien se identificó. Debido al hecho de que el sujeto desconoce la imagen que presenta con su conducta, la tarea del analista consiste en hacer que el sujeto se anoticie de ella. (5)

Lacan concluye de lo anterior que la personalidad de un hombre refleja las identificaciones que ha realizado en su vida. El comportamiento individual lleva la marca de relaciones psíquicas típicas en las que se expresa una estructura social. (6) Dichas relaciones psíquicas fundamentales han sido definidas “complejos” y por esta vía “se instauran en el psiquismo las imágenes que informan a las unidades más vastas del comportamiento, imágenes con las que el sujeto se identifica una y otra vez para representar, actor único, el drama de sus conflictos”. (7) El título del escrito “Más allá del principio de realidad” alude a la metapsicología freudiana, la cual Lacan critica. El “principio de realidad” freudiano no da cuenta del modo de estructuración del mundo. Pues la realidad se conforma del mismo modo que el yo, es decir, a partir de la serie de identificaciones imaginarias constituidas.

En el Seminario 1 Lacan vuelve sobre algunos de estos planteos. Establece que la relación hablada, flotante, con el analista tiende a producir en la imagen de sí del analizante variaciones suficientemente repetidas, suficientemente amplias, aun cuando sean infinitesimales y limitadas, como para que el sujeto perciba las imágenes cautivantes que se encuentran en la base de la constitución de su yo. (8) Ubica que la primera fase del análisis consiste en el paso de lo que del yo le es desconocido al sujeto. (9) Se trata de realizar “el número de vueltas necesarias para que aparezcan los objetos del sujeto, y para que su historia imaginaria sea completada”. (10) En el Seminario 2 Lacan dice “Hay una inercia de lo imaginario que vemos intervenir en el discurso del sujeto, inercia que enturbia este discurso y hace que no me dé cuenta de que, cuando le deseo el bien a alguien, le deseo el mal, cuando lo amo, es a mí mismo a quien amo, o cuando creo amarme, en ese preciso momento amo a otro”. (11) Ahora bien, a lo planteado en los inicios, Lacan agrega que “una vez nombrados y reintegrados los deseos sucesivos, tensionarios, suspendidos, angustiantes del sujeto, sin embargo, no todo está terminado”. (12) E indica que lo imaginario “debe trasladarse al sistema completado de los símbolos. Así lo exige la salida del análisis”. (13)

El amor y los tres registros en la enseñanza de Jacques Lacan

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