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Los cuernos de Nalvillos
ОглавлениеEsta leyenda se sitúa a principios del siglo XI. Ximén Blázquez era uno de los caballeros cristianos más notables en la reconquista y repoblación de las tierras pertenecientes a la ciudad de Ávila, cuyo territorio limitaba con la ciudad (musulmana por aquellos tiempos) de Medina al Talabira, la actual Talavera de la Reina.
En uno de los numerosos enfrentamientos entre las dos ciudades, la mujer de Nalvillos, hijo de Ximén Blázquez, fue raptada cuando iba de romería el día de San Lorenzo. Nalvillos, considerado como su padre un noble y poderoso guerrero, solicitó al concejo abulense que fuesen en cabalgada contra la ciudad de Talabira.
Junto a Nalvillos viajaron cincuenta caballeros y se ocultaron en los terrenos colindantes a la atalaya de Segurilla. Nalvillos se separó del grupo, se cambió de ropajes, cortó hierba y entró en la villa con el objetivo de parecer un simple mercader. Su objetivo era alcanzar la alcazaba talaverana, donde se encontraba su esposa, capturada por el gobernador militar árabe.
Su esposa le reconoció desde una ventana y consiguió hacerle pasar hasta sus aposentos, pero le advirtió del peligro mortal que corría. Al escuchar que el gobernador se acercaba, le dijo a Nalvillos que se escondiese en un arcón. El gobernador, sediento de pasión, yació sin contemplación con su prisionera. Esta, plena de satisfacción, le preguntó, susurrándole al oído, qué le daría si entregaba a su cónyuge como prisionero. El gobernador le prometió la mitad de sus riquezas y la bella dama no lo dudó un instante. Traicionó a su esposo y le dijo al gobernador árabe que Nalvillos se encontraba en la alcazaba.
El gobernador apresó a Nalvillos y ordenó que lo quemasen en el lugar más elevado de la ciudad para que todo el mundo viese su poderío.
Le ofrecieron un último deseo antes de morir y este pidió tocar el albogón como último gesto de honor. Con el sonido aparecieron de su escondite los cincuenta caballeros cristianos, que dieron muerte a todo aquel que allí se encontraba y quemaron al gobernador en la misma pira que tenían preparada para Nalvillos.
La mujer de Nalvillos sufrió la misma fortuna, quemada en otro paraje que, según las crónicas, podría ser La Alcoba, un antiguo asentamiento vetón y romano y posterior granja de los jerónimos, cercana a Talavera la Nueva.
Otra versión de la leyenda cuenta que Jazmín Hiaya, único rey y gobernador de la taifa de Talavera de la Reina, había estado prometido con Aixa Galiana, sobrina de Al-Qadir, el último rey moro de Toledo. Esta hermosa mujer fue apresada por los cristianos y conducida a Ávila, donde fue obligada a cristianizarse y contraer matrimonio con el joven Nalvillos Blázquez.
En cierta ocasión, Jazmín Hiaya fue en viaje de negocios a tratar con la familia Blázquez y se reencontró con su antigua prometida. Aprovechando la ausencia de Blázquez, huyeron a Talavera de la Reina, donde contrajeron matrimonio. Nalvillos, al enterarse de lo sucedido, asedió la ciudad junto con trescientos caballeros y apresó al rey musulmán y a su esposa, que no tardaron en ser ajusticiados.
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Atalaya de Segurilla (Toledo)