Читать книгу La vagina mecánica de Dios - Daniel Polunin - Страница 8

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EL MUELLE DE LOS DESAFORTUNADOS

Castrado de la propia pérdida, envidiamos

a los parásitos doblados, retorcidos, de nuestras

referidas llagas incurables en lenguas tuberculosas.

Si pudieras oír en cada lugar, en cada rincón,

en cada viga de acero que sucumben los merodeadores,

al gemelo muerto recién nacido en la trinchera.

Aparece la noche senescente.

Avanza el ganado.

¡Gula! ¡Pereza! ¡Lujuria! ¡Soberbia! ¡Ira! ¡Avaricia! ¡Envidia!

¡Gula! ¡Pereza! ¡Lujuria! ¡Soberbia! ¡Ira! ¡Avaricia! ¡Envidia!

Todos planeamos a cada momento un nuevo asesinato.

Todos acabamos dentro del circo.

Todos acabamos en el spoliarium.

Aquí, cobardes y mezquinos,

en un ligero resuello, dormiréis

con la cara hundida y el cuello estrangulado

a través de las botas y las cruces de madera.

Los pulgares nivelan su ángulo de la razón

y la espina dorsal cae, roja, mancillada,

en los campos preñados de pólvora.

Deja que las moscas se queden.

Deja que la carroña se alimente.

Yo he visto la gran depresión.

Yo he visto el orificio de los vampiros.

La vagina mecánica de Dios

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