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Las zapatillas de los 5 no
Оглавление“El secreto de mi éxito puede resumirse en cuatro C: curiosidad, constancia, coraje y confianza. De todas, la más importante es la confianza”. WALT DISNEY
Todos alguna vez hemos caído en la tentación superficial de querer comprar algo con muchas ganas. En mi caso era un par de zapatillas de marca Fila, una réplica de las que usaba en los 80 en la primaria. No solo estaban de moda, sino que tenían algún tipo de significado emocional para mí. Las busqué por todos lados y no las encontré. Tú sabes que cuando una zapatilla se pone de moda es todo un tema encontrarla en stock. Más cuando la zapatilla es americana y entran poquísimos números al país.
Finalmente, buscando online las descubrí en una tienda de deportes muy grande. Cuando quise comprarlas, el sistema no me lo permitió, por lo que emprendí mi camino para cruzarme toda la ciudad e ir personalmente a la tienda. Ya nada me importaba con tal de conseguirlas.
—Hola, ¿cómo estás? Estoy buscando las zapatillas Fila blancas modelo Disruptor en número 37 —le dije al vendedor apenas me recibió.
—Ya no tengo más de ese modelo en stock.
—Pero vi online que tenías número 37... —Todavía no perdía las esperanzas.
—Tal vez viste mal.
—¿Podrás chequear por favor en el sistema si están? Vine de lejos…
—Dale, me fijo. —El vendedor empezó a hacer varios clics, hasta que se dio vuelta y me miró—. Están en stock, pero me figuran dañadas.
—¿Qué significa que están dañadas?
—Que tienen alguna falla y por eso las separaron… no sé qué tienen.
—¿Y la zapatilla está en este local? —Empezaba a perder la paciencia.
—Sí; en teoría, deberían estar acá atrás, en el depósito.
—¿Las podrías ir a buscar para verlas?
—Ok, pero no sé si las voy a encontrar…
—Ojalá que sí —le dije con una amplia sonrisa.
A los 5 minutos, regresó con una caja cerrada en la mano.
—¡Las encontré! Están dañadas.
—¿Puedo verlas?
—Sí, claro.
Abrí la caja y las zapatillas estaban impecables.
—No las veo dañadas. ¿Qué no estoy viendo? ¿Soy Mr. Magoo? —le dije riendo.
—Si te fijas en la derecha, tiene una marquita... porque se ve que estuvo al sol en la vidriera.
—Ok, para mí están bien, me las llevo.
—No puedo vendértelas porque figuran dañadas.
—Hagamosesto —le propuse—: me hacen un descuento y las llevo sin cambio. ¿Qué te parece?
Finalmente, no solo me fui feliz con mis zapatillas, sino que, además, ¡¡tuve un descuento!! La pequeña marca salió con un paño húmedo. Hace varios años que las tengo y son mi par preferido. No sé si por lo cómodas que me resultan, porque me hacen recordar mi infancia ochentosa o simplemente por superar los cinco “no” para tenerlas.
Te conté esta historia porque gracias a esta experiencia reflexioné mucho acerca de la alquimia del no. Es un ejemplo muy simple y básico, pero es algo que nunca voy a olvidar y que puede aplicarse a cualquier cosa en la vida. Algunas personas hubieran dicho que no era mi destino tener esas zapatillas, lo que yo digo es que el destino lo construimos con cada decisión y cada obstáculo que superamos.