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II. Distorsiones perceptivas en el combate: un estado alterado de conciencia

Un amigo me pidió una tarea imposible: Describe con palabras un combate cuerpo a cuerpo sin cuartel. ¡Imposible! Porque es un todo envolvente de seis dimensiones, por el frente, por la izquierda, la derecha, el rebote de las balas por detrás, los proyectiles explotando arriba y el suelo que tiembla abajo. En realidad, uno «siente» el combate en el cuerpo.

Tiene que ver con la visión borrosa de unos ojos sudorosos, el olor punzante y asfixiante de las capas de humo de la pólvora, los horribles ruidos que te estallan en el oído, las vibraciones cinéticas de los nervios cuando explotan los morteros, granadas de mano y proyectiles, los gritos de los humanos, los gritos de los heridos, los gemidos lacerantes del retroceso de las balas y la metralla, mientras te escondes detrás o caminas sobre cuerpos de alguien que quizás conoces. Todo a la vez. Ningún medio puede recrearlo. Las meras palabras no pueden expresarlo.

¡Gracias a Dios que sólo me ocurrió unas pocas veces!

Pero cuando te ves expuesto al fragor, éste crea una sensación de pertenencia no sólo con el amigo, sino también con el enemigo, que nadie más, no importa lo cercano que sea, podrá compartir.

Vaya, quizás lo acabo de describir.

Keith Kreitman

Veterano de la segunda guerra mundial

en respuesta al coronel Grossman

Al igual que Keith Kreitman, la mayoría de las personas que han estado en combate te dirán que es algo simplemente indescriptible. No existen palabras para representarlo. Es como intentar describir un cuadro vívido sin disponer de las palabras para los colores y matices. Ahora bien, con la investigación que se resume en esta sección empezamos a hacer acopio de términos descriptivos para crear una «paleta» rudimentaria de «colores» básicos y primarios para poder pintar una imagen tosca que nos ayudará a entender las diversas experiencias de cada individuo en el ámbito del combate.

A la hora de pintar nuestra imagen no debemos nunca olvidar que el combate es un 99 por ciento de aburrimiento total y un uno por ciento de puro terror. Pero es en ese ámbito del uno por ciento de puro terror donde tenemos lo máximo que aprender y es ahí en donde pioneros como los doctores Artwohl y Klinger, cuyas investigaciones se resumen en esta sección, han abierto un camino a seguir.

Sobre el combate

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