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2. LA NEGOCIACIÓN COMO UN VALOR AÑADIDO

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Nos pagan por solucionar los problemas de la gente, no nos pagan por lucirnos, ni por enseñar nuestros títulos o nuestros bonitos despachos.

A nuestros clientes no les interesa nuestro prestigio personal, les interesa que seamos resolutivos y prácticos, que seamos creativos, que sepamos encontrar soluciones alternativas a sus problemas. Que no hagamos lo de siempre; demanda, pleito, recursos, malgastando el tiempo y el dinero.

Os diré una cosa, creo firmemente que vivimos en el mejor momento de la historia para nuestra profesión. Nunca hubo tantas oportunidades para los abogados como ahora.

Este es un momento de transición entre lo antiguo y lo nuevo, es el momento de los profesionales creativos y con talento, de los que presenten soluciones novedosas a los problemas de la gente.

Yo pienso en hace cincuenta años, cuando no había buenas comunicaciones, no había internet y la posibilidad ilimitada de acceder a la información casi de forma gratuita, cuando no podíamos hacer publicidad, relacionarnos con miles de personas a través de las redes sociales, relacionarnos con miles de compañeros de todo el mundo con solo hacer un click, compartir conocimientos.

¿Os habéis dado cuenta de la cantidad de agrupaciones de abogados y asociaciones que se están creando actualmente? ¿Os habéis dado cuenta de que los abogados jamás hemos compartido tanta información y conocimientos como ahora? Todo ha cambiado ya.

Incluso retrocedamos, simplemente, quince años, cuando un abogado terminaba la carrera, con suerte se especializaba, hacía sus prácticas, se incorporaba al mundo laboral y estaba predestinado a hacer lo mismo durante, prácticamente, toda su vida.

El único problema es que la abogacía tal y como la conocíamos, tenderá a desaparecer en muy poco tiempo. Ya no bastará con alquilar un despacho en una buena calle, colgar los títulos en la pared y esperar a que los clientes vengan a consultarnos, cual sabios y a pedirnos que interpongamos demandas.

A partir de ahora, los clientes no vendrán a nosotros por el simple hecho de ser titulados o licenciados. Tendremos nosotros que ir a por ellos. Pero no es necesario ir a por ellos literalmente, aunque en algunos casos no lo descarto, sino que tendremos que aprender a «ponernos en el escaparate». A saber distinguirnos, por nuestro talento, por nuestras habilidades sociales y profesionales, por nuestra creatividad.

Se acabó el trabajo mecánico y por horas para los abogados, o ese trabajo al menos, se pagará cada vez peor, porque en este mundo global, en el que cada vez existen más personas dispuestas a trabajar por menos dinero, el trabajo por horas valdrá cada vez menos.

Y, sin embargo, el talento, las habilidades profesionales, la innovación, la búsqueda de una mejora profesional continua, de alternativas a lo que hacemos cada día, estará cada vez más demandado y cada vez se pagará mejor.

El resultado es que, aquellas personas a las que se les pague por horas, tendrán menos trabajo y cobrarán menos y aquellas que cultiven su talento y ofrezcan alternativas cobrarán cada vez más.

Y queridos compañeros, en nuestra profesión, es posible cultivar el talento, adquirir y mejorar nuestras habilidades, innovar, buscar alternativas y ser cada vez mejor profesional. Y, espero que nadie se ofenda porque creo que es una buena noticia, en nuestra profesión escasea la gente así, quizá más que en ninguna otra. Así que ¿a qué estamos esperando para adaptarnos a los nuevos tiempos?

Técnicas de negociación en los despachos de abogados

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