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1.8. De la Caputxinada a la Taula Rodona Democrática. La lucha del movimiento universitario antifranquista

Desde los años cuarenta hasta la transición española el movimiento obrero y el estudiantil encabezaron la resistencia más notable al franquismo desde el interior del país con un sacrificio notable de víctimas represaliadas, encarceladas o ejecutadas. Llegados a finales de los años sesenta, el conflicto antifranquista se institucionalizó en el ámbito universitario con una fuerte hostilidad contra el poder, reaccionando este con la intervención de las fuerzas de orden público en los estamentos universitarios, efecto que incrementó considerablemente el número de detenciones, registros y suspensiones; sin embargo, a pesar de los numerosos estados de excepción aprobados por el gobierno, estos no consiguieron disminuir en absoluto la creciente politización de las aulas. Las protestas estudiantiles se originaron en parte como resultado de un excesivo crecimiento del número de estudiantes universitarios, síntoma de la evidente mejora económica en el país, y también por el cambio ideológico de un sector del profesorado que se inclinó favorablemente hacia posiciones más progresistas y de izquierda. Este efecto, calificado por el régimen de subversivo, trajo consigo nuevos expedientes de expulsión con la consiguiente incitación a nuevas movilizaciones estudiantiles enmarcadas en un contexto de rebeldía contra el sistema represor y por la influencia externa de los movimientos sociales internacionales que surgieron en plena Guerra del Vietnam y el «mayo» francés de 196887. Daba la sensación de que después de décadas de estricta vigilancia desde el poder, el final del Sindicato de Estudiantes Universitarios (SEU) estaba próximo, ya que, aunque por ley todavía seguía siendo el sindicato único obligatorio, la mayoría de los estudiantes ya habían roto con él88. Como ya se esperaba, el gobierno aprobó el cinco de abril de 1965 el decreto de creación de las Asociaciones Profesionales de Estudiantes (APE) como sustitutivo del obsoleto Sindicato de Estudiantes (SEU), aunque esto no alteró la tarea represora del régimen contra algunos de los profesores emblemáticos por su lucha contra el régimen. Numerosos profesores como: José Luis Aranguren, Enrique Tierno Galván y Agustín García Calvo fueron expulsados de la universidad a perpetuidad, otros como Santiago Montero Díaz y Mariano Aguilar Navarro fueron suspendidos por dos años, mientras que algunos como José Mª Valverde en Barcelona, Eloy Terrón y Antonio Tovar en Madrid, dimitieron de sus cátedras89.

Desde mediados de los años sesenta el número de estudiantes matriculados en las universidades españolas aumentó considerablemente, cifrándose en 20.289 los alumnos matriculados en el curso 1965-66, llegando hasta 33.413 en 1970. Esta masificación del alumnado trajo consigo la proliferación de nuevos movimientos estudiantiles que, aunque habían sido creados a mediados de los años cincuenta y habían adquirido una fuerte radicalización algunos de ellos, no buscaron las referencias tradicionales ideológicas en el PSOE ni en el PCE, sino en movimientos como el Frente de Liberación Popular (FLP) de tendencia católica o el Front Obrer de Catalunya (FOC).

El FLP fue un movimiento de izquierda que quiso diferenciarse tanto de los socialistas como de los movimientos comunistas buscando una simbiosis entre el marxismo y el cristianismo. Aunque su ideología estuvo influenciada directamente por el Front National de Liberation (FNL) argelino, copiando casi sus siglas, el fundamento de su organización estuvo supeditado a dos cláusulas principales: la primera era que no tuviera nada que ver con los partidos nacionales, responsables, según ellos, de la tragedia del pueblo español; y la segunda, que reuniese a todos los jóvenes contrarios al franquismo, dentro de una fuerza, de frente, esto es, de programa muy breve y de ideología muy ancha, o mejor, muy poco definida para permitir que en ella cupiesen gentes de principios muy diferentes.

Julio Cerón fundó este partido en 1957 aunque también fue el creador de otras organizaciones como Nueva Izquierda Universitaria o Nueva Institución Universitaria, colaborando estrechamente con él: Ignacio Fernández de Castro, Alfonso Carlos Comín, Juan Gerona, Jesús Ibáñez, Luciano Rincón y José Ramón Recalde.

Según Cerón, hubo tres frentes diferentes con supeditación absoluta, al menos en los dos primeros, en su lucha contra el régimen: el FLP I, entre 1958 y 1960, que aspiraba a ser un frente y desde luego una organización nueva; el FLP II, entre 1960 y 1962, que se concebía así mismo como un partido nuevo; y el FLP III, desde 1965 hasta su desaparición, que parecía haber tomado como modelo el Partido Socialista Italiano de Unidad Proletaria (PSIUP). Universitarios como Narcís Serra90, Pascual Maragall91, Joaquín Leguina92, Carlos Zayas, José Mª Maravall93, etc., formaron parte de estos movimientos y con el tiempo evolucionaron algunos a través del MSC a incorporarse al Partit Socialista de Catalunya (PSC)94 y otros al PSOE.

Dionisio Ridruejo, según declaraciones al semanario francés L`Express el 14 de junio de 1962, nos ofrece su versión sobre el FLP algo diferenciada de sus creadores:

«El FLP es un movimiento de inspiración castrista, poco importante numéricamente, pero que ha desempeñado un papel muy activo y ha reforzado mucho su influencia durante las huelgas de los últimos meses. Pero es en Le Socialiste, órgano en el exilio del PSOE, en su publicación del 3 de enero de 1963, donde define su idea e intencionalidad. El FLP ha crecido en el campo obrero a partir de elementos católicos que se negaban a ser engañados (…) Esto fue posible por las facilidades con que contaban sus afiliados de origen católico, para hacer proselitismo dentro de las J.O.C. y de las H.O.A.C., campo que a nosotros (los socialistas) nos estaba vedado de antemano (…) Los jóvenes que lo crearon no eran comunistas, pero nadie ignora como interesa al movimiento comunista internacional estas organizaciones paralelas, confusas, en una palabra, que le hacen su juego desde fuera sin que puedan perjudicarle con sus posibles errores. Así, el partido comunista siempre vio con buenos ojos al FLP, primero porque este llegaba a un medio obrero católico al que directamente no podía llegar la propaganda marxista-leninista y, por otra, porque del confusionismo mismo del Frente solo el partido comunista podía beneficiarse.»95

Otra organización muy extendida en los ámbitos universitarios catalanes fue el Front Obrer de Catalunya (FOC) que fue un partido de ideología disidente de la línea comunista oficial centrada en un socialismo antiimperialista de izquierdas. Sus publicaciones más conocidas a lo largo de su historia fueron Revolución (1961-62), Presencia obrera (1963-65), Cuadernos de presencia obrera (1967-69), Proletario (1968), y Poder obrero (1969); aunque también participaron en Fulls d’opinió popular (ADP de C), APEL (Agencia de Prensa de España Libre) y el SID (Servei d’Informació Directa). En el exterior de España cooperaron con Revolución Socialista y Frente Obrero; en Madrid Lucha de Clases, y en San Sebastián Batasurra, órgano del Euskadiko Sozialisten Batasuna (ESBA). En 1962 participaron en el movimiento universitario catalán Moviment febrer del 62 junto con el MSC e independientes, donde ya destacaba el activista universitario, Raimon Obiols. En la corta existencia de este partido se celebraron cuatro conferencias políticas destacando la última donde fue expulsada la fracción trotskista, afirmando en una declaración su sentido proletario de partido de inspiración maoísta. Como decía Pascual Maragall: «la originalidad, la novedad y el antidogmatismo del FOC fue durante mucho tiempo el único escudo ideológico». Algunos de sus militantes más destacados fueron Pascual Maragall, Isidre Molas, José Antonio González Casanova, Alfonso Carlos Comín y Miquel Roca96.

En Barcelona, el 9 de marzo de 1966, unos quinientos representantes estudiantiles junto con una veintena de profesores y algunos intelectuales catalanes se reunieron a la cuatro de la tarde en el convento de los Capuchinos de Sarriá para constituir el Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona (SDEUB), fruto de las resoluciones aprobadas por la Asamblea Constituyente de la Junta de delegados de las doce Facultades y Escuelas Especiales de la Universidad de Barcelona.


Convento Capuchinos Pedralbes 1966.

Cabe destacar que el acto tuvo que realizarse fuera de los estamentos universitarios al ser prohibido este dentro de la UB por el rector Francisco García Valdecasas y entre los que asistieron se encontraban nombres muy conocidos entre la intelectualidad catalana como: Salvador Espriu, Antoni de Moragas, Joan Oliver, Jordi Rubió i Balaguer, Antoni Tàpies, Pere Quart, Francesc Vallverdú, Agustín García Calvo, Oriol Bohigas, Raimon Obiols, Mª Aurèlia Capmany, Albert Rafols Casamada, los hermanos Goitisolo, algunos representantes de la Secretaria General de la CIE (Conferencia Internacional de Estudiantes), de la UNEF (Unión Nacional de Estudiantes Franceses), un delegado de la Universidad de Columbia y observadores de escuelas de grado medio y preuniversitarios, etc.

Jordi Solé Tura cuenta en sus memorias que el impulso definitivo de este movimiento surgió del PSUC universitario con Manuel Sacristán a la cabeza, y que de su núcleo principal surgieron documentos tan importantes como: la Declaración de Principios del SDEUB, sus Estatutos y el manifiesto final Por una Universidad Democrática. Los puntos básicos de estas propuestas fueron aprobados en el documento final elaborado para la convocatoria de constitución del SDEUB y formaron parte del programa base para la creación de la reforma democrática universitaria, la convocatoria de un congreso nacional de estudiantes de sindicatos universitarios democráticos y la constitución de comisiones mixtas de estudiantes y profesores97.

Una de las convocatorias preparadas para dicha reunión fue la fechada el 4 de marzo de 1966, firmada por el representante para la prensa del SDEUB, Eudaldo Ferrer, y vino como el resultado de un año de trabajo y después de la primera asamblea de distrito efectuada el 12 de febrero de 1965, con el objetivo de conseguir la Reforma Democrática de la Universidad. El asedio policial al convento se produjo tan pronto tuvo conocimiento del hecho el gobernador civil, Antonio Ibáñez Freire, rodeando el recinto en un radio de trescientos metros durante dos días y acabando el conflicto con varias detenciones98. Jordi Solé Tura describe la entrada en la sala de actos como una escena de viejas películas de gangsters, protagonizado por un grupo de policías encabezados por los comisarios Antonio Juan Creix y su hermano Vicente99. El informe del ministerio fiscal definió el acto como una asociación ilícita, calificando a los asistentes, por su implicación, como promotores, directivos y asistentes, teniendo consideración aparte a los denominados «intelectuales y personalidades», siendo inculpados los que incluso no asistieron al acto, pero sí se solidarizaron por escrito con él. A partir de esta clasificación, se propusieron las diferentes penas entre prisión menor (seis meses y un día hasta seis años), arresto mayor (un mes y un día hasta seis meses) y multas desde cinco mil pesetas hasta veinticinco mil.


Grupo de militantes socialistas en el exilio alemán, mediados de los años sesenta. En el centro de la imagen se distingue al actual presidente del Cedesc, Antonio Ruiz.


Convocatoria SDEUB, marzo de 1966.

El documento leído en el acto de constitución del sindicato estudiantil, titulado: Por una Universidad Democrática, hacía referencia entre otros aspectos a la llamada provisión de cátedras, por lo que el fiscal entendía el interés de la presencia de estos intelectuales no solo por el prestigio que daban al encuentro sino por el propio interés personal. Entre otros inculpados, denominados como «terceras personas», estuvo el Superior de la Orden, Juan Botam Casals, clasificado mediante informe policial como:

«(...) abiertamente catalanista, mal que aqueja a todos los componentes de la Orden en la región, sabiendo que está completamente identificado con los más conspicuos representantes en Barcelona, de esta insana tendencia política, tales como don Félix Millet, el abogado Mauricio Serrahima, el arquitecto Coll y Alentorn, el escritor Octavio Saltor y otros.»100

Otro componente de la Comunidad de los Padres Franciscanos Capuchinos fue inculpado por asentir y facilitar el salón de actos de su convento, para celebrar la reunión. Para Josep Benet la Caputxinada fue un hecho decisivo para la posterior formación de la Asamblea, reconociendo que con anterioridad fueron incapaces de crear comités unitarios sin exclusiones. Fue después de los capuchinos cuando aparece la Taula Rodona Democrática, el Comité pro-Amnistía y el Comité 11 de Septiembre. Buena parte de los miembros del SDEUB formaban parte del «escoltismo», que era un movimiento educativo juvenil que en su raíz cristiana obtuvo el reconocimiento episcopal siendo la competencia del Frente de Juventudes, constituyendo en 1954 el primer núcleo de la organización catalanista, Cristo Cataluña, y que posteriormente se unieron a la Institución Pedagógica Rosa Sensat como renovación de la educación catalana101. Mª Aurèlia Capmany nos presenta algunas anécdotas sobre aquellos tres días de reclusión estudiantil en el convento de capuchinos tan señalados en sus reflexiones:

«El sentido de responsabilidad, la capacidad de adaptarse a aquella circunstancia, unas cuantas ideas sobre el futuro que exigía, era realmente esperanzador. Incluso compensaba un par de impresiones negativas que había tenido en el momento de la creación del Sindicato Democrático. La primera de ellas era la preponderancia de la lengua castellana, la costumbre, ya mecánica, del estudiante que hablaba en catalán con el vecino y pasar al castellano en el momento que el estudiante en cuestión cogía el micro. Me di cuenta de que el peso del franquismo había sido terrible. Y de otro lado, aun otro factor que daba la medida de esta educación a la inversa. Entre los estudiantes había chicos y chicas. En los cargos importantes solo había chicos. Pero lo más terrible es que, cuando nos organizamos, descubrí que las chicas estaban todas en la cocina del convento, y los chicos en asamblea decisoria sobre el futuro de la comunidad. Pensé que el Sindicato Democrático que los estudiantes proyectaban era una esperanza para el futuro, pero que había mucho, mucho trabajo que hacer en aquel futuro.»102

La visión de cómo el régimen contempló estos actos de rebeldía estudiantil vino descrita en el documento que el fiscal que llevó el caso llegó a proponer en un concepto restringido, detallando la reunión como relajadora del sentimiento nacional, promovedora o difusora de las actividades separatistas y como intento de implantación de la división entre los estudiantes, acusaciones que aportaban un agravamiento de las penas. Sin embargo, lo importante fue que, a corto plazo, estos actos de represión policial influyeron en que días después ciento treinta capuchinos y religiosos se concentraran ante la Prefectura de la Policía Armada protestando por la agresión al estudiante Joaquín Boix ocurrida el 11 de mayo de 1966. Tres días después, 250 sacerdotes, 150 según Mundo Obrero103, se concentraron en el patio del episcopado ante el arzobispo de Barcelona, doctor Gregorio Modrego Casaus, entregándole un documento donde se expresaba la actitud poco clara de la jerarquía ante el allanamiento del convento de los Capuchinos por la policía, expresando su apoyo a las protestas generalizadas. También fue destacable la manifestación realizada el 17 de mayo de 1966 en Barcelona, entre la Avenida Diagonal y el Paseo de Gracia, donde participaron entre diez mil y quince mil personas, controlados por más de cien coches de la policía y dos tanques de agua. Ante dichos acontecimientos se formó un movimiento solidario en torno a los participantes de la Caputxinada, erigiéndose una coordinadora que fue llamada la Taula Rodona Democrática, integrada esta por una amplia representación política del espectro ideológico de aquellos días, o sea, desde la izquierda a la derecha catalana pasando por los nacionalistas. El SDEUB desarrolló su actividad entre 1966 y 1967 con amplias actividades sindicales, culturales y políticas, organizando recitales como el del cantante Raimon y homenajes a Pablo Ruiz Picasso y Jordi Rubió. Joan Crexell resume en su libro que la Caputxinada fue importante por diversos motivos: por ella misma, como un acto de masas clandestino y por las consecuencias que comportó; por los estudiantes, que fueron como un instrumento aglutinador de todos los universitarios durante cierto tiempo; como un hecho dinamizador del cristianismo progresista por la amplia solidaridad que desveló; y porque fue el origen que permitió a la oposición democrática catalanista un primer acuerdo sin exclusiones, la Taula Rodona Democrática104. Esta organización surgió a raíz del cerco a los estudiantes del SDEUB en el convento de los Capuchinos de Sarriá105 como iniciativa unitaria y de oposición para coordinar la ayuda de emergencia a los sitiados y represaliados. La reunión preparatoria se celebró en el domicilio de Josep Benet, asistiendo Jaume Casanovas, Joan Reventós, Jordi Carbonell, Xavier Folch y Felip Solé Sabarís, continuando las reuniones en el apartamento de Pere Portabella sito en la calle Balmes, lugar donde se estructuró la asociación política. De nuevo, los encuentros continuaron en casa de Salvador Casanovas (cercano a Jordi Pujol) y también en la torre de la calle Anglí, n.º 35, residencia de Joan Reventós, estando este presente en todas las reuniones. La Taula Rodona continuó hasta 1973 como lugar de encuentro y de lanzamiento de proyectos cívicos de todo tipo. Su composición estuvo formada por democristianos, comunistas, socialistas, nacionalistas e independientes, formando parte: ERC, FNC, MSC, PSUC, UDC y organizaciones sin una clara definición política. El acto más característico promovido por esta organización fue el efectuado en la sala de actuaciones Price, ya desaparecida, con un recital de carácter literario donde participaron poetas como Agustí Bartra, Salvador Espriu, Pere Quart, Joan Brossa, Francesc Vallverdú, Gabriel Ferrater, Joan Vinyoli y Jordi Sarsanedas, entre otros106. El Tribunal de Orden Público (TOP) declaró ilegal el SDEUB en el mismo año de su creación y expulsó a 69 profesores de la Universidad de Barcelona (UB). El rector de la Universidad, Francisco García Valdecasas, castigó a los estudiantes comprometidos con el nuevo sindicato con la pérdida de matrícula, siendo condenados los delegados del sindicato a seis meses de arresto. Entre los expulsados estaban José Mª Bricall, Joan Reventós, Jordi Solé Tura107, Isidre Molas, Miquel Roca Junyent, Joaquim Nadal, Josep Fontana, Josep Termes, Narcís Serra, Oriol Bohigas, Ernest Lluch, Joaquim Marco, Francesc Noy, José Emilio Donato, Frederic Correa y Joan Ramon Capella108. Sin duda, todos estos actos reivindicativos complementaron un movimiento más amplio de protesta generalizado en toda España y, de hecho, la Caputxinada se tradujo en un impulso significativo en la lucha antifranquista en las demás universidades españolas. Así, en Madrid, el sábado 12 de mayo de 1966, más de un millar de estudiantes se reunieron en la facultad de Económicas en el intento de crear un nuevo sindicato democrático de estudiantes. Del mismo modo se realizaron actos parecidos en San Sebastián, Valencia, Bilbao y Pamplona; incluso 72 capellanes enviaron un documento al obispo José Guerra Campos, afirmando que la lucha clandestina era lícita cuando esta se oponía al abuso de autoridad de un orden injusto y que el sindicato español no era representativo sino un instrumento al servicio del Estado, lo cual no respondía a las exigencias de la doctrina social de la Iglesia109. La protesta en la calle empezaba a tomar relevancia, llegando a su cenit en las grandes manifestaciones vecinales de los años setenta, tomando como ejemplo en Cataluña la movilización contra la subida de las tarifas de autobuses en Santa Coloma de Gramanet en 1968 o por la instalación de un puente sobre la Av. Meridiana entre la Trinidad Vella y la Nova en 1969. Otros movimientos sociales que destacaron en los años posteriores a la Caputxinada fueron: Comités de Huelga Unitaria, Comité Pro-Amnistía, Comité Cataluña-Vietnam y el Comité 11 de Septiembre entre 1967 y 1968.

87. ESTEBAN, Jorge de, Luis LÓPEZ GUERRA, La crisis del Estado franquista, Barcelona, Editorial Labor, 1977. pp. 154-161.Ver PARÍS, Carlos, «La Universidad», en FRAGA- VELARDE-DEL CAMPO, La España de los Setenta, Tomo III, El Estado y la Política, Madrid, Moneda y Crédito, 1974. También en «Universidad cerrada», Cuadernos para el Diálogo, marzo 1975.

88. Treball, mayo de 1966.

89. SOLÉ TURA, Jordi, Una Història optimista. Memórias, op. cit., pp. 234-235. También en TUSELL, Javier, Manual…, op. cit., p. 710.

90. Militante del FOC, Convergencia Socialista de Cataluña (CSC) y del PSC. Vicepresidente del gobierno (1991-95).

91. Presidente de la Generalitat (2003-2006).

92. Presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid (1983-1994).

93. Ministro de Educación (1982-1988).

94. PRESTON, Paul, «Decadencia y resurgimiento del PSOE durante el régimen franquista», en AA.VV., El socialismo en España, Anales de la Historia 1, Madrid, Pablo Iglesias, 1986.

95. En BASGEN, BRIAN y BLUNDEN, A. (Eds.) Enciclopedia onomástica del marxismo (publicación online). Ed. Marxist Internet Archive. Consultado 22 julio de 2006. Frente de Liberación Popular (FLP). www.marxists.org/catala/, consultado el 15-8-2006. Muchos de los que formaron parte de la militancia FLP/FOC fueron a parar a las corrientes socialistas del PSOE y del MSC en Cataluña: Narcís Serra, Pascual Maragall, Joaquín Leguina, José Mª Maravall, Carlos Zayas, etc. Ver en Cuadernos de Ruedo Ibérico, 13/14, 6/1967 – 9/1967.También en JULIÁ, Santos (coord.), El socialismo en España. Anales de la Historia.Volúmen 1, Madrid, Pablo Iglesias, 1986, pp. 360-361.

96. Front Obrer de Catalunya (FOC): Organización política catalana fundada en 1961 fruto de la evolución de la Associació Democrática Popular de Catalunya (ADPC). Entre su militancia destacó: Antoni Jutglar, Rodolf Guerra,Josep Mª Picó, Manuel Verdura, Isidre Molas, Joaquim Sardá, Antoni Castells, Lluís Avilés, Daniel Candó, Mercé Soler, Conrad Solá, Pere Sariola, Pascual Maragall, Josep García Durán, Jesús Salvador, J. M. Vergara, J. M. Gasch, Armand Sáez, Rafael Pujol, Manuel Pasarín, Antonia Renau, Jordi Rigau, J. A. González Casanova, A.C. Comín y Ernest Lluch (independientes), Narcís Serra, Santiago Udina, Oriol Durán, Gaspar Modolell, Pere Puig, Manuel Royes y José Muñoz en Terrassa. Tuvieron contactos con el FLP, Euskadiko Sozialisten Batasuna (ESBA) creando la expresión Organizaciones Frente para designar la confederación FLP-FOC-ESBA. También hubo cierta competencia por el protagonismo dentro de las crecientes CC.OO. en Cataluña. Su disolución fue en 1970. MOLAS, Isidro, op. cit., p. 118. También ver, MARAGALL, Pascual, «Un instant de reconstrucció de la història del FOC», en AA.VV., Historia del Socialisme a Catalunya (1939-1972), colección Debat 4-5, Barcelona, Centre d’Estudis Socialistes, 1978, pp. 81-98.

97. SOLÉ TURA, Jordi, Una Historia optimista. Memórias, op. cit., pp. 236-237.

98. Mundo Obrero, marzo de 1966. También en Treball, 1-3-1966.

99. SOLÉ TURA, Jordi, Una Història optimista. Memórias, op. cit., pp. 243-245.

100. COLOMER, Josep Mª, op. cit., p. 15. En AHGCB, «Convento Capuchino», Caja 16. Nota del Autor: En el Apéndice Documental se encuentran registrados los 375 ciudadanos detenidos en el convento a los que se les retiró sus documentos de identidad. Ver BERNAD, Robert; BURGAYA, Josep; FIGUEROLA, Jordi, ´Assemblea de Catalunya: la lluita antifranquista a Osona, Vic, EUMO, 1999.

101. Ibid.

102. CREXELL, Joan, La Caputxinada, Barcelona, Ediciones 62, 1987, p. 21.

103. Mundo Obrero, marzo de 1966.

104. CREXELL, Joan, op. cit., p. 235.

105. COLOMER, Josep Mª, «Les dones de la Caputxinada», L’Avenç n.º 13, 1979, p. 70. Ver también MIGUEZ GONZÁLEZ, Santiago, La Preparación de la Transición a la democracia en España, Zaragoza, Prensa Universitaria, 1990, p. 407.

106. MARTÍ, José, op. cit., p.175.

107. Ministro de Cultura (1991-93), fallecido en 2009.

108. RIQUER, Borja de, op. cit., p. 378. También en SOLÉ TURA, Jordi, Una História optimista. Memórias, op. cit., pp. 245-246.

109. Mundo Obrero, marzo de 1966.

La  transición española

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