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El encierro de Montserrat. Diciembre de 1970

En diciembre de 1970 concluyó el llamado Proceso de Burgos, juicios sumarísimos efectuados contra militantes de ETA acusados del asesinato, en agosto de 1968, del jefe de la Brigada de Investigación Social de la Policía de San Sebastián, Melitón Manzanas. De los diez y seis encausados, seis lo fueron bajo pena de muerte, encontrándose entre los restantes dos sacerdotes. Las repercusiones políticas y sociales tanto a nivel nacional como internacional sobre este proceso representaron para buena parte de la ciudadanía española una clara apuesta desde el poder para demostrar la intransigencia del gobierno ante las protestas de una parte insumisa de la sociedad.

En Cataluña, el PSUC, como partido mejor organizado, tomó la iniciativa de lucha ante estos acontecimientos, proponiendo como presión mediática un encierro simbólico en la catedral de Barcelona; sin embargo, al no tener permiso del Arzobispado, se buscaron otras alternativas.

El 3 de noviembre de 1970, un mes antes del inicio de los juicios de Burgos, aconteció una jornada de paro y protesta generalizada por iniciativa de CC.OO., exigiendo la libertad de los etarras que iban a ser juzgados. Tras varias interpretaciones, la revista Treball calificó la jornada como un éxito, a pesar de que los medios oficiales calculasen que el paro afectó solo a 5.816 trabajadores y que se concentró en ciudades como Lérida, Mataró y Tarrasa, y más concretamente en las empresas Pirelli, Seat, Siemens, Unidad Hermética y Agroman.

Sin duda, a principios de 1970 el sindicato CC.OO. acumulaba casi todo el protagonismo en la lucha obrera, ya que la influencia de la UGT en Cataluña era insignificante debido a su oposición a la entrada clandestina de sus delegados sindicales en la organización Sindical Española (OSE), como así lo hicieron las CC.OO. De esta forma, como parte de la amplia alianza antifranquista que los comunistas esperaban constituir, en noviembre de 1971, las CC.OO. catalanas jugarían un papel importante en la fundación de un movimiento popular a favor de los derechos nacionales de Cataluña, la Asamblea de Cataluña162.

Las protestas estudiantiles en las facultades universitarias catalanas también tuvieron su protagonismo, destacando la de Medicina en la UAB, instalada en el Hospital San Pablo, lugar donde el filósofo y catedrático Manuel Sacristán, que había sido expulsado de la Universidad en 1966163, expuso en un mitin su visión sobre los acontecimientos.

En Euzkadi, la indignación contra el gobierno se generalizó desde distintos frentes, tomando la iniciativa los trabajadores, los estudiantes universitarios y la Iglesia católica, esta última a través del obispo de San Sebastián, Jacinto Argaya, que, junto al administrador apostólico de Bilbao, solicitaron el 21 de noviembre a Franco y su gobierno el cambio a los tribunales ordinarios de los consejos de guerra sumarísimos. Mientras tanto, las huelgas en todo el país se habían generalizado, hablándose de treinta mil manifestantes a principios de diciembre. También en Cataluña se registraron manifestaciones los días, 30 de noviembre y 3, 10 y 17 de diciembre. Esto obligó al gobierno a decretar el estado de excepción en Guipúzcoa, extendiéndose la misma situación diez días después a todo el territorio nacional.

Como era de esperar, esta situación tan propicia fue aprovechada por la Comisión Coordinadora, que ya desde el día 26 de noviembre había convocado una concentración en la plaza de Cataluña de Barcelona para el día 30, a las ocho de la tarde, en defensa de la vida de los detenidos de ETA. En dicha concentración se repartieron octavillas donde se repetían frases como: «¡Contra el franquismo-Opus Deísmo!», «¡Acabemos con la violencia de los tribunales especiales!», «¡Amnistía… Por las libertades democráticas, por los derechos nacionales de Euzkadi, Galicia y Cataluña!»164.

Las sesiones del juicio que se desarrollaba en Burgos comenzaron bajo una fuerte presión mediática tanto desde el exterior como del interior del país, incluyendo acciones terroristas provocadas por la propia ETA-V Asamblea. Véase como ejemplo el secuestro perpetrado por ETA sobre el cónsul de la República Federal Alemana en el País Vasco, Eugen Behil, y que acabó con su liberación el día de Navidad tras un fuerte rechazo de la opinión pública en general y de algunos militantes de ETA-VI Asamblea que consideraron el acto terrorista como un error.

El juicio sumarísimo finalizó el 9 de diciembre de 1970 y la sentencia se hizo pública el 27 del mismo mes destacando las seis penas de muerte contra: Francisco Xavier Izco de la Iglesia, Francisco Xavier Larena Martínez, Mario Onaindia Natxiondo, Ioseba Dorronsoro Ceberio, Eduardo Uriarte Romero y Iokin Gorostidi Artola. Tres días después, la agencia de noticias Efe puso fin a la incertidumbre sobre el cumplimiento de las sentencias emitiendo el siguiente comunicado:

«Su Excelencia, El jefe del Estado, de acuerdo con el Consejo de Ministros y el Consejo del Reino, ha tenido a bien hacer uso de las prerrogativas que le concede la Ley Orgánica del Estado y conmutar las penas de muerte impuestas por el Consejo de Guerra celebrado últimamente en Burgos, por las inmediatamente inferiores en grado. S. E. El jefe del Estado se dirigirá a los españoles a las diez de la noche por Televisión Española.»165

Sin duda alguna, la respuesta de toda la oposición fue clara y contundente destacando en Cataluña la presentada por el PSUC que calificó el consejo de guerra de Burgos como un montaje hecho para matar, concibiendo el proceso como el paso necesario para conseguir el régimen tres objetivos principales: primero para realizar una venganza ejemplar contra ETA; seguidamente, para cortar, mediante el temor que producirían los fusilamientos, la actividad de oposición antifranquista, el ascenso de la lucha y el movimiento de masas; y, finalmente, obligar a replegarse a los elementos evolucionistas dentro del régimen para imponer desde el gobierno una política similar a los años cuarenta o cincuenta166. Lo sorprendente del caso fue que la indignación llegó a tal nivel que incluso los jefes de las organizaciones carlistas enviaron un telegrama al jefe del Estado a favor del indulto, la amnistía y la libertad política167.

Parecía que, por esta vez, pues no sería la última, el Caudillo tenía pocas alternativas favorables a sus pretensiones iniciales de consumar las ejecuciones, optando por la magnanimidad del dictador suspendiendo los fusilamientos.

En Barcelona, la iniciativa de la llamada «tancada» de Montserrat en repuesta al órdago enviado desde el régimen contra la oposición antifranquista surgió de algunos militantes y simpatizantes del PSUC: Octavi Pellissa, Xavier Folch, Oriol Bohigas y Eugeni Trías, participando por la Taula Rodona, Felip Solé Sabarís168. Las adhesiones fueron aumentando desde todos los ámbitos artísticos, siendo una de las más señaladas la del cantante Joan Manuel Serrat, captado a través de su amiga Guillermina Motta, que asistió a alguna de aquellas reuniones secretas y multitudinarias en casa de Oriol Bohigas, llegando a reunirse de cuarenta a cincuenta personas, entre ellas Josep María Castellet y Mario Vargas Llosa.

La primera convocatoria general tuvo lugar en el Colegio de Doctores y Licenciados donde se reunieron más de cien personas. En la reunión tomaron la palabra Josep Solé Barberà, abogado defensor del Proceso de Burgos; Pere Portabella como observador de organizaciones clandestinas y Jordi Carbonell. Finalmente, después de posteriores reuniones en Can Bohigas y en el despacho de Pere Fages, donde asistió el arquitecto Ricardo Bofill, se preparó un documento sobre la denominación de la Assemblea Permanent d’Intel-lectuals169 y se decidió con mucha cautela realizar la «tancada» en el monasterio de Montserrat el 12 de diciembre de 1970, día de Santa Lucía.

Aquel día, la gente iba entrando en el monasterio con orden y tranquilidad, apuntándose el nombre y la profesión de los allí presentes, que sumaron en total 287 personas. Después de dos días de presiones ejercidas por el gobernador civil, Tomás Pelayo Ros, sobre el abad del monasterio, Cassià Mª Just, se procedió al desalojo de los concentrados, no sin antes registrar 223 carnés de identidad y diversas matrículas de coches por parte de la policía; algunos de ellos fueron agraciados con diversas multas. Los participantes en el encierro de Montserrat fichados por la BIS el 15 de diciembre de 1970 fueron los siguientes:

Con antecedentes comunistas (PC/PSUC)

Javier FolchJosé Emilio Donato
Albert PuigdoménechMiquel Sarries
Julián Manuel AlonsoMª Dolores Plans
Ángel CarmonaArmanda Rodríguez Lázaro
Ramón CapellaOctavio Pellissa
María Alós-MonerManuel Sacristán
Francisco Vallverdú

Separatistas catalanes

Josep Benet MorellRamón Pelejero Sanchís (Raimon)
Josep Oriol BohigasCarlos Jorge Guardiola
Joan Manuel SerratAlfonso García Seguí
Mª del Carmen SerrallongaAlbert Rafols Casamada
Alexandre Cirici PellicerJoan Brossa Cuervo
Josep Mª TubauFrancesc Pi de la Serra Valero
Romá Gubern

Activistas catalanes

Joaquín Pujol SimónJosep Mª Muñoz Pujol
Jordi CarbonellJosep Mª Ollé
Santiago LoperenaJosep Elías
Jacinto Ros HombravellaJosep Oriol Martorell
Miquel PorterAntonio Matabosch
Jaime SantamaríaEnrique Lahosa
José Corredor MateosJosep Mª Fargas
Lluís de Carreras SerraGuillermina Motta
Francesc SerrahimaJosep Guinovart
Francesc de Carreras SerraMontserrat Roig Fransitorra
Josep Mª MartorellMaría Dolores Rivera
Pere Portabella RafolsEugeni Trías
Felipe FormosaManuel Valls Gorina
Nuria BoazaEnrique Barbat
Rafael Cáceres

Catalanistas de matiz socialista

Carlota SoldevilaAna María Matute
Esther BoixJosep Mª Castellet
Jaume CiuranaPedro Planella
Gabriel MollAna Mª Bofill
Carmen Hernández CrosLluís Doménech
Francesc RiusJuan Cortasa
Dolores AbellánJaume Figueras
Josep Mª RieraAntonio Ribas
Josep Mª Benet JornetJoan Gomis Sanahuja
Eduardo GuardinoAntonio Sales
Jordi NovellJoan Mª Pons
Marta CarrerasEnrique Irazoqui

El resto de los encausados carecía de antecedentes desfavorables, estando entre ellos Pau Bordonaba, Marina Bru, Josep Mª Forn, Fabián Puigserver, Xavier Romeu y Eva Serra. Otros nombres relacionados con los hechos fueron Pere Ignasi Fages, Joan Bosch, Jaime Camino, Jordi Teixidor, Josep Cercós, Gonzalo Suárez, José Mª López, Joan Oliver, Alexandre Cirici Pellicer, F. Valverán, Mariá Girona, Paco Rodón, Joan Hernández Pijoan, Carmen Serrallonga, Gabriel Ferrater y Pere Catalá, Gustau Gili, Joan Colominas, Josep Solé Barberà y Joan Brossa. También asistieron al encuentro Joan Miró con su esposa y Antoni Tàpies, aunque no llegaron a entrar por no haber sitio para dormir, volviendo al Hotel Colón en Barcelona. Cabe decir que el mismo día 12 de diciembre, la CCFPC había emitido un comunicado dirigido al pueblo de Cataluña en favor de salvar la vida de los militantes de ETA, conseguir su libertad reivindicar las libertades democráticas y nacionales170.

Al cabo de algunos días empezaron a llegar las multas por la participación en la asamblea constituyente; las hubo de quince mil, veinticinco mil, treinta y siete mil y setenta y cinco mil pesetas.

El gobierno, en respuesta a los actos de protesta que se generalizaron por toda España, decretó el estado de excepción, suprimiendo durante seis meses el artículo XVIII del Fuero de los Españoles. Las detenciones de Xavier Folch y Jordi Carbonell fueron parte resultante de los acontecimientos.

Las comunicaciones durante el encierro se efectuaron a través de walky-talky mientras que, en Barcelona, funcionaba un servicio de prensa dirigido por Pere Fages, Carles Trías y la escritora Rosa Regás.

El acto asambleario en Montserrat fue dirigido a través de una presidencia rotativa compuesta por Pere Portabella, Oriol Bohigas, Jordi Carbonell, Xavier Folch, Josep Benet y el padre Marc Taxonera. Al explicar Solé Barberà y Pere Portabella la evolución del Proceso de Burgos, se decidió efectuar un encierro en acto de protesta y redactar un comunicado que fue emitido posteriormente por algunas emisoras de radio en el extranjero.

La duración de este acto simbólico tuvo un breve desarrollo, ya que, dos días después, a partir de las cinco de la tarde, la policía rodeó el monasterio y efectuó el desalojo sin mayores problemas, denominando los mandos policiales dicha acción como «Operación Mano de Pintura», cuyo significado en clave policial obedecía a la orden de desalojo por la fuerza el día 14. La entrada de la policía dentro del monasterio no tuvo lugar, ya que la salida de los manifestantes fue voluntaria, entre otras cosas por indicaciones del propio abad.

El apoyo de los representantes de la cultura catalana a este movimiento fue extenso y muy activo, incluyendo artistas con cierto renombre, entre ellos: Joan Manuel Serrat, Guillermina Motta, Raimon, Francesc Pi de la Serra; y los escritores Joan Oliver, Joan Brossa, Gabriel Ferrater, Terenci Moix, Montserrat Roig, etc.

Sin duda, este acto simbólico resultó trascendental para el futuro de la Asamblea de Cataluña, ya que, como consecuencia del encierro surgió un movimiento de lucha en defensa de las libertades y de la cultura catalana conocido como la Asamblea Permanente de Intelectuales Catalanes171. Esta organización sirvió para impulsar, influenciar y sentar las bases de la futura Asamblea de Cataluña, llegando a formar parte de ella. Véase como ejemplo está en la propuesta del texto de la I Sesión referida a los cuatro puntos programáticos, donde los apartados referidos a las libertades, el acceso del pueblo al poder político y económico y lo referente a la polémica sobre la vía al derecho de autodeterminación, provenía de la Asamblea de Intelectuales172. Esta organización fue también solidaria con el movimiento obrero, ayudando económicamente a trabajadores en huelga y encarcelados173.

Finalizado el encierro, las quejas y comunicados sobre los hechos relatados vinieron por ambos lados. De esta forma, el abad Cassiá Just envió una carta de protesta al gobernador civil, mientras que Jordi Carbonell puso en un compromiso a las autoridades policiales al negarse a responder en castellano cuando fue detenido al salir del monasterio y tener que declarar en las dependencias policiales, haciéndolo en catalán. Las consecuencias de sus actos acabaron con su encarcelamiento el 17 de enero de 1971 y, según un informe de la Dirección Superior de Policía de Barcelona:

«En la prisión, continuó negándose a hablar en castellano, por lo que fue ingresado en la enfermería para observación psiquiátrica. Han intentado visitarle, el padre Taxonera; Don Federico Udina Martorell, Decano de la Facultad De Filosofía y Letras de la UAB —por ser el detenido profesor de lengua catalana de la UAB—y el presidente del Colegio de Licenciados y Doctores; no habiendo permitido el director dichas visitas por tener que celebrarse estas en castellano, en virtud de lo que predispone el párrafo 2º del Reglamento de Prisiones. Asimismo, se sabe que el director del Establecimiento ha recibido anónimos en el sentido de que al hacer el juicio de la lengua catalana se va a crear un mártir.»174

Por aquellas fechas había comenzado la actividad política del sacerdote Lluís María Xirinachs175 cuando en la Navidad de 1970 se declaró en huelga de hambre en contra del Proceso de Burgos, expresando el deseo de unidad de las fuerzas políticas catalanas en busca de la autodeterminación del pueblo catalán. Este párroco de la iglesia de Sant Jaume de Frontanyá de la Diócesis de Solsona (Lérida) ya había sido expulsado en 1966 por su actividad contra el régimen en solidaridad con la minería asturiana, y un año después el obispo de Vic, Doctor Masnou, lo envió a Santa María del Camí, en la comarca de la Noya, aunque de nuevo fue detenido por la policía en 1969 repartiendo propaganda y posteriormente liberado por el obispo de Vic en base al Concordato con la Santa Sede.

El 2 de enero de 1971, el abad de Montserrat visitó al «singular» sacerdote después de haber sido visitado este por el vicario episcopal de Igualada. Tras un breve encuentro, el abad le comunicó su apoyo ante ese acto de rebeldía ante el régimen, corroborando su actitud en unas declaraciones ofrecidas al periódico francés Le Monde, afirmando entre otros asuntos:

«No es posible que la Iglesia pueda seguir asociada al régimen que ha fusilado hombres por sus ideas y que ha ejecutado a católicos por el único crimen de estar en contra de Franco.»176

Como era natural, estas manifestaciones no pasaron desapercibidas para el régimen, actuando este como era habitual, o sea, desinformando y manipulando la información a la opinión pública de tal forma que la agencia estatal Pyresa (Prensa y Radio Española) mencionó los hechos ocurridos relacionándolos con el independentismo vasco.

El 10 de enero, Xirinachs volvió a Vic por indicación del obispo de la Diócesis, residiendo en la casa sacerdotal. El traslado a esta residencia viene bien detallado en un documento policial expresado en el lenguaje específico usado por las Fuerzas del Orden y que a continuación detallo:

«A primeras horas de la tarde, funcionarios de la Sexta Brigada de Investigación Social y del Departamento de Orden Público, de esta Jefatura Superior, en cumplimiento de órdenes de la superioridad y conocimiento y anuencia del Istmo. y Reverendísimo Señor Obispo de la Diócesis de Vich, se procedió al traslado desde el Hospital Clínico de esta Capital en donde se hallaba internado ocupando la cama n.º 14 del Servicio de Urgencias, a la Casa Sacerdotal de la población de Vich, del sacerdote LUIS MARIA XIRINACH [sic] DAMIANS. En un principio, el expresado sacerdote se negó a ser trasladado, pero finalmente se avino a razones y accedió a ello y, por otro lado, el médico designado por la Jefatura Provincial de Sanidad para que acompañara al sacerdote en este viaje Doctor DON CARLOS GRAU FONOLLOSA se negó también rotundamente a ser él que acompañase en una ambulancia a DON LUIS MARIA XIRINACH [sic] […]. Debe hacerse constar que el Doctor GRAU FONOLLOSA opuso objeciones cuando, en vista de su negativa a acompañar al sacerdote, se le instó por los funcionarios que practicaron el servicio a que se identificara, lo cual efectuó posteriormente haciendo saber que su negativa a acompañar al sacerdote era debida a que la misma se debía por tratarse el traslado de referencia de un asunto de tipo policial.

Zanjadas las dificultades dichas se procedió seguidamente al traslado del sacerdote en una ambulancia en la que fue acompañado por el ya mencionado Doctor GALLEGO y un funcionario de la Sexta Brigada Regional de Investigación Social y, en un coche del Departamento de Orden Público, efectuaron asimismo el viaje, la madre del Señor XIRINACH [sic] DAMIANS y dos funcionarios del Cuerpo General de Policía, pertenecientes al Departamento de Orden Público y Brigada Social. SEXTA BRIGADA DE INVESTIGACIÓN SOCIAL. JEFATURA SUPERIOR DE POLICÍA DE BARCELONA. Traslado de un sacerdote desde el Hospital Clínico de esta ciudad a Vich. »177

Allí, Xirinachs recibió a los representantes de la Comisión Preparatoria de la Asamblea de Cataluña, informándole estos de los últimos avances. Con posterioridad, el 13 y el 14 del mismo mes, Xirinachs recibió a la plana mayor de la CCFPC y la visita, a título personal, de Jordi Pujol, finalizando su huelga de hambre con una declaración pública.

Como conclusión, es importante destacar las declaraciones del periodista de Le Monde, Marcel Niedergang, el cual describió en sus comunicados lo que realmente significó el encierro de Montserrat, afirmando bajo su punto de vista que fueron los intelectuales catalanes más prestigiosos los que forzaron a buena parte de la burguesía catalana y otros dirigentes no afectos al régimen a salir del silencio. Cabe destacar que la disolución de esta asamblea de intelectuales que surgió del encierro derivó posteriormente en una iniciativa más elevada, el Congrés de Cultura Catalana, organismo creado de la misma asamblea en una reunión celebrada en Montserrat a principios de 1975178.

162. BALFOUR, Sebastián, op. cit., p.179.

163. BATISTA, Antoni, op. cit., p. 70.

164. FRC, AJR, «Comissió Coordinadora de Forces Polítiques de Catalunya», Carpeta 104/15, 26-11-1970. También en MOLINERO, Carmen, YSÀS, Pere, «El triunfo del inmovilismo», en Historia de España Siglo XX (1939-1996), 3ª edición; MARTÍNEZ, Jesús A. (coord), Cátedra, Madrid, 2007, pp. 159-171.

165. BATISTA, Antoni, op. cit., p. 73.

166. Treball, 1-1-1971.

167. Mundo Obrero, 22-1-1971.

168. BATISTA, Antoni, op. cit., p. 81. Ver también SERRAHIMA, Nuria, «La tancada a Montserrat contra el Procés de Burgos», L’Avenç, n.º 72, 1984, p. 16 y PUJOL, J.M., La Gran Tancada, Barcelona, Columna, 1999.

169. A primeros de 1966 hubo intentos asociativos por parte de la intelectualidad catalana, como la reunión clandestina en Franciscàlia, que no llegó a ningún acuerdo por divergir la asociación entre demócratas o socialistas. GUTIÉRREZ DÍAZ, Antoni, «La fundació de L’Assemblea de Catalunya», L’Avenç, n.º 43, 1981, p. 34.

170. FRC, AJR, «Comissió Coordinadora de Forces Polítiques de Catalunya. Anotaciones», Carpeta 104/19, 1971. También en BATISTA, Antoni, op. cit., pp. 80-81.

171. PORTABELLA, Pere, «L’Assemblea Permanent d’Intelectuals catalans», L’Avenç, n.º 43, 1981, p. 40.

172. SERRAHIMA, Nuria, La tancada a Montserrat contra el procés de Burgos», op. cit., p. 16.

173. PORTABELLA, Pere, «L’Assemblea Permanent d’Intelectuals catalans», op. cit., p. 40.

174. Las cartas de protesta y apoyo a favor de Jordi Carbonell llegaban de diferentes estamentos, la Iglesia, la abogacía, etc., incluso se le dedicó una poesía por parte de Joan Brossa, en BATISTA, Antoni, op. cit., p. 83.

175. XIRINACHS, Lluís María, «La lluita per l’amnistía», L’Avenç, n.º 43, 1981, p. 49.

176. Treball, 1-1-1971. También en BERNAD, Robert, op. cit., p. 92.

177. AHGCB, «Nota Informativa», Barcelona, 11-1-1971, dos folios. BERNAD, Robert; BURGAYA, Josep, op. cit., p. 65.

178. BATISTA, Antoni, op. cit., p. 85.

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