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Capítulo 8 Preparación de los obreros
ОглавлениеLas casas editoras como escuelas de capacitación.–Las casas editoras debieran ser escuelas de capacitación y preparación para la juventud. Los que trabajan en la institución debieran tener un amor profundo y duradero por Jesucristo, y sentir preocupación por todos los seres humanos por los que él dio su preciosa vida. Se debe manifestar la simpatía más tierna por los huérfanos de madre o padre, y éstos deben ser especialmente el objeto de esfuerzos decididos, el objeto de un trabajo sabio y bien dirigido, y se los debe tratar con la ternura de Cristo Jesús.
La religión personal se manifestará por los buenos frutos que produce; la santificación no es obra de un día sino de toda la vida. El corazón humano llega a ser una mezcla de pasiones, vanidades, amor al yo, amor al dinero y amor al mundo. En el corazón de todos debiera haber la gracia que puede florecer en el jardín de Dios. El egoísmo borrará toda preciosa semejanza con Cristo, y expulsará la humildad, la abnegación y la devoción (Manuscrito 32, 1893).
La preparación de aprendices.–Se me ha revelado mucho acerca de la obra especial que quienes ocupan posiciones de responsabilidad en nuestras casas editoras debieran hacer en favor de los aprendices. El Señor nos guiará hacia adelante y arriba si es que estamos dispuestos a dejarnos guiar. Él quiere que alcancemos una norma más elevada de espiritualidad que la alcanzada en el pasado. Los que llevan responsabilidades en nuestras casas editoras tienen a su cargo aprendices que recibirán influencia de sus palabras y acciones. Los que tienen que desempeñar alguna parte en la educación de los aprendices debieran manifestar la presencia de Cristo en su vida.
He visto durante mucho tiempo que los aprendices de nuestras casas editoras no han recibido suficiente atención.21 No basta preocuparse de que trabajen las horas establecidas. Debiera haber un programa de enseñanza en relación con su trabajo, para que sigan estudios y lecciones de capacitación profesional a horas determinadas...
Es excelente la sugerencia que se ha hecho de que se impartan clases para la preparación de los jóvenes que trabajan en las casas editoras. Introduzcan agrado, ánimo y esperanza en esta obra...
Los aprendices debieran recibir instrucciones en contabilidad. El conocimiento del manejo de cuentas será una gran ayuda para ellos personalmente y una gran ventaja en su obra (Manuscrito 81, 1901; ver también TI 7:141-144).
Un gran esparcimiento previsto.–Debemos realizar una obra concienzuda en educación. Los jóvenes de nuestras editoriales debieran recibir instrucción práctica en todos los ramos de la obra relacionados con la impresión de libros. Después, si la providencia de Dios los dirige hacia otros países, pueden aprender el idioma y ser capaces de publicar para los habitantes de ese país la verdad que Dios nos ha encomendado y que debe difundirse en toda nación, tribu, lengua y pueblo. El Señor está enviando a sus ángeles a preparar el corazón de la gente para que reciban la verdad. Y si nos dedicamos solamente a su servicio, se nos enviará en el espíritu y el poder de Elías.
Por la luz que Dios me ha dado, sé que algunos adquirirán una perfecta comprensión de cada ramo de la obra relacionado con la impresión y encuadernación de libros, porque Dios los colocará en posiciones donde se requerirá que hagan esa obra. Debido a que estamos establecidos aquí, tendemos a pensar que nunca seremos enviados a otro lugar. Pero llegará el tiempo cuando se producirá un gran esparcimiento, con el cual ni siquiera soñamos; y sobrevendrá en formas inesperadas. Algunos serán llevados a regiones remotas, pero Dios tendrá una obra para ustedes. Mientras están aquí, dejen que se les enseñe. Eduquen y preparen toda facultad de la mente para que alcance una comprensión de cada parte de la obra. Cultiven la voz. Aprendan a hablar para que puedan hacer la impresión más favorable sobre otras mentes (Manuscrito 73, 1906).
Los obreros de la casa editora debieran ser colportores.–La obra del Señor tiene numerosas ramas. Son numerosas las formas como el Señor condesciende en emplear a agentes humanos. Cada hombre y mujer, como mayordomo de Dios, tiene una obra que realizar. Cada uno ha recibido capacidades que lo califican para esta obra. Si los que están en cargos de responsabilidad en la casa editora desechan el egoísmo, si pesan fielmente las probabilidades y posibilidades, se preocuparán de que si en la institución hay algunos empleados que hacen trabajos que se harían mejor fuera de la casa editora, estas personas sean colocadas en un lugar donde puedan usar su habilidad en otras líneas de servicio en la obra del Señor. Hay gran necesidad de colportores, y ninguno de nosotros está en este mundo para complacerse y glorificarse a sí mismo (Manuscrito 54, 1899).
Entrevistas y exámenes hechos con alegría.–Antes de emplear a un obrero en la casa editora, se lo debe someter a un examen para comprobar su capacidad y su condición espiritual. Este examen no debe realizarse en forma arbitraria, sino en el amor de Cristo, no según el método habitual, sino el método de Cristo...
La obra que realizan con interés espiritual los obreros de la institución debe hacerse con alegría. No debe considerarse una carga, sino un privilegio. Los que hacen esta obra no deben andar con la cara larga, como si fueran a un funeral, sus rostros debieran estar iluminados con el gozo del servicio a Cristo (Manuscrito 81, 1901).
Ayudar al que tenga defectos de carácter.–Se me instruyó que el Hno. P debía ser separado de sus asociados mundanos; que a menos que fuera colocado bajo influencias totalmente diferentes, se arruinaría; y que en lo que concierne a su llamado a salir del campo del sur sin un motivo debido, para ir a trabajar en la Review and Herald, debiera volver al trabajo del que fue llamado.
Esto es lo que se me dijo: “Toma a este joven como tu hijo. Tu corazón de madre debe adoptarlo como alguien necesitado de tu simpatía y cuidado vigilante. Su alma es preciosa. Puede ser imbuido por mi Espíritu y capacitado para realizar una obra para salvación de otros. Tú puedes ser un instrumento para su salvación. No te alejes de él porque tiene puntos débiles en su carácter” (Carta 115, 1902).
Tratar con liberalidad a los obreros.–Dios es rico. Puede permitirse ser liberal. Él desea que sus servidores trabajen en líneas de actividad que inspiren confianza. Hay que tratar liberalmente a todos. Sin embargo, hay que recoger los fragmentos para que nada se pierda.
En el trato con las mentes, sean muy cuidadosos de revelar a Cristo. Hagan que sus aprendices comprendan que son parte de la firma. Díganles: “Deseamos que colaboren con Cristo. Al hacerlo, trabajarán en vuestra propia salvación con temor y temblor, porque Dios obrará en ustedes para que quieran y hagan según su propia voluntad”. No hagan nada que conduzca a los aprendices a creer que no han sido tratados correctamente. Este sentimiento corroe la mente y la impresión causada nunca desaparece.
Que Dios nos conceda corazones tiernos, corazones de carne, y no corazones de acero. Recuerden que de la manera como juzguen serán juzgados. Dios será misericordioso con los que manifiesten misericordia. Recuerden que se les ha concedido el privilegio de ayudar a Cristo en la persona de sus santos. Cuando usen este privilegio debidamente, están dando gloria al Salvador. El trabajo les proporcionará abundantes ganancias (Manuscrito 81, 1901).
21 Con el fin de proveer una capacitación práctica en los sectores de escritura, trabajo editorial y relaciones públicas, la Asociación General ha establecido en forma cooperativa un programa de formación y perfeccionamiento en el empleo (General Conference Publishing Department Policies, 43).