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El arrastre por forma
ОглавлениеComo ya se ha indicado, el arrastre por forma es un producto tanto del espacio que ocupa el cuerpo de los nadadores como de las formas que presentan al agua que avanza hacia ellos. El espacio que ocupan es una función del tamaño corporal y lo bien que alinean su cuerpo tanto horizontal como lateralmente. Los humanos no están formados para desplazarse por el agua con un mínimo de resistencia. La mejor forma para este propósito es la de los peces o los mamíferos del océano: lisa, sin proyecciones irregulares, y afilada hacia delante y hacia atrás. Los humanos no son ni lisos ni bien afilados. Nuestros hombros se proyectan hacia fuera desde el cuello con un ángulo agudo, nuestros cuerpos se afinan en la cintura y luego se ensanchan en las caderas, y nuestros pies son más irregulares que afilados al final de nuestras piernas. Además, para nadar nuestros brazos deben avanzar constantemente contra el agua al prepararse para cada nuevo ciclo de brazada, y nuestras piernas y pies deben moverse constantemente por fuera de la línea del tronco para aplicar la fuerza propulsora.
Cuanto mayor es el ser humano, más espacio ocupará en el agua y mayor será el arrastre resistivo. Sin embargo, dado que los mayores atletas son normalmente más fuertes que sus compañeros más pequeños, en la mayoría de los casos, los atletas más grandes pueden compensar el arrastre añadido con su habilidad para aplicar más fuerza propulsora. Las atletas a veces son una excepción a esta regla. Algunas mujeres añaden significativamente más tamaño que fuerza en la pubertad y tienen dificultades para igualar sus rendimientos anteriores.
Otros factores que determinan el espacio que los nadadores ocupan en el agua conciernen a cómo alinean su cuerpo horizontal y lateralmente. Los nadadores ocupan menos espacio en el agua manteniendo el cuerpo lo más horizontal posible desde la cabeza hasta la punta de los pies. También ocupan menos espacio si mantienen todos los segmentos dentro de la línea de la parte más ancha del cuerpo, normalmente los hombros. En otras palabras, los nadadores ocupan menos espacio si no permiten al cuerpo serpentear por la piscina con las piernas y las caderas balanceándose de un lado a otro. Sin embargo, los movimientos propulsores pueden interferir con la alineación horizontal y lateral en algunos estilos más que en otros. En todos los estilos, los nadadores deben realizar brazadas y batidos en direcciones laterales y horizontales para aplicar las fuerzas propulsoras efectivamente. Por la misma razón, deben ondular el cuerpo en mariposa y braza. Por lo tanto, los nadadores deben encontrar un camino medio entre alinear el cuerpo y sacrificar la propulsión.
Entonces no es de extrañar que el espacio que los nadadores ocupan en el agua haya recibido el máximo de atención a la hora de abordar la reducción del arrastre resistivo. Pero la forma que presentan al agua probablemente tiene un efecto aún más importante sobre su velocidad de avance. Formas más afiladas producen menos arrastre resistivo que formas irregulares. Consecuentemente, aunque los nadadores no están bien formados para reducir el arrastre, tienen que alinear los bordes irregulares de su cuerpo el máximo posible, excepto cuando los utilizan para aplicar fuerzas propulsoras.
La observación de los nadadores de nivel mundial sugiere que ciertos tipos de cuerpo crean menos arrastre por forma a causa del contorno que presentan al agua. Por ejemplo, los nadadores altos, magros y con cuerpos afilados deben tener una ventaja sobre los que son bajos y muy musculosos. Clarys (1979), sin embargo, no encontró una relación entre la forma del cuerpo y el arrastre medido durante la natación real. Quizás, incluso los nadadores más magros y afilados no pueden seguir siendo lo bastante hidrodinámicos para eliminar la turbulencia. Otra posibilidad es que los nadadores con tipos de cuerpo menos que ideales pueden eliminar su desventaja afilando cuidadosamente las posiciones del cuerpo en el agua. Hablaré del efecto del espacio en la primera parte de esta sección, y de la influencia de la forma que adopta el cuerpo más adelante.