Читать книгу Historia de la industria papelera valenciana - Federico Verdet Gómez - Страница 8
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Evolución de la industria papelara valenciana
En la Edad Media, los musulmanes erigieron en Xàtiva los primeros molinos papeleros de Europa. El geógrafo al Edrisí, en su «Descripción de al-Andalus», anterior al año 1154, afirmaba: “Se fabrica papel como no se encuentra otro en el mundo. Se expide a oriente y occidente”3. Este papel estaba hecho, fundamentalmente, de lino y, en menor medida, de cáñamo, que constituían la materia prima básica. Xàtiva -y, acaso, otras localidades valencianas, como la propia ciudad de Valencia4- continuó fabricando papel5 después de la conquista cristiana. Ahora bien, el papel valenciano, obtenido en pequeños obradores, no pudo asimilar las innovaciones tecnológicas que se estaban produciendo en Italia. Como los consumidores preferían el papel italiano, desde mediados del siglo XIV, se inició el proceso de sustitución del papel autóctono por el foráneo6. Así, parte del papel utilizado por la Cancillería Real presentaba características propias del papel italiano, como el encolado de gelatina (en lugar de almidón) y filigranas 7. Las filigranas o marcas de agua, que constan de un dibujo y/o un texto sólo visibles al trasluz, se utilizaban como marcas de fábrica y de calidad8.
Ya a mediados del siglo XV, mientras el papel valenciano iba adquiriendo una condición residual, se recurrió a importaciones masivas de papel italiano, sobre todo, de Génova que acabó desplazando a sus competidores de Florencia, Las Marcas, Venecia, Padua, etc.9 El papel llegaba al puerto de Valencia -donde residían mercaderes y factores italianos establecidos permanentemente- y desde aquí se expedía al resto de la Península (circunstancias que se mantuvieron hasta bien entrado el setecientos). Acaso, para satisfacer esta demanda, algunos fabricantes italianos se establecieron en las proximidades de nuestra ciudad10. Agustín Marquesano, ya en el año 1454, elaboraba papel en un molino papelero situado en Campanar. Siguiendo sus pasos, Luca Prie de Savona explotó otro molino en la Huerta11. La elaboración de papel con el escudo de Valencia como filigrana –que se difundió por gran parte de Europa y se siguió comercializando hasta el primer tercio del siglo XVI - se atribuye a estos molinos, en cuyo caso, indicaría su lugar de procedencia12. En otras ocasiones, el papel valenciano imitaba al italiano para encontrar salida en el mercado, de ahí la asimilación de sus filigranas, que identificaban al papel valenciano como italiano.
Desde finales del siglo XVI, nuevas manufacturas valencianas empezaron a establecerse en la cuenca del Palancia, concretamente, en las proximidades de la Cartuja de Vall de Cristo, ya que los monasterios descollaron entre los grandes consumidores de papel y, por ello mismo, patrocinaron el establecimiento de nuevos molinos que garantizaran su autoabastecimiento. En efecto, ya en el año 1593, está documentado un molino propiedad de la Cartuja de Vall de Cristo, origen probable de este núcleo papelero. Por estas fechas, otras manufacturas valencianas iniciaron su actividad, todas ellas próximas al mercado urbano. Mislata, una localidad contigua a la ciudad, disponía de un molino papelero, activo en 1596, cuyo dominio directo pertenecía al Real Patrimonio13. Adrià Martínez, un librero de Valencia, fue el fundador de un molino papelero en Sagunt, que se construyó, en el año 1598, junto a la acequia de Montiver14.
El año 1683 marcó un nuevo hito, cuando la Cartuja construyó un nuevo molino en Altura, que se sumó al que ya tenía la propia Cartuja y al de Segorbe, activo desde 1661. En 1728, una vez más, la Cartuja encabezó la renovación del sector, al fundar un nuevo molino, dedicado a la fabricación de papel blanco. Desde entonces, la manufactura papelera del Alto Palancia no dejó de crecer, hasta llegar a contar, a finales de la siguiente centuria, con 16 ó 17 molinos de papel activos, simultáneamente. A los ocho de Segorbe, debemos añadir los de Altura, Jérica, Castellnovo y Soneja y tres más en su entorno, uno en Caudiel y dos en Bejís. El Alto Palancia fue el principal núcleo papelero valenciano durante el siglo XVII y gran parte del XVIII, hasta que Alcoi lo relegó a un segundo lugar15.