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¿Sor o Santa Hildegard?

La más conocida y estudiada de las monjas es Hildegard von Bingen, nacida el 16 de septiembre de 1098 en Bermershein, a orillas del Rhin, y muerta el 17 del mismo mes, de 1179. Como la hija más pequeña de un matrimonio prominente que ya tenía nueve, fue ofrecida al Señor en calidad de diezmo y a los ocho años llevada a un monasterio de hombres que tenía una reducida sección para mujeres, donde a las internas se les consideraba reclusas. Jutta era el nombre de la superiora, quien llegó a ser amiga de la novicia y acabó designándola sucesora en 1136, año de su muerte.

Hildegard había profesado en 1115 ante el obispo Otto de Bamberg. Pronto impulsó la creación del monasterio femenino de Rupertsberg. Más tarde inició otro convento en Eibingen.

Desde muy niña comenzó a tener visiones acompañadas por voces o por música y en 1151, ya adulta, decidió escribir sus experiencias en el libro “Conoce los caminos”, con ayuda del monje amanuense Volmar. El Papa Eugenio III la 26

entusiasmó para redactar otro texto: Symphonia armonie celestium revelationum, donde une su quehacer musical con sus trances místicos y sus famosas predicaciones, que la llevaron a ser llamada

“la Sibila del Rhin”.

Por su condición musical, por su personalidad polifacética y por sus dimensiones místicas, a través de los siglos sor Hildegard ha sido motivo de biografías y estudios que hoy abundan como nunca. Si en algún momento ciertos investigadores expusieron dudas en torno a sus prodigios, actualmente es difícil cuestionar los méritos de su actividad como visionaria y fundadora de sistemas terapéuticos que algunos siguen con enorme fe. Hacía curaciones prodigiosas mediante la literatura y la música. Decía escuchar la voz de Dios. Sus iluminaciones fueron aceptadas por la Iglesia Católica. Fue consultada por varios pontífi ces y por altos dignatarios civiles y eclesiásticos.

Se convirtió en viajera que predicaba por diversos lugares. En las postrimerías de su vida arremetió contra las sectas heréticas de los cátaros y contra el sisma alentado por Federico I Barbarro-ja14. En 1178 protestó enérgicamente por el entierro

“en sagrado” de un personaje que había sido reo de excomunión.

El Papa Gregorio IX inició su proceso de canonización en 1227, y tras haber sido suspendido, Inocencio IV lo reanudó en 1244. No fue sino hasta 14

Federico I Barbarroja (1122-1190), Emperador de Alemania, por razones políticas se enfrentó al Papado y a las autoridades lombardas. Murió ahogado durante la Tercera Cruzada.

La música con faldas

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