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1940 cuando se le incluyó en el martirologio romano, elevándola prácticamente a los altares y citando su nombre en algunas letanías. Con motivo de su octavo centenario, el Papa Juan Pablo II se refi rió a ella como a una santa. Benedicto XVI la mencionó junto con Catalina de Siena, Teresa de Ávila y Teresa de Calcuta. A la fecha hay propuestas para que se le nombre Doctora de la Iglesia. La mayoría de las páginas que hablan sobre ella, la llaman Santa Hildegard.

En el plano musical, se dice que no recibió enseñanza técnica, aunque estudió a fondo el canto gregoriano y memorizó los salmos. Dejó buen número de obras monódicas15 para el servicio religioso, con voces femeninas de rangos mucho más amplios que los empleados en aquel tiempo.

En su obra contenida en Symphonia armonie celestium revelationum hay 43 antífonas, 18

responsorios, 7 secuencias, 4 himnos y un oratorio que es motivo de asombro porque esta forma musical, originalmente religiosa, no aparece en 15

Monodia es sinónimo de música monofónica sin armonía ni contrapunto, opuesta a la polifonía. Un ejemplo puede ser el canto gregoriano de la Iglesia.

La música con faldas

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