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El Círculo de nuestro cotidiano
ОглавлениеLa pradera es nuestra realidad cotidiana. Allí suceden cosas todo el tiempo. Diversas especies interactúan entre ellas. Hay predadores, hay presas. Hay carnívoros, herbívoros y animales que comen lo que encuentran. Hay quienes viven de día, hay quienes prefieren la noche. Hay quienes se mueven en grandes manadas y hay quienes prefieren las largas caminatas en soledad. La sociedad animal nos muestra que en la diversidad está la armonía, que en el Gran Círculo de la Vida cada uno tiene su lugar y su rol esencial.
La noción de círculo es muy importante en la filosofía de los pueblos ancestrales. El círculo es la única figura geométrica en donde cada punto se encuentra a la misma distancia del centro. En toda visión del mundo que considere la existencia como un círculo, cada ser humano, animal, planta, roca o fenómeno natural, tiene el mismo valor espiritual. Cada uno resulta imprescindible para el funcionamiento del Todo. Si alguno falta o es excluido, la integridad del círculo se rompe, afectando a la totalidad. Es la forma ancestral de explicar el principio de la diversidad. Hoy sabemos que el quebrar ese principio –sobre todo en cuestiones del medio ambiente– provoca innumerables e irreparables daños. En la sociedad humana no es tan visible, pero el impacto es igualmente dañino.
Los animales con cuernos de la sabana africana expresan la sabiduría del círculo a la perfección. Existen muchas especies diferentes y sin embargo, uno puede ver esas diversas especies compartiendo territorio amigablemente, armónicamente. Búfalos, cabras, gacelas y antílopes beben agua de las mismas lagunas y comen en los mismos pastizales. Sus colas espantan las mismas moscas y sus hijos disfrutan del mismo sol.
Los animales que tienen cuernos comparten varias características que podemos apreciar desde un punto de vista de la maestría espiritual, lo que explica que los zulúes los hayan elegido al componer esta historia.
Aunque a primera vista uno pudiera pensar que los cuernos están hechos para atacar, en realidad sólo los utilizan en forma social. Apelan a ellos en los rituales de competencia entre machos durante la época de apareamiento y como estrategia de cortejo. En ciertos casos puede que ahuyenten a sus predadores mostrando la cornamenta, pero no constituyen elementos demasiado eficientes para atacar. Recuerden que los animales con cuernos son herbívoros, y su comportamiento en general es pacífico y sereno.
Los maestros de sabiduría ancestral zulú agregan que los cuernos tienen como propósito señalar hacia las estrellas, donde se encuentra nuestro hogar original, el sitio del cual ha venido la vida y la materia. Con su presencia, los animales con cuernos nos instan a no olvidar que este planeta es sólo un lugar de paso.
Los zulúes los consideraron –por esto y mucho más– animales sagrados. Su ritmo apaciguado los vuelve maestros de la paciencia, muy conectados con la Tierra. El movimiento de sus patas va aireando el suelo y sus excrementos lo abonan, por lo que se los considera fundamentales dentro del ciclo agrícola. Su capacidad para convivir y compartir recursos en rebaño, por otro lado, con todo lo que esto implica, hizo que los antiguos zulúes vieran en ellos a animales dignos de imitar.
Con tantas ricas cualidades en común, es natural entonces que los animales con cuernos decidieran reunirse entre ellos y conversar acerca de sus asuntos, ¿verdad?
Bien, mientras tanto, exploremos lo que sucedía afuera de la fiesta.