Читать книгу 7 Compañeras Mortales - George Saoulidis - Страница 18
ОглавлениеCapítulo 12: Horace
Horace abrió los ojos y se quedó mirando al techo. Intentaba recordar si la locura de los últimos días era un sueño o era real. Y si era un sueño, ¿era uno ordinario o una pesadilla?
Oyó risas que provenían de la sala de estar.
Real, entonces.
Se levantó, se echó agua en la cara y se puso presentable, luego se hizo un granizado. Por la pinta de la cocina, parecía que Gula ya se había hecho uno, dos o tres sándwiches. Al menos, limpiaba todo después.
Bebiendo su glorioso café frío, entró en la sala de estar.
Desidia, como era de esperar, estaba acurrucada en el mismo lugar del sofá. Gula estaba sentada en el sillón. Veían una comedia en la televisión.
Horace no necesitaba ver ninguna comedia. Su vida se había convertido en una. Solo le faltaban las risas enlatadas.
―Buenos días, señoritas.
―Buenos días ―dijeron las dos a diferentes velocidades.
―Ya son las once. Voy a pasarme por algunos de mis viejos trabajos a ver si hay alguna vacante. ¿Estaréis bien aquí solas?
Gula parecía indecisa.
―Si pudieras conseguir algo de chocolate en el camino de vuelta, entonces estaría bien.
―Chocolate, claro. ¿Algo más? ¿Tú, Desidia? ¿Necesitas algo?
―No ―dijo en voz baja―. Pero me gustaría que te quedaras conmigo y vieras el resto de la temporada.
Horace se rió.
―¡Ja! Puedes verla entera, no me importa, en realidad es bastante predecible. No creo que me esté perdiendo mucho. Pero me apunto esta noche.
―¡Ah! ―dijo Desidia con la emoción de una persona muerta.