Читать книгу 7 Compañeras Mortales - George Saoulidis - Страница 22
ОглавлениеCapítulo 16: Evie
Evie estaba cocinando sola en su apartamento. Horace acababa de cancelar su noche de cine con un mensaje. Otra vez.
Tal vez debería vestirse, arreglarse e ir a ver qué estaba pasando allí.
¿Qué hora era? Once. Aunque se duchara con agua fría ahora mismo, necesitaría al menos una hora para recuperarse. Trató de desenredarse el pelo. ¡Uf! Qué desastre. Y además tardaría media hora más en llegar allí, lo que la dejaría tirada en Kifisia después de medianoche sin forma de volver. Podría pillar un taxi a su casa pero pagando doble tarifa y en realidad, realmente, no podía permitírselo ahora mismo.
Con estos pensamientos revoloteando en su mente decidió empezar a prepararse y dejar de perder el tiempo. Podría cambiar de opinión en cualquier momento, se dijo.
Se preparó, se salpicó con agua fría, se afeitó las piernas, se cepilló el pelo…, hizo todo el cambio de imagen en tiempo récord.
No quería parecer desesperada, así que se puso una camiseta y unos vaqueros. Pero con maquillaje.
Se miró en el espejo por enésima vez.
Cierto.
¿Cómo lo había dicho Horace? ¿Ir o no ir?
Lo pensó, rumiando el pensamiento en su mente. Estaba a punto de desintegrarse.
¿Por qué se sentía así? ¿Era porque Horace había encontrado de repente a alguien con quien vivir? Podría ser sólo una compañera de piso. Pero nunca son solo compañeros de piso, ¿no? Esa era una de las principales razones por las que ella nunca aceptó su oferta de mudarse. El transporte no le importaba tanto como hacía ver.
Agitó la cabeza. No, no eran celos. Horace era su amigo y, como hombre, solo podía pensar con la polla. Y una mujer extraña, posiblemente drogadicta, que de repente se había mudado ahí era demasiado sospechosa. Querían aprovecharse de él. Robarle. Tal vez peor, sacarle los riñones y venderlos en el mercado negro.
Necesitaba salvar a su amigo.
Tenía que hacerlo.
Se puso brillo de labios.
Ir.