Читать книгу Cartas que no llegaron - Gilraen Eärfalas - Страница 59
Día 44: sábado, 22 de diciembre del 2012
ОглавлениеHe estado toda la madrugada leyendo como quien lee una historia de terror que te estremece porque es basada en hechos reales. He usurpado lo que te juré no tocaría, pero tú rompiste el juramento de por siempre, así que yo tengo derecho a romper este también. Me siento ese gato que pierde la vida por su propia curiosidad. Cuando moría, tú de forma cruel me revivías para volverme a matar una y otra vez.
Así que hay más ‘ellas’. Yo horneándote galletas, suponiendo que estarías melancólico por todos los cambios que se vinieron a tu vida, y tú jugabas en camas ajenas como si compitieras. Me has destrozado. ¿Cómo podías besarme después? ¿Cómo podías mirarme a la cara?
Les mentiste sobre mi existencia y a quienes me conocían les has dicho…
que…
que el amor se acabó por mi culpa.
Les hablas como si yo te hubiera dañado, me dejas como la peor persona, pareciese que me detestas. ¿Qué fue lo que hice? ¡No hice otra cosa más que amarte hasta puntos ridículos!
¿Me has dejado por fea, dices?
Pasé de ser la mujer más hermosa de tu vida a una gorda que te causa náuseas. ¿Eso soy yo?
Tal vez la vida me ha pasado factura y las ojeras se me han tatuado en la cara, tal vez mis ojos sean más opacos y mi cabello áspero, quizás no pude ser tu muñeca de porcelana, porque de todas las cosas que quise ser por ti, eso se me resbaló de las manos, es decir, nunca lo pensé. Creí que lo que yo era podía valer más que mi rostro o mi cuerpo, creí otra cosa de ti. Léete con detenimiento, un día me juraste amor, ahora entre risas dices que mi rostro te hace devolver la comida.
Ellas, a todas ellas les extendiste la sábana, debía suponerlo, siempre estuviste tan ocupado, pero yo me alejaba porque ‘debía respetar tus espacios’. ¡Menuda tonta! Recuerdo que me detenía las manos para no escribirte pensando en que estabas haciendo algún trabajo importante, salvando una vida, yo que sé, pero solo estabas construyendo el dardo perfecto para explotarme.
No debí, no debí, no debí leer esto.
Me gustaría odiarte,
pero ¿por qué me estoy odiando yo?