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Presentación del autor
ОглавлениеEn 1995, hace unos veinte años, Carlos del Campo, Secretario General de la Liga de Futbol Profesional, tuvo a bien nombrarme miembro de una así denominada «Comisión de Expertos en Derecho Deportivo». Yo sabía, como aficionado, algo de deportes y, como abogado del Estado, algo de Derecho (digamos que mucho para no dejar mal al Alto Cuerpo) pero no era en modo alguno «experto en Derecho Deportivo», más allá de que mi buen amigo Pablo Mayor (verdadero muñidor de esa Comisión) era miembro del Comité de Competición.
Y, poco después, Carlos me invitó a formar parte, como uno de sus 12 miembros, del Tribunal Arbitral de Futbol, en el que pronto hice –sin interferencia alguna, huelga decirlo– mis primeros arbitrajes, a razón de uno o dos por año. Además de lo que aprendí, para un futbolero como yo no había nada más divertido que los pleitos entre los grandes clubes o entre estos y conocidos jugadores o marcas de ropa.
Y de ahí que, cuando llegué a Ashurst en 2002, tenía una cierta experiencia arbitral. Nada más natural que desarrollarla.
Desde entonces he intervenido en muchos casos, como abogado o como árbitro, en CIMA, en la Corte de Arbitraje de Madrid, en la Corte del Colegio de Abogados de Madrid, en el Tribunal Español de Arbitral Deportivo, en la International Chamber of Commerce de Paris o en la London Court of International Arbitration y en 2009 entré en la Junta Directiva del Club Español de Arbitraje. En 2015 me incorporé al Grupo Latinoamericano de Arbitraje de la CCI.
En estos veinte años he aprendido mucho de la experiencia. Y me parece que los muchos libros y artículos publicados son demasiado teóricos, cuando no Comentarios al texto de la Ley de Arbitraje.
Por eso empecé a escribir artículos en la prensa sobre problemas prácticos que me encontraba en mi vida arbitral, artículos que a partir de un cierto momento formaron parte de un blog en El Confidencial. Ahora los reúno todos aquí, y algunos no publicados (y quizá no publicables, por su carácter excesivamente técnico, en un medio generalista), en este libro, que espero que pueda dar una idea próxima de lo que es hoy el arbitraje en la práctica y fomentar en nuestro país eso que se ha dado en llamar «cultura del arbitraje».
¿Y por qué 55? No, no es un homenaje a David Niven en «55 días en Pekín» (o Beijing, como se escribe ahora). Es que me puse a escribir, hice la lista de temas y me salieron 55. As simple as that. Seguro que hay muchos más, pero me apetecía publicarlos ya. Y esos otros pueden esperar a una –en palabras de mi añorado padre– eventual, posible y contingente segunda edición. Si llega.
Hondarribia (España)-Óbidos (Portugal), agosto de 2015