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La angulación normal

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Es usual que el campo visual se ofrezca de un modo frontal, con una composición equilibrada, armónica y proporcionada. En el ángulo normal, los espectadores observan a los personajes registrados por una cámara situada a su altura. En tales casos, el eje óptico de la cámara coincide con la línea que parte desde nuestra mirada hacia el horizonte, por lo que a este tipo de angulación se le denomina también horizontal, a nivel, o de ángulo recto (foto 16).


Foto 16. Ángulo normal. Coup de torchon.

Por cierto, la percepción del objeto o sujeto filmado puede registrarse desde un punto de vista frontal, cuando la cámara se ubica justo al frente del objeto; de perfil; de ¾, con la cámara ubicada a 45 grados del frente; o posterior. También puede variar, de modo muy ligero, la altura.

En un ángulo normal alto, la cámara se coloca apenas por encima de lo filmado; en un ángulo normal medio, nuestra percepción corresponde exactamente a la línea de la mirada, y en el ángulo normal bajo la impresión es que la cámara está ubicada en una posición ligeramente inferior a lo filmado, pero sin llegar a la percepción marcada que ofrece el ángulo bajo o contrapicado.

Hay que decir, además, que el ángulo normal es el más empleado en el relato de ficción y es el mayoritario en el universo de los encuadres. Igualmente, es el ángulo abrumadoramente mayoritario en la televisión de estudio, en los reportajes televisivos y, en general, en el terreno de la no ficción. Por cierto, hay excepciones como las transmisiones futbolísticas, en las que predomina el picado.

Teniendo como referencia a la persona, la angulación normal se sitúa al nivel de su talla. En el caso de tratarse de un primer plano, la línea de los ojos determina la altura de la cámara. En realidad, se trata del modo usual de angulación en las películas narrativas, dramáticas y representativas. Los encuadres de un diálogo, un monólogo, los planos de conjunto de un grupo de personas que celebran una reunión, una persecución automovilística o una refriega callejera se filman generalmente con la cámara ubicada en una posición que reproduce la percepción de un espectador que contempla la realidad en forma directa con sus ojos. Estamos, en tales casos, frente a encuadres normales o a nivel.

Howard Hawks, uno de los directores más importantes del cine clásico norteamericano, afirmaba haber construido su estilo a partir de mantener “la cámara a la altura de la mirada del hombre”. No es extraño que Hawks se ufanara de ello, pues su ideal cinematográfico era la consecución de un “estilo invisible”, en el que la cámara no fuera un elemento vistoso o capaz de llamar la atención poniéndose por encima de otras dimensiones de la puesta en escena. Hawks y, como él, tantos otros realizadores de todas las épocas del cine, mantenía la cámara en ángulos normales, prefería los encuadres a nivel, con el fin de que los espectadores pudieran establecer una relación directa con la ficción, leída como una página de la realidad. El encuadre, en su naturalidad, debía ser como una ventana abierta al mundo.

El estilo de este director coincidió palmo a palmo con la aspiración del estilo clásico del cine de Hollywood y de otras cinematografías industriales: mantener la cámara en una altura tal —la altura normal— que pase desapercibida mientras registra los elementos del campo visual sin énfasis ni alteraciones, sin poner en evidencia su posición y presencia, evitando llamar la atención acerca de su disposición física.

Y es que el ángulo normal se identifica con la presentación de situaciones ligadas al desarrollo de la vida cotidiana. Los personajes filmados en planos medios y ángulos normales adoptan una actitud expositiva. Las películas argumentales emplean el ángulo a nivel en las secuencias que describen un ambiente o un espacio o para registrar un diálogo entre dos o más personajes.

En el campo del documental, en cambio, es usual que el ángulo normal muestre a las personas desde la perspectiva del testigo que expone su opinión o punto de vista. Es el efecto de las cintas documentales de “cabezas parlantes”, con personas filmadas en primeros planos que narran sus experiencias mirando a la cámara, típico de tantos reportajes fílmicos y televisivos o de los talk-shows y reality-shows. En la televisión de estudio, el empleo sistemático del ángulo normal medio y frontal es casi una regla.

Los directores de vocación realista prefieren desarrollar su tarea trabajando con los ángulos normales para ofrecer una aprehensión clara y directa de los objetos. Sin embargo, la mayoría de los realizadores acuden a la angulación normal o a nivel en las secuencias expositivas, con el fin de que la altura de la cámara no distraiga al espectador de la información que se le da. En esos casos hablamos de una angulación normal neutra, de un ángulo funcional que se propone, sobre todo, mostrar las acciones con claridad y naturalidad.

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