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La inclinación del horizonte

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Algunos autores incluyen dentro de la categoría de los ángulos a los llamados encuadres oblicuos o inclinados (conocidos también como encuadres aberrantes), que suponen un desplazamiento lateral de la cámara en su eje óptico hasta el punto de que este forme ángulo con el horizonte. En la terminología anglosajona se les conoce como dutch angles.

En los encuadres inclinados el contenido de la imagen se inclina en forma diagonal y la composición pierde el equilibrio. Se le ofrece al espectador la perspectiva de visión de una cámara que no mantiene un punto de vista horizontal frente a la realidad. En otras palabras, las horizontales y verticales de los objetos contenidos en el campo visual mantienen una posición oblicua con las líneas horizontales y verticales del cuadro (foto 20).


Foto 20. Encuadre oblicuo o inclinado. Chungking express.

Una película como El tercer hombre, del director británico Carol Reed, es pródiga en este tipo de encuadres inclinados o filmados con una cámara dispuesta en posición oblicua, con capacidad para presentarnos el horizonte en ángulo diagonal. Es usual también el empleo de este tipo de ángulo para figurar una perturbación psicológica, una percepción confundida, un punto de vista subjetivo delirante o influido por el alcohol o estimulantes. David Bordwell y Kristin Thompson, en El arte cinematográfico, han advertido contra “[…] las analogías verbales (que) son especialmente seductoras: una imagen oblicua parece querer decir que ‘el mundo está descentrado’” (Bordwell y Thompson 1995).

Como lo dijimos al referirnos a los diferentes tipos de angulaciones, reducir su sentido a un significado unívoco es empobrecer la capacidad expresiva de cada uno de estos elementos. Cada película tiene su propio sistema de significación y la angulación es parte, o función, de ese sistema. Eventualmente, este tipo de encuadre puede corresponder al punto de vista de uno de los personajes de la película, con lo que tendremos un encuadre subjetivo inclinado. En algunos casos, el encuadre asume una angulación irregular, que se modifica a cada instante. Luce como si se hubiera registrado con una cámara bamboleante. Hablamos entonces de un encuadre desordenado, como aquellos que abundan en películas como Asesinos por naturaleza, de Oliver Stone; Trainspotting, de Danny Boyle, o Bala perdida, de Aldo Salvini.

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