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La guerrilla civil boloñesa
ОглавлениеTras conocer la caída de Faenza en manos gibelinas, los boloñeses empezaron a temer que fuera un movimiento planeado por los Lambertazzi para acercar las tropas de Forlí a Bolonia.
Así que, al año siguiente, decidieron mandar de nuevo a la Romaña otro ejército encabezado por el Carroccio de Bolonia30 y el alcalde para liberar a Faenza de los forliveses.
Mientras los boloñeses preparaban la partida con el ejército, los Lambertazzi, sin considerar las consecuencias de un gesto similar, decidieron con un golpe de mano atacar al alcalde de Bolonia directamente dentro de la ciudad antes de que saliera con el ejército, mientras los gibelinos de Forlí avanzaban desde Faenza hasta las murallas de Bolonia para ayudarlos.
Se inició de inmediato una guerra en la ciudad.
Las puertas de Bolonia se cerraron para impedir la entrada de los forliveses, pero cuando se desató una pugna entre los Lambertazzi y los Geremei, el pueblo abandonó su neutralidad y se alineó con los güelfos para expulsar a los gibelinos de Bolonia y los ciudadanos se dispusieron a atacar a los Lambertazzi dentro de la ciudad.
Los forliveses consiguieron entrar de todas maneras31 y se dispusieron a apoyar a los Lambertazzi, por lo que los Geremei y el pueblo tuvieron que retirarse a sus barrios debido a los refuerzos venidos de Forlí.
Entre abril y mayo de 1274 se inició así en Bolonia una guerra sin cuartel entre las dos facciones que duró casi dos meses.
Dentro de las murallas había güelfos y gibelinos reagrupados y divididos en barrios que se odiaban a ultranza.
En esos días ocurrió de todo. Hubo enfrentamientos entre ambas partes a todas las horas del día e incluso personas asesinadas durante la noche, que se hallaban en los fosos o flotando en las corrientes de agua a la mañana siguiente.
Bolonia estaba en vilo y parecía caer en manos de los gibelinos.
Finalmente, para no capitular, los güelfos boloñeses pidieron a los güelfos lombardos un gran refuerzo para apoyar a la ciudad.
Triunfaron los güelfos, mientras que diez notables de los Lambertazzi fueron capturados y encarcelados por un golpe de mano del alcalde de Bolonia, que con una excusa los había convocado para discutir su rendición.
Los Lambertazzi entendieron que no había nada que hacer y debían llegar a algún pacto para abandonar Bolonia.
Así que, en la mañana del 2 de junio de 1274, después de meses de guerra, en medio de un silencio irreal, un éxodo de doce mil gibelinos armados, con esposas, hijos y partidarios que los seguían, dejaron Bolonia sin que nadie osara detenerlos, dejando de golpe vacía casi media ciudad.
Tomaron la Vía Emilia en dirección a Faenza, ocupada previamente por los forliveses, que estaba preparada para acogerlos.