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Los enfrentamientos entre güelfos y gibelinos en la Romaña

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¿Pero por qué la Iglesia quería la Romaña?

¿Qué había pasado entre el papado y los emperadores en esos tiempos?

Demos un salto atrás de varias décadas y echemos una ojeada a una crónica de la época.

La Romaña de 1200

Aunque casi cinco siglos antes la Romaña fue donada a la Iglesia por Pipino, rey de los francos, 19 nunca fue completamente propiedad de la misma. Por eso a menudo muchos lugares de la Romaña fueron partidarios del imperio y hacia la mitad del siglo XIII Gregorio IX trató de recuperarla por las armas. Por tanto, por las discordias que el emperador Fedrico II tenía con la Iglesia, 20 también los romañoles se dividieron en güelfos y gibelinos, como pasó en el resto de Italia.

Los forliveses siguieron obedeciendo las leyes del imperio, mientras los habitantes de Faenza y Rávena lo hacían a las de la Iglesia.

Forlí, antiguamente llamada Forumlivii, en particular, era una de las ciudades más gibelinas de Italia y no fue casualidad que Guido Bonatti, uno de los mejores astrólogos de su tiempo, aun habiendo nacido en Florencia, pidió y obtuvo la concesión de la ciudadanía de Forlí, al considerar ese lugar como el último con tradiciones imperiales que quedaba en el mundo después de la caída del antiguo imperio de Roma, por motivos que pronto descubriréis.

Cuando en 1240 murió Pietro Traversari, jefe de los güelfos de la Romaña y señor de Rávena,21 la propia Rávena y Faenza fueron sojuzgadas por Federico II, que entró en Romaña y las puso bajo asedio una tras otra.

Rávena cayó y se rindió en menos de una semana.

Entonces llegó el momento de Faenza para rendirse, pero la ciudad, creyendo que las fuerzas de Federico II eran insuficientes para hacerla capitular, no se rindió y el emperador la puso bajo asedio.

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