Читать книгу Seguir soñando historia - J. R. R Oviedo - Страница 14
ОглавлениеDIOSA ES TU DESTINO, CLEOPATRA
Filóstrato, tutor de la pequeña Cleopatra, se disponía a comenzar la clase de oratoria recitando frases de Parménides sobre la existencia del ser y la no existencia del no ser.
Cleopatra no se podía creer que, otra vez, tuviera que pasar horas escuchando divagar de filosofía griega, así que su mirada se posó en Filóstrato pero su mente comenzó a viajar hacia otros horizontes, hacia aquella historia de Nefertari…
Tenía corta edad, sí, pero ella tenía claro que sería como Nefertari, una Diosa para Egipto. Habían pasado más de 1.000 años de aquel precioso sueño y, las jóvenes seguían soñando, con la gloria de aquellos días.
Nefertari, de la que no se sabía su procedencia – porque casi todas las personas legendarias son universales – había conquistado al faraón más grande del antiguo Egipto: Ramses II. Aquel peligroso, hosco, batallador y de un corazón que decían de piedra, conoció la sonrisa cuando se encontró cara a cara con ella como nueva concubina. Tanto le impresionó que decidió convertirla en segunda esposa. Hasta ahí podría haber sido la historia de una cortesana común, pero ella consiguió, no sólo ser su gran esposa amada, si no también gobernar y ejercer la diplomacia como una autentica soberana, llegando incluso a asumir tareas sacerdotales reservadas a las élites masculinas del momento.
Tanta fue su grandeza que se le dedicó el más bello santuario egipcio, Abu Simbel, y se coronó su existencia en una nebulosa tal de divinidad que los egipcios debatían si Ramses II se había casado con una humana o una diosa que era capaz de viajar en un carro mágico. No con los que el faraón ganaba batallas, algo mucho más deslumbrante que cegaba a los impíos.
Cleopatra seguía engalanando su sueño, su futuro y, mientras, su tutor hablaba de cómo Platón entendía el cambio como ilusorio y la permanencia como real. Ella, pensó, demostraría que una gran mujer puede volver a convertirse en deidad.