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El lapsus se inscribe en el tiempo de la operación enunciativa y en la profundidad del discurso
ОглавлениеEl lapsus solo puede ser considerado como significante si se supone que el tiempo del discurso no es lineal, que no se reduce al desarrollo de la línea del habla. Esa propiedad es evidente para un psicoanalista:
El tiempo psíquico no es lineal y sucesivo, sino arremolinado y, en el mejor de los casos, en forma de bucle17.
El mismo autor distingue además dos tiempos: el tiempo del desarrollo del discurso propiamente dicho y el tiempo del lapsus:
[Los lapsus] se desarrollan en un tiempo que pudiéramos llamar operativo, el que requiere la construcción para hacerse, y jamás de una sola vez18.
Pareciera que estamos leyendo a G. Guillaume (al cual, sin embargo, el autor no hace referencia). Ese “tiempo psíquico” (operativo) ¿puede ser tomado en cuenta desde un punto de vista semiolingüístico? Sí, pero a condición (1) de renunciar a una franca separación entre sincronía y diacronía, porque el tiempo del lapsus pertenece a la sincronía, y (2) de distinguir una macrodiacronía (aquella de la que ordinariamente se habla) y una microdiacronía (operativa) la de los eventos enunciativos del discurso en acto, aquella en la que las presiones y los impulsos que emanan del cuerpo enunciante tienen derecho de ciudadanía.
Asociar una microdiacronía, un tiempo operativo de la praxis enunciativa, al tiempo del desarrollo del discurso, es lo mismo que asociar, en una proyección espacial, una profundidad del significado (arremolinada, estratificada, no-lineal) a la línea aparente del significante. Esa profundidad tiene por correlato cognitivo la estratificación de los diferentes módulos de la producción del habla, que volveremos a encontrar en unos momentos.
Después de estas diversas observaciones, ya sabemos que el lapsus tiene que ser abordado (i) a nivel del discurso completo, y no a nivel de la palabra, ni del sintagma, ni de la frase, (ii) al mismo tiempo en el plano de la expresión y en el plano del contenido, (iii) en la perspectiva de la praxis enunciativa, es decir, (iv) dentro de la microdiacronía de la enunciación en acto, y finalmente, (v) en el marco de una teoría dinámica del discurso y de la enunciación, en nombre de la cual el lapsus presupone ante todo una competición entre expresiones y entre figuras, antes de presentarse como una sustitución.