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Los primeros años: entre la fundación y la inauguración de la fábrica, 1920-1923 La fundación

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El capital con que se fundó Fabricato fue de 800 pesos oro colombiano amonedado, pero días más tarde se incrementó a 800.000 pesos,30 que era una cantidad relativamente alta si se tiene en cuenta que las empresas más grandes del momento habían iniciado o tenían un capital cercano al millón de pesos y que una pequeña semimanufactura o taller se podía montar con 100.000 pesos.31 Con objeto de estimar de mejor manera estas cifras y su significado económico y social hace 100 años, valga decir que un mercado para una familia pudiente de 10 personas podía costar 13 pesos al mes,32 mientras que el jornal promedio de las obreras de establecimientos fabriles de Medellín hacia 1925 podía ascender a 0,53 pesos diarios y el de un campesino cafetero oscilaba entre 0,25 y 0,30 pesos por jornal.33


Vista de Fabricato desde la Estación Bello del Ferrocarril de Antioquia, 1928, fotógrafo: Francisco Mejía. Almanaque Fabricato. Suiza, A Trüb & Cie. Aarau, 1928

Estas y otras inversiones manifiestan un proceso mayor: la industrialización nacional se financió “exclusivamente con ahorro interno colombiano”, distintivo del país en comparación con otros de América Latina, como Argentina, México y Brasil.34 El objeto de la empresa consistía en “la elaboración de hilados y tejidos de algodón y de lana, de tejidos de punto, plantas de tintorería, etc”. Aunque el domicilio se fijó en Medellín, se tenía pensado establecer sucursales y agencias de venta de sus productos en cualquier ciudad del país o del exterior.35 Durante el mismo año uno de los terrenos en los que se levantaría la fábrica en Bello y el derecho al uso de las aguas que por allí pasaban costaron más de 5.000 pesos oro.36

Si bien Carlos Mejía y Antonio Navarro tenían experiencia en la venta de telas, consideraron importante la participación de personas avezadas en el mundo de la producción textil. Debido a ello invitaron a la familia Echavarría Echavarría a integrarse como socia en enero de 1920.37 Según Enrique Echavarría Echavarría, su familia dudó sobre la conveniencia de participar en este negocio y estaban “perezosos y renuentes” de entrar en él, pues les parecía un motivo de deslealtad con Coltejer. Pero al fin se resolvieron y tomaron 16 de las 80 acciones en que estaba dividida Fabricato, cada una por un valor de 10 pesos oro. Sus colegas tomaron 32 cada uno. El aumento del capital en 800.000 pesos no afectó la proporción que las casas comerciales tenían en la sociedad.38


Tarjeta de invitación a la apertura de la Fábrica de Hilados y Tejidos del Hato, 8 de agosto de 1923 Archivo Fabricato

Este tipo de empresas, conformadas, a su vez, por otras, respondían a la tradición regional heredada de la minería de constituir sociedades por acciones, las que al tiempo se originaron en sociedades de negocios y empresas familiares. Se trataba de “formas de asociación de capitales extrafamiliares” o con lazos de parentesco más amplios, que permitieran lograr los elevados niveles de inversión que requería la actividad industrial, que precisaba de tecnologías muy complejas y conocimientos especializados y contrataba gran cantidad de trabajadores. También respondían a la diversificación de las inversiones de los participantes, con capacidad de enfrentar los azares del negocio con responsabilidad limitada.39 La limitación en el número de inversionistas o accionistas en las actividades principales respondía a la pretensión de garantizar el control por parte de unos pocos propietarios emparentados entre sí. Ante los riesgos que implicaban la producción y el comercio de telas, ya expuestos, los socios de las casas comerciales diversificaban sus inversiones, y por ello mantenían su participación en sectores económicos alternos, como la trilla y la exportación de café, inversiones inmobiliarias y acciones en otras industrias.

El primer gerente de Fabricato fue Carlos Mejía, quien ocupó el cargo entre marzo de 1920 y agosto de 1921, y como tal le incumbía el manejo de la empresa. Las decisiones directivas competían al gerente y a los consejeros de la junta directiva y eran aprobadas por esta última y por la asamblea general de accionistas. Mientras los directivos de otras empresas se reunían en sus casas o en las trilladoras en las que habían iniciado labores, las de Fabricato tuvieron lugar en las oficinas de L. Mejía S. & Cía. y de R. Echavarría & Cía., ubicadas en Medellín. La primera junta directiva la conformaron el gerente, los consejeros principales Antonio Navarro y Alberto Echavarría y el secretario, Gabriel Velásquez Vélez.40 Esta estructura de dirección era típica de la época, pues las empresas eran administradas por sus fundadores propietarios, con la función de manejar el personal, asignar recursos y coordinar acciones entre los agentes y las unidades de la compañía.

Fabricato 100 años - La tela de los hilos perfectos

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