Читать книгу Fabricato 100 años - La tela de los hilos perfectos - Jairo Campuzano Hoyos - Страница 19
Que comience la producción: trabajadores, telas y ventas, 1923-1931 Los primeros trabajadores
ОглавлениеLos trabajadores de Fabricato estaban divididos en tres grupos. Los obreros trabajaban en los salones de la fábrica operando las máquinas, en oficios como hilanderas, urdidoras, pasa-lizos, envolvedoras, tejedoras y costureras. También los que realizaban tareas relacionadas con el mantenimiento de las máquinas y el terminado de las telas, como los limpiadores de telares, los ayudantes de tintorería y los aprendices de doblador y empacador. Asimismo, estaban los encargados de la construcción de los edificios, como tapiadores, albañiles y reparador de la acequia. Hasta 1946, se encontraba a la “vigilanta general”, persona encargada de impartir disciplina de modo que los obreros “no perdieran tiempo, hicieran bien el trabajo” y mantuvieran la “buena moral y las buenas costumbres”.80 Por otro lado, los empleados eran aquellos que tenían labores administrativas, como el secretario contador, la estenógrafa (copista de libros de actas), las encargadas del archivo y de las agencias. En la década de 1930, a medida que el negocio fue creciendo, se crearon otros cargos, como ayudante del gerente, apoderado de la compañía, subdirector de la fábrica y visitador de agencias. También estaban los técnicos y mecánicos especializados de cada salón y el alto personal técnico; entre los empleados se contaba al ingeniero textil y al médico de la empresa. Por último, los directivos eran el gerente y el director de la fábrica.81
El número de obreros en 1923 era de 149, divididos entre 46 hombres y 103 mujeres. Con objeto de tener una idea de los comienzos de la fábrica, en comparación con otras, en el mismo año Coltejer tenía 350 obreros, Rosellón 400 y la Compañía de Tejidos de Medellín 550.82 El pago de jornales en Fabricato variaba de acuerdo con el oficio y se cancelaba el número de días que el obrero hubiera laborado. En los salones, el jornal más bajo se encontraba en hilados, 15 centavos, y el más alto en tintorería, 1,80 pesos.83 Para 1932 ya trabajaban 323 obreros, 98 hombres (con jornales entre 35 centavos y 3 pesos) y 225 mujeres, incremento de la planta laboral que muestra una recuperación económica después de la crisis de 1929. Los salarios de las mujeres eran menores a los de los hombres: entre 35 y 80 centavos en algunos oficios.84 Las siguientes aproximaciones nos dan una idea del nivel de vida de los obreros. Uno que ganara el jornal más bajo, si trabajaba 26 días al mes, se hacía un sueldo de 9,1 pesos. El valor aproximado de un mercado para una semana, para una familia compuesta por 10 personas, que incluía frisoles, papa, panela, arroz, carne o tocino y chocolate en 1932, era de unos 6,52 pesos.85 Lo anterior sin contar los gastos de vivienda, servicios de energía y agua, y vestido.
La proporción entre hombres y mujeres en Fabricato se ajustaba a la tendencia de la época para la industria textil colombiana, en la que predominaba la mano de obra femenina, por ser más disciplinada y barata. De hecho, en 1928, entre las principales textileras del país, como Santa Ana (Bogotá), Tejidos Obregón (Barranquilla), Tejidos de Punto de la Espriella Hermanos (Cartagena), La Garantía (Cali), Hilados y Tejidos de Caldas (Manizales), Samacá (Boyacá), Tejidos Nariño (Pasto), Franco Belga (San José de Suaita), Compañía de Tejidos de Medellín, Rosellón, Coltejer, La Unión, La Constancia y Fabricato (Antioquia), se empleaba alrededor de 2.426 hombres y 3.040 mujeres. Asimismo, el promedio del salario variaba entre los dos géneros; era el doble el de los hombres, 1,75 pesos, mientras que el de las mujeres era de 90 centavos.86 En 1940 los trabajadores de Fabricato ya eran 1.215, repartidos en 439 hombres y 776 mujeres. Y para 1943 el personal aumentó a 1.989 obreros, compuestos por 857 hombres y 1.132 mujeres.87 El aumento del personal fue resultado de la fusión de la textilera con la Fábrica de Tejidos de Bello en 1939.
Exposición de telas marca Fabricato, Agencia Tulio Mesa Medina, Manizales, 1929. Archivo Fabricato
Hasta 1935, los obreros de Fabricato tuvieron una jornada de trabajo de diez o doce horas, cuando la junta directiva la redujo a ocho, acorde con lo ordenado por el Gobierno nacional a través de la Oficina General del Trabajo. Sin embargo, la medida solo comenzó a aplicarse en los salones de hilados y tejidos.88
En los próximos capítulos se narrará con más detalle la historia de los trabajadores de la fábrica. Por ahora, se deja una constancia corta sobre algunas personas que, dirigidas por Jorge Echavarría y los técnicos de cada salón, confeccionaron las primeras telas de Fabricato en las máquinas que llegaron en 1923. Así, el primer enrollador fue Benjamín Monsalve, que vigilaba que el algodón quedara más limpio y bien enrollado. Germán Sierra fue quien trabajó la primera carda, en la que las fibras eran convertidas en cintas o mechas para pasar al proceso de estiramiento en el manuar, que en principio operó la obrera Ana Muñoz. Las primeras bobinas de la urdimbre y la trama, con los hilos ya listos, las manejó Gabriela Tamayo. Por su parte, Candelaria Fonseca se encargó de ensayar la primera urdidora, en la que los hilos eran peinados en hebras separadas. El engomador, Adolfo Lebrún, y su ayudante, Fernando Vélez, fueron los responsables de que los tejidos fueran resistentes, elásticos y uniformes. El primer telar fue operado por el técnico Joaquín Escobar y la obrera Carolina Tamayo. En los inicios de la empresa, algunos oficios o procesos técnicos todavía dependían de extranjeros; entre ellos uno de los más complejos era el teñido o satinado, que fue dirigido por Mr. Greenwood, quien al parecer no dejó una buena impresión en el director pues el día de su partida, en marzo de 1924, anotó: “El 18 partió Greenwood el tintorero a Dios gracias”.89