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Mi vida se parece a la de Frida

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El 22 de abril usted pasaba casualmente por una calle que explotó. ¿El destino le jugó chueco?

Las cosas pasan porque tiene que pasar. No sé por qué me tocó a mí, podría también preguntarme por qué no. Simplemente me tocó.

¿Es una mujer con mala suerte?

Al contrario. Siempre he sido afortunada, la vida me ha dado mucho. Me dio unos padres de los que me siento muy orgullosa. Me permitió el privilegio de elegir como pareja a un hombre en toda la extensión de la palabra. Tengo unos hijos que son mi orgullo y mi motivo para seguir viviendo. Todo esto le debo agradecer a la vida y al creador.

¿Quién sería Lilia Ruiz sin la tragedia?

La misma activa de siempre, la que no se queda quieta, aunque en otras circunstancias. Yo daba clases de primeros auxilios, de cocina, iba a correr todas las mañanas, participaba en los comités de padres de familia. En cualquier otra situación estaría dando guerra porque soy de las personas que si se quedan sentadas más de diez minutos le empiezan a hormiguear los pies. Dice Alicia mi hermana que a mí me quitaron una pierna porque me sobraba.

Hay quien piensa que hay que darle vuelta a la página.

Son aquellos a los que no les conviene que se siga recordando porque quedan muy mal parados. Otros porque no saben lo que es vivir en carne propia una tragedia. Esa gente sí puede hablar de olvido. Nosotros, aunque quisiéramos, no podemos olvidarlo, pero además no queremos porque el olvido permitiría que volviera a suceder.

¿Cómo se imagina en el 25 aniversario de las explosiones?

Me veo rodeada de muchos nietos y con más problemas físicos. Lo que me da mucho miedo es que con una sola pierna y con más años, mi vida se va a dificultar y no quisiera ser una anciana inactiva.

¿Se habrán resuelto las demandas de los afectados?

Espero que sí. Para entonces me veo con mis compañeros, la mayoría ancianos, hablando nada más de nuestras cosas y recordando lo que nos convirtió en una familia.

¿Hubo beneficiados de la tragedia?

Sí. Muchos que ni resultaron lesionados recibieron casa cuando algunos sobrevivientes hasta la fecha no la tienen. Otros, mientras estábamos en los hospitales, pedían para nosotros y ni nos enterábamos. Hubo mucha rapiña. También el pan se benefició.

¿Qué es lo más divertido que le ha pasado en su lucha?

Hemos tenido muchos momentos divertidos. Siempre que nos juntamos nos reímos y bromeamos hasta de lo que nos pasó. Eso nos ha llevado a continuar en la lucha, no nos tomamos muy en serio. Ayer le dije a una compañera: “Quítate de la ventana, no te vayas a suicidar”. Ella me dijo: “Cómo me voy a suicidar. Yo soy una rebelde sin casa, pero no sin causa”.

¿Cuál ha sido el momento más triste?

Ha habido muchos también. Cuando alguno se ha dejado convencer y manipular. La desunión, la traición, la hipocresía de algunas personas que finalmente sólo vieron por sus intereses en una lucha tan limpia.

Si fuera animal ¿cuál sería?

Un águila. Me gustaría ver desde las alturas y volar para llegar hasta donde quisiera.

¿Cuál es el objeto que más quiere?

Mi carro porque me permite andar de un lado para otro.

Cuando no es dirigente de los lesionados, ¿qué hace?

Lavo, plancho, cocino, leo mucho.

¿Qué lee?

Biografías, sobre todo de mujeres que han pasado a la historia.

¿Cuál le ha gustado más?

La de Frida Kahlo. Me atrevo a decir que su vida y la mía se asemejan en muchas cosas; sufrió la pérdida de una pierna, fue luchadora social. A su manera de pensar y de ser con los demás le encuentro semejanzas con la mía.

¿Qué epitafio escribiría para usted?

Aquí yace una persona que dedicó su vida a ayudar a los demás y que en pago recibió ayuda para ella.

Retrato hablado

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