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La entrevista como género
ОглавлениеDefiniciones de entrevistas hay tantas como personas han escrito sobre ella. Para Manuel del Arco “no es, ni más ni menos, que una conversación llevada a la letra impresa”.9
Federico Campbell afirma:
Es un diálogo entre un periodista y un sujeto transcrito en forma de preguntas y respuesta […] Este formato lo reserva para un trabajo de redacción de mayor despliegue en el que importa la personalidad y la significación social del entrevistado. La idea de mostrar por escrito cómo se fueron eslabonando las preguntas y las respuestas pretende hacer ver ante el lector cómo es el entrevistado, qué piensa y cómo razona lo que piensa; es decir, el periodista trata de hacer un retrato”.q
Para Bastenier, la entrevista es un “subgénero” periodístico al que define como “un reportaje, pero efectuado a una persona”,w y agrega: “Una entrevista es siempre una auscultación, una interpretación del personaje por medio, en gran parte, del diálogo, y si es realmente buena ha de tener bastante de análisis y de perfil. ¿Qué mejor biografía que una entrevista donde el personaje diga lo que no estaba seguro de querer decir, y tenga que convencer al periodista de que lo que dice es verdad?”.e
Jorge Halperín afirma que la entrevista “es el arte del vínculo. La más pública de las conversaciones privadas”.r Hay otras definiciones con diferentes énfasis. A mí me parece que una entrevista como género periodístico en un medio impreso puede definirse como el relato que recrea una conversación entre un periodista y otra persona en torno a un tema de interés público.
Aparecen en esta definición tres elementos clave que explicaré a continuación: relato, conversación e interés público.
A diferencia de los medios electrónicos que pueden transmitir en directo la conversación entre el periodista y su interlocutor, la prensa escrita está obligada a convertir ese diálogo oral en un texto. Esta conversión implica necesariamente una transformación porque el lenguaje oral y el escrito están sujetos a formas y reglas distintas. Como veremos más adelante, es prácticamente imposible que una buena entrevista sea una transcripción de la charla. Por esta razón, la entrevista no es la reproducción de la conversación sino el relato escrito de ésta. El trabajo del periodista consiste entonces en recrear el diálogo y no en plasmarlo tal cual. En este sentido, Bastenier sostiene que la entrevista “es el género de ficción veraz por antonomasia. Difícilmente encontraremos nada más literario, más directamente creativo que la entrevista. Las entrevistas en alguna manera se inventan todas, pero no por ello tienen que dejar de responder a la verdad”.t
El segundo elemento es la conversación. Podemos obtener información de una fuente por muchas vías: comunicados, estudios, conferencias, discursos, textos, etc. Pero lo propio de la entrevista es la posibilidad que tiene el periodista de hacer preguntas, lo que no ocurre en los otros casos.
Si las preguntas del entrevistador son buenas, llevarán al entrevistado a decir cosas que no había dicho (si ya las ha dicho, entonces la entrevista será poco periodística porque lo propio de este oficio es la novedad) o a profundizar en ellas. La entrevista permite al periodista fijar los temas de la conversación y dirigir la charla, situación que no sucede con la noticia ni con algunas crónicas donde el periodista está sujeto a lo que ocurra y no interfiere en el desarrollo de los hechos. En la entrevista, en cambio, es el periodista el que provoca que ocurran ciertas cosas que de otro modo no sucederían. Si un reportero va a trabajar la noticia sobre el informe de un alcalde, su trabajo básicamente consistirá en narrar lo que ocurre y eso que ocurre será, no única pero sí principalmente, el discurso del funcionario que es controlado por él mismo y por su equipo. En cambio, en una entrevista el alcalde no puede decir solamente lo que él quiere porque se ve “obligado” a responder las preguntas de su interlocutor.
El periodista es en este sentido una especie de representante del lector no sólo para decirnos lo que pasó sino para preguntar a quien haga falta lo que suponemos le interesa saber a una persona común. El lector no tiene posibilidad de estar en todos los lugares en donde suceden los hechos que le atañen. Si yo soy un profesor, no podré ir al Congreso para presenciar la discusión de una ley importante porque estoy a esa hora impartiendo clase. Espero entonces que el periodista vaya “en mi lugar”, me diga qué ocurre y no sólo eso, sino que además pregunte lo que yo quiero o necesito saber. El reportero sí tiene tiempo para estar allá, le pagan por eso, es su trabajo y además sabe hacerlo.
Así entra en escena el último elemento de la definición, el interés público. La entrevista, decíamos antes, es la recreación de un diálogo, pero no de cualquier conversación sino de la que sostienen formalmente un periodista y una persona sobre un asunto de interés público. Señala Campbell: “Lo específico y distintivo de la entrevista periodística es su finalidad: el entrevistador entrevista al entrevistado con el propósito de recabar información y publicarla”.y
Y eso que publican los medios que pretenden ser serios no es cualquier cosa sino información de interés general. Entendemos por interés no solamente lo que resulta atractivo, lo genera curiosidad. Hay muchas cosas que nos atraen y no son periodísticas. El interés público se refiere a lo que atañe, a lo que incumbe al lector en tanto miembro de una comunidad. Los textos periodísticos, las entrevistas en este caso, se ocupan de asuntos de actualidad que no son privados sino públicos. Por supuesto que el periodista deberá preocuparse porque su texto sea atractivo, eso se da por descontado.
Ahora bien, muchas de las entrevistas se ocupan de mostrarnos aspectos de la vida personal del entrevistado por lo que se podría pensar que estos casos contradicen lo recién dicho. Sin embargo, esa información tiene que ver con la vida comunitaria, ya sea por la trascendencia de esa persona en la sociedad, por lo que le ha ocurrido, por los hechos de los que es protagonista o porque su manera de ser y de pensar son expresiones en que se muestran el momento y la cultura de una comunidad. Dice Rosa Montero:
La entrevista siempre ha sido un género muy literario, y hay piezas periodísticas que aspiran tanto a la eternidad como un buen cuento. Son esas entrevistas que se pueden leer cincuenta años después de su publicación con el mismo interés e idéntico placer que en el momento en que fueron hechas, porque no responden a nada accidental, no se deben a la fugacidad de una noticia pasajera, sino a la sustancia misma de la vida.u