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Plano del Museo de El Cairo (Egyptologist All Musseum)

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Mientras contemplan una de las dos estatuas de Tutankamon de tamaño natural, que encontraron junto a la cámara funeraria, es una estatua de 92 centímetros de altura, es de madera con resina negra y dorada, y que se expone en la sala 45 del museo de El Cairo.

Desde entonces explica Lee a Lein, la figura de este faraón, ha fascinado al mundo, dando como fruto multitud de libros, películas y documentales sobre la vida del faraón–niño.

Finalmente se dirigen a la Sala más anhelada por el visitante del Museo, la que posee el ajuar del niño Rey Tut Ankh Amon y su máscara de oro macizo. Contemplan el trono del faraón, con muy bello detalles dorados, las tres capillas doradas o cajas de madera de cedro que contenían dentro los sarcófagos del rey, verdaderas obras de arte, una dentro de la otra. El carro de guerra y caza, con su escudos y armas, el templo canopico dorado, chapado en oro protegido por las cuatro diosas (Isis, Serket, Neftis y Neit), que contenía los vaso canopos con las vísceras disecadas del niño rey, el mueble esta erigido sobre un trineo, y su cornisa (cavetto) está repleta de cobras solares, admiran el cofre de alabastro con los cuatro vasos canopos del faraón Tutankhamon. También templete de Anubis recubierta de estuco y chapada con hojas de oro, en la que sobresale la estatua negra de Anubis.

Pero de repente, una cortina metálica se baja delante de ellos y como en cascada, todas las demás salas también fueron selladas, para que nadie saliera. Ellos aun en el pasillo, frente a la sala de la máscara, donde pueden ver el cofre de vidrio templado y blindado que la protege. Pero un detalle no se les escapa, está vacía. No es la primera vez que Thomas esta allí, Anne está muy sorprendida ¿Qué ha sucedido? Pregunta con su rostro de preocupación.

¡Nadie se mueva!, gritaban los guardias del museo, mientras otros corrían sin sentido por los pasillos.

Pronto llega la seguridad militar y los escoltan hasta el piso inferior, frente a las Estatuas gigantes de Amenofis III y la Reina Tiye.

La gente no imaginaba que pasaba, y de apoco los fueron sacando del museo por otra puerta lateral, todos sospechan que se trata de un ataque terrorista, por la forma que estaban todos los guardias en el museo. Se activo el protocolo de seguridad y todas las entradas y puertas del museo fueron cerradas, nadie podía entrar ni salir. Corrían por el Museo policías y la gente no sabía que sucedía, otros creían que se había activado el protocolo por el virus mortal Covid–19, la gente entraba en pánico.

El profesor Thomas es llevado a una sala cerrada y lo quieren separar de Anne, lo cual el impide y dice que ella es una periodista internacional invitada para la inauguración del Gran Museo y que está con él. Después de una breve espera, llega el mismísimo Director de Antigüedades Egipcias. Quien reconoce al profesor por sus continuos trabajos Egipto. Y al oído me dice:

“Lo que por tanto tiempo temíamos, finalmente ha sucedido”, Thomas no entiende el acertijo. Pero sí que es algo referido al cofre de vidrio vacio en la sala de la máscara.

Pero, una noticia que solo en podía ser obra de la magia del David Coperfied. La máscara del Rey Tut y por lo que millones de personas llegaban a Egipto cada año, ha sido robada.

La máscara funeraria de Tutankamon fue elaborada por orfebres villapresentinos entre el años 1354–1340 a. C: y se considera la pieza más conocida de todo el arte egipcio, formaba parte el ajuar funerario de la tumba del faraón Tutankamon, descubierta en el valle de los reyes en 1922, por Howard Carter en la tumba KV62.

Lo que era imposible, parece no serlo, cubierta con una caja de cristal blindada y guardada en una sala cerrada en segundo piso, con seguridad especial, pues esta pequeña mascara de solo 11 kg de oro macizo vale millones de dólares.

Parece que los años que llevaba el museo abierto lograron encontrar el modo de violarlo, la caja de cristal está vacía. La sala esta oscura, ya no hay brillo en su interior pues el reflejo de la luz no tiene donde proyectarse.

La búsqueda de la reliquia de antaño era minuciosamente buscada en cada sala y rincón del museo.

El Código

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