Читать книгу El Código - Jesús Ariel Aguirre - Страница 37

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Jamil Fahmi junto a Thomas y Anne y un grupo de la seguridad egipcia llegan Roma, por el aeropuerto de Leonardo Da Vinci Fuimichino. La comitiva se dirige, toda en autos alemanes oscuros con vidrios polarizados, encolumnados y a gran velocidad, a la cuidad del Vaticano.

En 1984, la Cuidad del Vaticano fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, por su relevancia arquitectónica e histórica. Aunque por su falta de fronteras e indicaciones y su céntrica ubicación, el Vaticano parece solo un barrio más de Roma, pero en realidad es un estado soberano. Es el país más pequeño de Europa, con solo 0,44 kilómetros cuadrados y entre sus murallas viven unas 800 personas, entre ellas el Papa y los más altos representantes del Clero. Aquí se encuentra la Santa Sede, la máxima institución de la iglesia católica. Su idioma oficial el latín aunque solo se usa en las liturgias, y hasta en los cajeros automáticos tiene la opción del idioma.

Ya no tiene el esplendor que tuvo cuando poseía los Estados Pontificios en la península de Italia.

En el año 1860 Vittorio Emanuel II se apodero de ellos y dejo a la Santa Sede solo con la posesión de Roma y bajo la soberanía del rey de la Italia unificada, no fue sino hasta 1929 que el Vaticano lograra su independencia nuevamente, tras el Tratado o Pacto de Letrán, en las negociaciones que tomo el Cardenal Pietro Gasparri, en nombre del Papa Pio XI, y el Primer Ministro Benito Mussolini.


Aun así es una lugar que mezcla la opulencia y majestuosidad, la Basílica con sus pisos de Mármoles dan testimonio de ello.

Thomas, Anne y Jamil entran caminando por la Via della Concilizione, Cruzan el Puente de Sant Ángelo, frente al Castillo del mismo nombre, con mucha historia y así llegan finalmente a la Piazza di Pietro y a la Basílica de San Pedro.

Miles de turistas la visita cada día, simplemente para disfrutar del arte que alberga o con fines religiosos. En el centro de la plaza se encuentra su gran obelisco egipcio, las dos fuentes, de las columnas y a decenas de estatuas de santos.

En la ciudad de Roma existen ocho obeliscos traídos del Antiguo Egipto y cinco de la Antigua Roma y otros más modernos. Comenta Thomas.


Este en particular fue traído desde Alejandría por orden Octavio (30 –28 a.C.) para dedicárselo a Julio Cesar. El obelisco cruzo el Mediterráneo en un barco de 80 metros que llevaba un cargo de 1.000 toneladas de lentejas. Si mucho antes que Napoleón pusiera de moda los obeliscos para embellecer las ciudades europeas.

Calígula lo hizo colocar en su circo, después conocido como el Circo de Nerón, quien torturaba a los cristianos allí, el propio Apóstol San Pedro, sufrió su martirio. Medía 40 metros de altura y pesaba 320 toneladas y es uno de los pocos que no tiene inscripciones jeroglíficas. Probablemente erigido en la Heliópolis, antigua capital del Bajo Egipto, tiempos del Faraón Amenemhet II por lo que tendría una antigüedad de 4000 años, es de granito rojo de la cantera de Asuán. En el pedestal se puede leer una dedicatoria a Augusto y Tiberio. En el año 1585 el Papa Sixto V lo mando traer a su ubicación actual en la plaza frente a la fachada de la Basílica de San Pedro, proyectada por Bernini. El lugar elegido se decidió para “ver sometidos a la cruz los monumentos de la gentilidad en aquellos mismos lugares en que antiguamente los cristianos sufrieron muerte en la cruz”. También lo hizo para celebrar el triunfo de la iglesia frente al paganismo y a la herejía. Para ello fue necesario cristianizarlo con una inscripción; con los símbolos de armas del papa: leones y tres montes y con una cruz de bronce que desde el siglo XVIII conserva la reliquia de la Santa Cruz y una fórmula mágica del exorcismo católico como protección.

Domenico Fontana creó una enorme maquina de madera para mover el obelisco. En la cima tenía una esfera que siempre se creyó contenía las cenizas de Julio Cesar. El Papa Sixto V la removió y piso en su lugar una cruz de bronce de Cristo asentada sobre una estrella. Luego en 1817 se pusieron discos de mármol en el suelo de la plaza formando la rosa de los vientos y así la sombra que proyecta el obelisco lo convierte en un reloj de sol. La sombra que proyecta el obelisco simboliza el movimiento del sol que señala al mediodía los signos del zodiaco y sobre los dos discos a los lados se observan los dos solsticios, el de invierno y el de verano.

La Basílica de San Pedro es la sede del mundo cristiano y la iglesia más importante del mundo para los católicos.

Congregaciones de todo el mundo cristiano viajan hasta El Vaticano, únicamente para ver y sentir su fe. Veras banderas de todos los países. Y para los que somos ateos, dice Thomas vemos las iglesias como un museo y una obra de arte arquitectónica, del tiempo del Emperador Constantino en el siglo V. La cúpula de la Basílica es impresiónate obra de Miguel Ángel, si no eres claustrofóbico puedes subir a ella atreves de sus escaleras y disfrutar de la vistas que sin impagables.

Para entender la maniobra detrás de este robo, es que llegan al Vaticano, un desfalco al banco ambrosiano perpetuado por un administrador sin escrúpulos, el Cardenal Botticelli está detrás, el plan robar la máscara mortuoria y venderla en el mercado negro en el sudeste asiático o en el mundo árabe que pagarían fortunas por ella. Y así recuperar el dinero perdido en la bolsa y otras inversiones poco redituables.

La inteligencia descubre el inusual interés de un Cardenal Católico en suelo Árabe, solo unido por el culto ortodoxo del país que es muy fuerte, las iglesias Coptas.

El cardenal había llegado hasta los suburbios del barrio copto del Cairo y se había reunido con un representante del culto local.

Esa es la información que tiene la inteligencia sobre datos de migraciones en cuanto a las inusuales entradas al país de Botticelli Carlos, un hombre de unos 60 años, de contextura delgada, cabellos rubios y ojos azules.

Pero no saben dónde encontrar al Cardenal Botticelli, después de discurrir por la Basílica de Santa Maria Maggiore, San Juan de Letran y San Pablo Extramuros, y en la de San Pedro, un obispo les dice que lo pueden encuentran en el Museo Vaticano.

Lein está ansiosa pues le fascina la Capilla Sixtina, sin hacer las largas colas para entrar que hacen los turistas, el obispo Rafael Marchesati los ingresa sin problemas a él por los Jardines Vaticanos que son muy bellos y mientras camina les comenta que han sido de uso exclusivo de los Papas, para su reposo y meditación, y que ahora se pueden visitar únicamente con un guía. Durante las visitas se puede apreciar varias fortificaciones medievales, edificios y monumentos que datan no menos del siglo IX, fuentes, esculturas y grutas artificiales, deleitan la vista con más de 2000 años de antigüedad.

El obispo le menciona que el Museo del Tesoro del Basílica San Pedro se accede desde el interior de la misma. Y las Grutas y Tumbas de los Papas donde esta enterrados varios de ellos, se encuentran Bajo el subsuelo de la Basílica, para entrar a ellas hay una escalera cerca del altar mayor o una entrada lateral cerca de la estatua de San Andrés.

Anne pregunta por la Necrópolis, a lo que el Obispo Rafael le dice que es uno de los lugares más difíciles de visitar en Roma, aunque se puede hacer con un grupo muy reducido y con reserva con mucho tiempo de antelación. Cuando Nerón quemo Roma en año 64, ejecuto a muchos cristianos murieron y San Pedro se encontraba entre ellos, y fueron enterrados en la Via Cornelia y en el año 319 el Emperador Constantino mando edificar la basílica en este lugar. Esa basílica fue la base de la actual Basilia de San Pedro. La Tumba de San Pedro esta a un nivel más abajo y se desciende hasta 11 metros. En la Necrópolis hay 22 mausoleos y justo bajo el actual altar papal, esta la tumba del apóstol San Pedro, en una pequeña plazuela, marcada con la letra P.

En los Museos Vaticanos hay un montón de tesoros comenta Thomas y hacer una selección de las obras de arte más importantes no es tarea fácil. Ya que son la suma de miles de obras de arte recogidas por la iglesia Católica Romana durante más de cinco siglos.

La base de los Museos Vaticanos se produce en el año 1503, cuando el Papa Julio II dono su colección de estatuas clásicas para adornar el Patio del Palacio de Belvedere que luego se unió al Palacio de los Papas, familias adineradas italianas fueron aumentando la colección durante otros papados y en 1774 el Papa Clemente XIV y más tarde el Papa Pio IV, crean el Museo Pio–Clementino, para acoger la colección de escultura clásica, cuando nacen los Museo Vaticanos propiamente dichos.

En los Museos Vaticano hay colecciones de arte antiguo (egipcios, griego, romano…), colecciones de grandes artistas como Miguel Ángel o Rafael. Documentos y objetos históricos, colecciones de arte contemporáneo, edificios pontificios y jardines.

Podemos dividir los Museos Vaticanos en museos y en capillas o apartamentos pontificios, en las que destaca la Capilla Sixtina.

Finalmente el obispo Rafael Marchesati llega a la puerta del Museo, les da un mapa y se retira. Todos se miran y empiezan la búsqueda del Cardenal Botticelli, que les dijo estaría en el Museo Gregoriano Egipcio.


Después de subir por la rampa de acceso al Museo se dirigen al Gregoriano Egipcio.

Jamil toma el mapa y fácilmente se ubica en el lugar.


Al llegar el Museo Gregoriano Egipcio se encuentra al principio del recorrido y consta de 9 salas (las 3 últimas están dedicadas a Oriente Próximo) y la Salida al Patio de la Piña. Está dedicado a los monumentos que llegaron de Egipto a Roma, para decorar palacios, santuarios y edificios.

Destacan:

– La estatua de Osiris–Antinoo.

– Entre las estatuas de granito la Reina Tuia, madre de Ramsés II.

– El sarcófago de la Reina Heteferes.

– Mascara de una momia.

– Torso del faraón Nectanebo I (380 a 362 a.C)

– El Patio de la Piña, con la enorme piña de bronce de 4 metros, del siglo I que fue encontrada en las Termas de Agripa, y la esfera central que representa al planeta tierra. Todos quedan atónitos por las fachadas de esta parte del museo de tres plantas.


Allí está el Cardenal, a quien saludan cortésmente y se presentan, el Cardenal responde el saludo aunque un poco con desconfianza en su mirada, no entiende para que estén ahí. O si y con recelo en sus ojos los mira fijamente.

Jamil Fahmi le informa que sabe de su interés por el arte egipcio y sus recientes visitas a El Cairo. A lo cual el Cardenal, vestido con su traje característico, le cuenta de su relación con las iglesias coptas en Egipto.

Después de intercambiar palabras él les invita a seguir recorriendo las otras partes del museo y se ofrece como guía mientras hablan.

Le cuenta que el nombre de Museo Gregoriano Egipcios, se debe precisamente, al Papa Gregorio XVI, quien en 1839 decide reconvertir en salas, una serie de habitaciones del apartamento de retiro de Pio IV, situado en el Palacete del Belvedere de Inocencio VIII.

Y que el Padre Luiggi Maria Ungarelli (1779–1845), quien era un eminente egiptólogo, discípulo de Rossellini y pionero de la egiptología egiptología italiana, quien uso distintos elementos decorativos y arquitectónicos con inspiración exótica que recordaban al Nilo, y se nutrió de muchas antigüedades egipcias que ya estaban en Roma.

Estas otorgan a la colección un carácter peculiar y son posiblemente las obras más emblemáticas que alberga, llamando atención por su estética de fusión entre las tradiciones romanas y las egipcias. Son de hecho piezas que ornamentaron la urbe de los emperadores y la Villa Adriana en Tripoli.

También destacan una colección de ushebtis (algo que le interesa a Thomas y casi por lo único que acepto venir al Vaticano), relieves y estelas.

El cardenal los pasea por las diferentes salas:

– Sala I. Reperti epigrafici (Restos Epigráficos ordenados de izquierda a derecha por orden cronológico a partir del Antiguo Reino, destaca la Estela de la Reina Hatshepsut y el Naoforo Vaticano).

– Sala II. Costumi funerari dell´antico Egitto (Trajes Funerarios del Antiguo Egipto es una sala verdaderamente única, que exhibe trajes funerarios resguardados con sus respectivas momias que ocupan el centro de la sala, en una representación de la venerada “casa de laeternidad”).

– Sala III. Ricostrumizione del Serapeo del Canopo di Villa Adriana a Tripoli (Reconstruccion del Serapeum del Canopus de Villa Adriana en Tripoli, contiene frescos de motivos exóticos, destacan las estatuas de Osiris–Apis y Osiris–Antinoo).

– Sala IV. L´Egitto e Roma (en esta sala se pueden contemplar una colección de estatuas de los siglos I, II y III de producción romana pero con gran influencia egipcias, como la estatua del Dios Anubis).

– Sala V. Statuario (es la conocida Sala del Hemiciclo que contiene un amplio estuario proveniente de las excavaciones llevadas a cabo en Roma y sus alrededores, la más destacadas son el Coloso de Tolomeo II y Arsione II).

– Sala VI. La Collezione Carlo Grassi (Colección de Carlo Grassi se trata de un conjunto de estatuas realizadas en bronce de los siglos IV al X a. C., asi como el famoso Libro de los muertos).

– Sala VII. Alesandria e Palmira (Alejandria y Palmira es una sala que como su nómbrelo indica reúne restos de época helenística y romana de estas dos ciudades).

– Sala VIII. Antichita del Vicino Oriente Antico (Antiguedades de Oriente Próximo Antiguo aquí las protagonistas son las armas de combate y otros utensilios de defensa provenientes de Siria y Mesopotamia).

– Sala IX. Rilieve e iscrizioni dei palazzi assiri (Relieves e inscripciones de los palacios asirios está dividida en cuatro secciones cada una de ellas dedicada a una soberano asirio, que en un tiempo también dominaron Egipto).

Le comenta que el interés de los papas por las obras de Egipto estaba relacionado al rol fundamental atribuido a este país con las Sagradas Escrituras en la Historia de la Salvación.

(Que van desde el tiempo en que José y sus hermanos, hijos de Jacob, llegaron a Egipto, la rebelión de Moisés y sus disputas con el faraón, hasta la estancia de Jesús después de su nacimiento en Egipto y finalmente el exilio de los discípulos de Jesús tras la persecución romana, que hizo que habitaran todo el vasto territorio del Nilo hasta Asuán, testigo de ello son los manuscritos coptos o gnósticos, encontrados en Nag Hammadi, Egipto y como consecuencia todas las iglesias coptas que hoy hay en Egipto todavía).

Las salas están divididas por un semicírculo abierto hacia la terraza que cuenta con numerosas esculturas como habréis visto, dice el cardenal.

Museo Gregoriano Etrusco, les dice que el museo está en el antiguo Palacete del Belvedere del Papa Inocencio VIII y está adornado con los frescos de Barocci y Zuccari.

Destaca la joya de oro (pectoral) y el trono, cama y carro de bronce entroncados en la tumba de Regolini–Galassi en Cerveteri (650 a.C.).

Museo Pio–Clementino, fue el primer Museo Vaticano y sigue siendo unos de los más importantes del Museo.

Destaca la escultura de Laocoonte y sus hijos, copia romana del siglo I de un original griego. Le dice es una de sus favoritas, por su expresividad y sensación de movimiento.

Apolo de Belvedere, También copia romana del siglo II. Torso de Belvedere una de las obras más conocidas de los Museos Vaticanos y el sarcófago de Helena de Constantinopla, siglo IV.

Siguen al Museo Chiaramonti con más de 1000 piezas, esculturas romanas y una de las colecciones más importantes de retratos romanos, esculturas de dioses y piezas funerarias.

La Galería Lapidaria, con 3000 piezas.

Museo Braccio Nuevo, una galería muy iluminada en la que sobresale la escultura de Nilo.

Siguiendo las esculturas romanas atravesamos un largo pasillo que comienza la Sala de la Biga, en ella se destaca una monumental figura de mármol de un carro tirado por dos caballos, realizado en el siglo I d.C.

Continúa por la Galería de los Candelabros, su nombre es porque contiene enormes candelabros de mármol que combinados con enormes columnas delimitan esta elegante estancia.

Seguimos por la Galería de los Tapices (Galleria degli Arazzi), en la que se aprecian flamencos tejidos por discípulos de Rafael en 1523.

La Galería de los Mapas Cartográficos, donde 40 frescos de mapas de las posesiones de la iglesia de la época el Papa Gregorio XIII en 1580, su techo muy bello recuerdan a la Opera Garnier de Francia o al propio palacio de Versalles.

Las Estancias de Rafael, fueron los aposentos elegidos por el Papa Julio II, decorados magistralmente. Contiene varias salas:

– Sala de Constantino, en honor al Emperador, su bautismo y batallas.

– Sala de Heliodoro, una representación política de momentos históricos del Antiguo testamento hasta la época medieval, como la misa Bolsena o la liberación de San Pedro.

– Sala de Sello o de la Signatura, aquí están los frescos más importantes de Rafael. Pretenden presentar las categorías máximas del espíritu humano: La Verdad, el Bien y la Belleza. La Verdad sobre natural se plasma en la Disputa del Santísimo Sacramento y la Verdad racional en la Escuela de Atenas. El Bien se expresa en Las Virtudes Cardinales y Teologales y la Ley. Por si parte, la Belleza se ve en el Parnaso con Apolo y La Musas.

Entre todas las obras destaca La Escuela de Atenas, para muchos su obra maestra.

Se puede observar los filósofos mas celebres de la antigüedad. En el centro, con el dedo hacia arriba, esta Platón y a su lado Aristóteles. Vemos a Pitágoras, Diógenes en los peldaños Heráclito escribiendo, Zoroastro con un globo celeste y Tolomeo con el terráqueo. Lo más curioso dice Thomas es algunos filósofos tiene la cara de Miguel Ángel, Leonardo y Bracamonte y Rafael se autorretrata a la derecha con el gorro.

Todos contemplan la pintura estupefactos con mucho detenimiento.



– Sala del Incendio del Borgo, pintada en tiempos del Papa León X, los frascos ilustran vivencias del papado como la Coronación del Carlomagno, Justificación de León III, Incendio del Borgo y Batallas de Ostia.

Capilla Nicolina, debe su nombre al Papa Nicolas V, con pinturas del Fran Angélico, probablemente su mejor obra y la cumbre del “humanismo cristiano”.

Apartamentos Borgia, se trata de las habitaciones que utilizo el Papa Alejandro VI Borgia y que fueron decoradas por Pintericchio.

En los aposentos y otras 55 salas que van hasta la Capilla Sixtina, con gran Colección de Arte Contemporáneo inaugurados en 1973 por el Papa Pablo VI.

Más de 800 obras como:

– La Anunciacion de Dali

– La Piedad de Vangh

– La Viergen y el elefante de Matisse

– Cristo y el pintor Chagall.

El cardenal Botticelli se hace el distraído y se retira después de ser llamado por un asistente. Anne entra a la Capilla Sixtina.

La Capilla Sixtina, es una sala espectacular, con frescos incluibles de Miguel Ángel difícil de explicar con palabras. Fue el Papa Julio II quien contrato al gran artista Michelangelo Bounarrotti para que pintara El Juicio Final en el Altar Mayor.

Lo que más destaca de las pinturas de todo el techo son las nueve historias del Génesis, escenas de Salvación del Antiguo Testamento, profetas y antepasados de Jesús.


Maravillosa, única, perfecta así describe Anne el techo de la Capilla Sixtina.

Y con un croquis empieza a detallar a los de más lo que ven.

Las 9 escenas del Génesis ocupan la parte central del altar hasta la entrada a la puerta de la Capilla.


1. Dios separa la luz de las tinieblas

2. Creación del sol y la Luna

3. Separación de la tierra y las aguas

4. Creación de Adán (la escena más famosa)

5. Creación de Eva

6. Pecado original

7. El Sacrificio de Noé

8. El diluvio Universal

9. Embriaguez de Noé

La representación de las Sibilas (profetizas) y profetas se alterna en los rectángulos del perímetro:

Profetas:

18. Jonas

19. Jeremias

20. Daniel

21. Ezequiel

22. Isaias

23. Joel

24. Zacarias

Sibilas:

25. Sibila Persa

26. Sibila Persa

27. Sibila de Cuma

28. Sibila Eritrea

29. Sibila délfica

En las 4 esquinas laterales están las escenas de la Salvación del Antiguo Testamento:

30. Castigo de Amón

31. Moisés y la Serpiente

32. David y Goliat

33. Judith y Holofermes

Y en los Triángulos están representados los Antepasados de Jesús.

El Código

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