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Cómo reaccionan los hombres cuando las mujeres necesitan hablar

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Cuando las mujeres hablan acerca de los problemas, los hombres habitualmente sienten rechazo. Un hombre supone que ella le está hablando de sus problemas porque lo considera responsable. Cuanto más problemas haya, más censurado se siente él. No se da cuenta de que ella habla para sentirse mejor. Un hombre no sabe que ella se sentiría satisfecha si él simplemente la escuchara.

Los marcianos hablan de los problemas sólo por dos razones: o bien para echarle la culpa a alguien o bien para buscar un consejo. Si una mujer se siente realmente perturbada, un hombre supone que le está echando la culpa a él. Si parece menos perturbada, entonces supone que le está pidiendo un consejo.

Si él supone que ella está pidiendo un consejo, adopta entonces su papel de “arréglalo-todo” para resolver sus problemas. Si supone que le está echando la culpa a él, saca entonces a relucir su espada para protegerse del ataque. En ambos casos, le resulta difícil escuchar.

Si él ofrece soluciones para los problemas de ella, ésta sigue hablando acerca de más problemas. Después de ofrecer dos o tres soluciones, él espera que ella se sienta mejor. Esto ocurre porque los marcianos se sienten mejor con las soluciones, siempre que hayan solicitado que se les ofrezca una solución. Cuando ella no se siente mejor, él siente que sus soluciones han sido rechazadas y no se siente apreciado.

Por otra parte, si él se siente atacado, comienza entonces a defenderse. Piensa que si se explica, ella dejará de echarle la culpa. Cuanto más se defiende, sin embargo, más perturbada se siente ella. El no se da cuenta de que ella no necesita explicaciones, sino que él comprenda sus sentimientos y la deje hablar acerca de más problemas. Si él es razonable y escucha, unos momentos después de quejarse de él, ella cambiará de tema y hablará también de otros problemas.

Los hombres se sienten también particularmente frustrados cuando una mujer habla de problemas respecto de los cuales él nada puede hacer. Por ejemplo, cuando una mujer se encuentra tensa podría quejarse de lo siguiente:

 “No me pagan lo suficiente en el trabajo.”

 “Mi tía Louise se está enfermando cada vez más, cada año se enferma más.”

 “Nuestra casa no es suficientemente grande.”

 “Esta es una estación tan seca. ¿Cuándo volverá a llover?”

Una mujer puede hacer cualesquiera de los comentarios arriba mencionados como una manera de expresar sus preocupaciones, decepciones y frustraciones. Tal vez sepa que nada puede hacerse para resolver esos problemas, pero para encontrar alivio necesita hablar de ellos. Se siente apoyada si el que la escucha responde a su frustración y decepción. Sin embargo, puede llegar a frustrar a su pareja masculina a menos que éste entienda que ella sólo necesita hablar y luego se sentirá mejor.

Los hombres también se impacientan cuando las mujeres hablan de los problemas con lujo de detalles. Un hombre supone erróneamente que cuando una mujer habla así, dichos detalles resultan necesarios para que él encuentre una solución para sus problemas. Este lucha por encontrar su pertinencia y se torna impaciente. Nuevamente no se da cuenta de que ella no le está pidiendo una solución sino su atención y comprensión.

Además, a un hombre le resulta difícil escuchar porque supone erróneamente que existe un orden lógico cuando en realidad ella pasa sin ton ni son de un problema a otro. Después de compartir tres o cuatro problemas, él se siente muy frustrado y confundido al tratar de relacionar lógicamente dichos problemas.

Otra razón por la que un hombre puede ofrecer resistencia a escuchar es su búsqueda de fundamento. No puede comenzar a formular su solución hasta que no sepa el resultado. Cuanto más detalles le ofrece ella, más frustrado se siente él mientras escucha. Su frustración disminuye si puede recordar que ella se beneficia enormemente al hablar acerca de los detalles. Si él logra recordar que hablar en detalle la hace sentir mejor, entonces puede relajarse. Así como un hombre se siente realizado al descubrir los detalles intrincados de la solución de un problema, una mujer se siente realizada al hablar de los detalles de sus propios problemas.

Así como un hombre se siente realizado al descubrir los detalles intrincados de la solución de un problema, una mujer se siente realizada al hablar de los detalles de sus propios problemas.

Una mujer puede facilitarle un poco las cosas a un hombre si le comunica de antemano el final de la historia y luego retrocede y le da los detalles. Evite mantenerlo en suspenso. Las mujeres gozan comúnmente con el suspenso, porque éste le brinda más emoción al relato. Otra mujer puede apreciarlo, pero un hombre puede sentirse frustrado.

El grado en que el hombre no entiende a una mujer es el grado en que la rechazará cuando ella hable de sus problemas. A medida que un hombre aprende a satisfacer a una mujer y a proporcionarle apoyo emocional, descubre que escuchar no es tan difícil. Más importante aún, si una mujer puede recordarle a un hombre que sólo quiere hablar de sus problemas y que él no tiene que resolver ninguno de ellos, eso puede ayudar a relajarlo y a que él escuche.

Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus

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