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La vida en Venus
ОглавлениеLas venusinas tienen valores diferentes. Valoran el amor, la comunicación, la belleza las relaciones. Dedican mucho tiempo a respaldarse, ayudarse y estimularse mutuamente. Su sentido de la personalidad se define a través de sus sentimientos y de la calidad de sus relaciones. Experimentan la realización a través de la participación y las relaciones.
El sentido de la personalidad de una mujer se define a través de sus sentimientos y de la calidad de sus relaciones.
En Venus todo refleja estos valores. En lugar de construir autopistas y grandes edificios, las venusinas se preocupan más por vivir juntas en armonía, comunidad y cooperación afectuosa. Las relaciones son más importantes que el trabajo y la tecnología. En la mayoría de los casos, su mundo es opuesto a Marte.
No llevan uniformes como los marcianos (para exhibir su competencia). Por el contrario, gozan poniéndose ropa distinta todos los días, según la manera de sentirse. La expresión personal, en especial de sus sentimientos, resulta muy importante. Pueden incluso cambiarse de ropa varias veces por día a medida que cambia su humor.
La comunicación tiene una importancia fundamental. Compartir sus sentimientos personales es mucho más importante que alcanzar objetivos y éxito. Hablar y relacionarse entre sí es una fuente de enorme realización.
Esto no puede ser fácilmente comprendido por un hombre. Puede acercarse a la comprensión de la experiencia femenina de compartir y relacionarse comparándola con la satisfacción que siente cuando gana una carrera, alcanza un objetivo o resuelve un problema.
Las mujeres, en lugar de orientarse hacia determinados objetivos, se orientan hacia las relaciones; se muestran más preocupadas por expresar su bondad, su amor y su cuidado. Dos marcianos van a almorzar para analizar un proyecto o la posibilidad de alcanzar un objetivo; tienen un problema que resolver. Además, los marcianos consideran el hecho de ir a un restaurante como una eficiente manera de resolver el tema de la alimentación: sin compras, sin cocinar y sin lavar los platos. Para las venusinas, el hecho de ir a comer con una amiga constituye una oportunidad para alimentar una relación a fin de brindar y recibir apoyo. La conversación de las mujeres en un restaurante puede ser muy abierta e íntima, casi como el diálogo que se produce entre el terapeuta y un paciente.
En Venus, todos estudian psicología y poseen por lo menos un doctorado en asesoramiento. Todos están muy involucrados con el crecimiento personal, la espiritualidad y todo lo que pueda estimular la vida, la salud y el crecimiento. Venus está cubierta de parques, jardines orgánicos, centros comerciales y restaurantes.
Las venusinas son intuitivas. Desarrollaron esta capacidad a través de siglos de anticipar las necesidades de los demás. Se enorgullecen de mostrarse consideradas con las necesidades y los sentimientos de los otros. Un signo de gran amor es ofrecer ayuda y asistencia a otra venusina sin que se lo pidan.
Como probar su competencia no es algo tan importante para una venusina, ofrecer ayuda no es tan ofensivo y necesitarla no constituye un signo de debilidad. Un hombre, sin embargo, puede sentirse ofendido porque cuando una mujer ofrece un consejo, él siente que ella no confía en su capacidad para lograrlo por sí mismo.
Una mujer no tiene idea de esta sensibilidad masculina, porque para ella el hecho de que alguien le ofrezca ayuda constituye sólo un hecho más en su vida. La hace sentir amada y estimada. Pero ofrecer ayuda a un hombre puede hacerlo sentir incompetente, débil e incluso no amado.
En Venus, dar consejos y sugerencias es un signo de solicitud. Las venusinas creen firmemente que cuando algo funciona siempre puede funcionar mejor. Su naturaleza es querer mejorar las cosas. Cuando se preocupan por alguien, señalan libremente qué cosas pueden mejorarse y cómo hacerlo. Ofrecer consejos y expresar una crítica constructiva constituye un acto de amor.
Marte es muy diferente. Los marcianos se orientan más hacia las soluciones. Si algo funciona, su lema es “no lo cambies”. En ese caso, su instinto lo impulsa a dejar todo tal como está. “No lo arregles a menos que esté descompuesto” representa una expresión común.
Cuando una mujer trata de mejorar a un hombre, éste siente que están tratando de “arreglarlo”. Recibe el mensaje de que está roto. Ella no se da cuenta de que sus solícitos intentos de ayudarlo pueden llegar a humillarlo. Ella piensa en forma errónea que simplemente lo está ayudando a crecer.